domingo, 30 de junio de 2013

La fiesta. 150 palabras: baile, sobre, maleficio

La fiesta del inicio del verano se celebraba cada año junto a la Gran Fontana. Las mujeres preparaban con ilusión sus vestidos para el baile, sus peinados y joyas. Los hombres se encargaban de engalanar el lugar con luces de todos los colores. Los niños ayudaban a hacer las tartas recolectando la materia prima. Encontrar un sobre de azúcar entero era todo un triunfo.

Pero este año sería distinto. La fuente estaba seca y a su alrededor se erigían grandes tubos de acero infranqueables. Los diminutos mayores del reino creían que su pueblo era víctima de un terrible maleficio. Y tenían razón.

Meses atrás, los humanos decidían el inicio de las obras que iban a cambiar por completo la fisonomía del edificio.


viernes, 28 de junio de 2013

El diminuto habitante del centro comercial



Como su propio nombre indica, el diminuto es un ser pequeño, muy pequeño, como garbancito, como un liliputiense o un gnomo del bosque. Diría que incluso más. Tan mínimo que nadie ha logrado verlo jamás. Es algo parecido a los gamusinos, a los que nunca se logra encontrar cuando se les busca. Pero, a diferencia de ellos, haberlos haylos.

Vive en los centros comerciales, en pequeños grupos familiares de unos cinco o seis individuos. Se alimenta de los restos de azúcar de los sobres de los cafés, de las migas de pan que caen bajo las mesas y, a veces, de las hojas de las plantas que adornan las terrazas. Cuentan que alguna vez ha hecho desaparecer trozos de los bocadillos de los niños que no son de Nocilla. Para hacerles un favor, más que nada. Los niños son su debilidad, al contrario que los adultos. 

Al caer noche y las persianas de las tiendas, las familias de diminutos salen de su rincón para visitar a otras familias de diminutos que viven en otras plantas del centro o en agujeros lejanos a los que les cuesta llegar caminando. Unas dos veces al año celebran una gran fiesta junto a la fuente central, el lugar más pintoresco del edificio.

Aunque nunca haya sido visto, sus andanzas han sido sentidas por un número considerable de personas que osan entrar en su territorio haciendo gala de la inconsciencia más absoluta. 

Es un ser perverso, maquiavélico si cabe. Siempre dispuesto a doblegar las voluntades humanas de la manera más ruin y despiadada.

Los humanos, cegados ante las luces de colores de los escaparates y sordos por las estridencias musicales de las marcas, ignoran por completo que sus mentes son abducidas por los diminutos en cuanto traspasan el umbral de las puertas automáticas.

Y así, se ha dado el caso reciente de una mujer  que iba buscando  una camiseta blanca sencilla con aspecto vintage a ser posible por cuatro duros y salió de allí con una bolsa que contenía una falda negra de lentejuelas rebajada, una camisa de “nueva colección” y por lo tanto no rebajada, un vestido playero y alguna otra prenda más que no tenía previsto tener en su armario. Y por supuesto, sin rastro de camiseta blanca. Mientras, un diminuto la miraba de reojillo y, sin querer, dejaba escapar un lágrima de risa.

Seguiremos informando de las aventuras y desventuras de estos aliados del mal, lugartenientes del capitalismo y enemigos acérrimos de los armarios empotrados de los minipisos.

Cualquier parecido con la película de Arrietty o con los libros de Terry Prattcher es pura inspiración.

miércoles, 26 de junio de 2013

AZ de la maternidad. Con H de Herida

Herida antes de la maternidad era eso que me hacía al depilarme la piernas con cuchilla para estar impecable ante una cita inesperada un martes cualquiera. Cuando era posible que alguien pasara por la puerta de tu casa y te pegara un toque al telefonillo y tú dijeras, "dame quince minutos" y que luego fueran cuarenta. Y salieras con cualquier cosa negra, dos brochazos de colorete y un chiribiri recorriéndote las piernas que para qué.

Herida era como me sentía a los veintitantos cuando una supuesta amiga quería convertirse en simple conocida o una aspirante a tu círculo íntimo se esfumaba un buen día sin decir adiós.

Herida creí estar cuando me dejaron mis ex-novios sin sospechar que me hacían un favor.

Herida estaba aquellos años que el espejo fruncía el ceño y me miraba con desdén por un "quítame allá esos quilos".

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Herida es ahora una cicatriz rechula que luzco en la tripa por debajo del ombligo, esa frontera entre mi vida de no madre y la de ahora. Esa línea que una vez fue la ventana por la que L. gritó al mundo que había venido a quedarse un rato, provocando en mí un pedazo de emoción enorme que traspasó las paredes del quirófano y del hospital y se escapó por la ventana ascendiendo hasta el cielo como uno de esos barridos que hacen en las películas: Madrid, España, Europa, el Planeta Tierra, el Sistema Solar, el Universo.

Herida es hoy ese arañazo que sólo una tirita de princesas puede curar. Si no hay tirita disponible, la canción del "Sana, sana, culito de rana, si no se cura hoy, se cura mañana" es mano de santo.

Herida es cómo me siento cuando las heridas son ellas, cuando otros les hacen daño y veo que la situación escapa a mi control. En esos momentos me gustaría meterlas en una búrbuja de cristal blindado del mundo.

Herida toma una nueva dimensión con el concepto de herida primaria de los niños adoptados. Algo así como el dolor que sienten y sentirán siempre por haber sido separados de su madre biológica. Aunque fuera a la media hora de nacer y en teoría no recuerden nada.

Un tema interesante y, de nuevo, peliagudo que necesito investigar más. Un libro más pendiente de ser devorado. Cuando lo haga y lo mastique lo contaré por aquí.


martes, 25 de junio de 2013

Cuidado, se me ha colado un niño en la agenda




Hay algo que no funciona en las cabezas pensantes de las altas esferas. Esos que deciden sobre calendarios laborales y escolares. Sobre horarios de entrada y salida, reuniones de padres de alumnos y reuniones de seguimiento de proyectos. Esos cerebros clarividentes que creyeron ser muy inteligentes cuando idearon este sistema en el que andamos inmersos.

Es muy normal que colegios y oficinas empiecen a la misma hora. Las nueve de la mañana. A quien se le ocurrió semejante cosa pensaba claramente con la cabeza (de ajos) cuando lo ideó. Según él, porque una mujer dudo que fuera, o los niños deberían ir solos al cole desde los 3 años o los padres y madres llegar tarde todos los días jugándose el pellejo por la carretera. O, menos mal que también alguien pensó en ello, llamamos a los abuelos, pagamos una persona que los acerque o les llevamos a ese invento llamado los Primeros de la mañana. Hordas de niños dormidos que toman su vaso de leche con nata asquerosa más galletas en el colegio y a las 8:15 de la mañana ya están pegando saltos en el patio. Todo muy normal.

Al igual que es muy lógico que los coles (públicos) acaben a las 16 horas y los horarios de oficina se extiendan hasta las 18 horas habitualmente. O eres funcionario, o ama/o de casa, o te escapas de la ofi antes y sigues currando desde el salón (si te dejan), o estás en el paro o de nuevo tiras de abuelos/vecinos/tíos/asistentas/au pairs o el sursum corda. Todo muy lógico.

Los padres y madres que tenemos la suerte de trabajar, temblamos cada vez que nos llega el menú del comedor mensual con unas letras que dicen: Bank holiday, en inglés por aquello del bilingüismo. Que menos mal que nosotros nos quedamos con esta palabra cuando estudiamos. Aun así, un viernes de Dolores (el que va antes de Semana Santa) mi hija de 3 años y yo aparecimos en la puerta del cole creyendo que habíamos despertado en uno de esos sueños en los que ha ocurrido algo terrible y la humanidad ha desaparecido.

También se nos cae el alma a los pies cuando vemos esa circular de Tutoría avisando de una inminente reunión a las 12:30 de la mañana, hora muy práctica y perfectamente comprensible para nuestros jefes. Pedirte tres mañanas mínimo por hijo al año para ir a la reu del cole es algo totalmente entendible, que no causa ningún tipo de estupor en la empresa. Tú lo pides y sanseacabó. Nadie te mira mal ni te obliga a recuperar esas horas después con intereses. Y si no vas, alegando que tienes mucho trabajo, no te preocupes. El profesor o profesora de tu hijo te entenderá perfectamente y hará todo lo posible porque la información te llegue a casa. JA. Y un cajón de pato.

Llega el verano y, tras haber hecho de funambulista en Navidades y Semana Santa más las fiestas de guardar… eso… que… ¡LLEGA EL VERANO! Este momento, junto al mes del cumpleaños de mis hijas, es el periodo del año que más cerca estoy de hacerme ermitaña y mudarme a Las Alpujarras.

Primero cuadra las vacaciones en el trabajo y encájalas como puedas con las de Marío. Después haz lo propio con las de tus hermanos y padres para coincidir unos diítas juntos en alguna parte. Cuando ya has conseguido tamaña proeza, rómpete los sesos o el bolsillo para “colocar” a las nenas de alguna manera. Que nadie piense que considero a las niñas un estorbo ni nada similar ni, por supuesto, que me gustaría que los colegios no cerraran en vacaciones (¿o sí?). Es que literalmente has de colocarlas, dejarlas en un sitio adecuado, donde las cuiden y las entretengan mientras tú te pasas el día de reunión en reunión, escribiendo mails, redactando informes, visitando clientes. Esas cosas importantes de mayores.

Una de dos. O tienes un pastón que te pasas y te pides una excedencia en verano o, en su defecto, te permites el lujo de llevarlas a chupendilerendis campamentos donde parece, por lo que cuestan, que les cocina el Bulli y les da clase Ara Malikian. O intentas por todos los medios encontrar una solución razonable a los casi dos meses de asueto en los que tú no tendrás vacaciones y ellos sí.

No voy a enumerar todas las opciones posibles porque ya lo hizo mi admirado Moi de Mis dos Monstruitos aquí. Tan sólo quiero dejar constancia de las dos mejores que he encontrado yo, por si a alguien le sirven de ayuda y le inspiran, aunque ya será para el año que viene dadas las fechas, lo siento, se me ha pegado el arroz de esta entrada:

1. Campamentos urbanos del Ayuntamiento de Madrid o también llamados Centros abiertos.
2. Contratar una au pair.

Sobre la primera opción, obviamente sólo apta para madrileños aunque creo que existen iniciativas similares en otros lugares, tengo mucho que decir. Desde que los descubrí hace cuatro años hasta hoy han cambiado mucho y no precisamente para bien. El príncipe se convirtió en rana por arte de crisis, recortes, caradura o llámalo equis. Aun así, sigue siendo una de las posibilidades menos mala.

Se trata de una iniciativa organizada por el Consistorio de la capital que tiene lugar en algunos colegios públicos en verano y vacaciones en general. Los niños disfrutan de varias actividades preparadas para su divertimento, muy bien organizadas, con monitores de tiempo libre que les cuidan y animan en sus juegos e iniciativas. Tienen comedor y servicio de desayuno. En horario de 7:30 a 15:30. A veces hacen excursiones y van a la piscina una vez por semana. Encima, el año pasado eran bilingües. Lo mejor de todo era el precio. Costaban una media de unos 50 euros la quincena, es decir, se pagaba la comida de comedor únicamente. 

Era un auténtico privilegio optar a una plaza. En años anteriores se hacía un sorteo de una letra y, a partir de la misma y hasta cubrir las plazas, entraban todos los niños cuyo apellido comenzara por dicha letra y siguientes. Durante tres años tuvimos la suerte de que admitieran a las niñas. Los dos primeros sólo a la mayor, porque la peque iba a la escuela infantil todavía.

Este año, algún gurú del Ayuntamiento tuvo la brillante idea de modificar el procedimiento. Primero, informatizó todo. Esto que, a priori parece una idea fabulosa, fue un auténtico infierno. Imposible para muchas familias solicitar plaza por Internet, había un error en el sistema que impedía avanzar llegados al último paso del formulario. Que digo yo que ya se podía haber fastidiado el invento al principio y nos ahorrábamos un tiempecito.
Por teléfono nosotros tampoco tuvimos suerte. Después de varias llamadas durante diferentes días, una chica muy maja del 010 me comentó que había un error de censo en mis datos. Al parecer mis hijas figuraban empadronadas en casa solas. Y nosotros también solos, por separado. Éramos un matrimonio sin hijas y ellas dos niñas que vivían por su cuenta, en la misma casa. Raro, raro, raro. 

Total que había que ir en persona a solucionar el entuerto y para ello pedir cita previa. El único sitio en el que me daban la cita antes de expirar el plazo de solicitud era atomarporichi de mi casa o mi trabajo y a una hora intempestiva. 

Allá que me fui para que la simpática funcionaria me contara que el error no era algo que ella pudiera solucionar, que lo llevaban desde informática, que es un departamento que sólo trabaja de mañanas y ya hasta el día siguiente, que era el último, no se podía hacer nada. 

Los eficientes técnicos informáticos finalmente solucionaron el despropósito de dos menores independizadas antes de tiempo y una teleoperadora del 010 me llamó para darme de alta a las niñas por fin, con tan mala memoria que olvidó darme el número de expediente, un número importantísimo que definía la diferencia entre obtener plaza y no.

Antes, el sistema para comunicarnos si nos aceptaban o no era la publicación de unas listas larguísimas con los nombres y apellidos de todos los niños admitidos. Fácil y transparente. Ahora, la novedad consiste en que te envían un SMS a tu móvil para decirte si sí o si no. En ningún sitio se publican listas ni nada similar. Y si el SMS no te llega, tienes que llamar a preguntar. 

Cuando llamas te piden el importantísimo número de expediente que la amable señora se olvidó de darte y vuelta al lío. “Tiene usted que ir en persona al Ayuntamiento”. Y allá que vuelvo a pisotear a Dukan comiendo un bocata delante del ordenador y me presento a la hora de la siesta en la Oficina Municipal. “Por favor, su número de expediente”. Perdóname bonita, me repito para mis adentros ... esto ... ¿qué acabo de decir? “Ah pues si no lo tiene, llame al 010 para pedirlo”. Salí de allí con ganas de cortarme las venas mientras buscaba la cámara oculta, y en esas estaba que me calló un chaparrón del quince y me quedé hecha una sopa. Esto no es relevante, lo cuento para añadir dramatismo a la historia.

Tras unas cuantas llamadas y cabreos más, me comunican que no ha habido suerte y este año no habrá centros abiertos. para mis churumbelas. Y yo me pregunto, ¿no reservan plazas para casos como el mío como premio a la paciencia y a la superación de obstáculos? Claro que, casi mejor que no. Este año, sin mediar explicación y sin que nadie se haya rasgado las vestiduras, el precio por una quincena de julio es de 124 euros por niña, un 150% más que el año pasado. A alguien se le ha ido la pinza más de la cuenta.

Así que, menos mal que tuve la brillante idea de buscar una au pair. Historia que también tiene su miga, pero que dejo para otro post porque este ya se me ha vuelto a ir de las manos.
¡Feliz verano!

lunes, 24 de junio de 2013

Bestiario (Zampalabras)

El zampalabras es una criatura peligrosa para las personas, aunque no lo parezca a simple vista. Dicen que en el fondo es un envidioso. Como carece de la capacidad humana del lenguaje, disfruta comiéndose las palabras de los hombres, justo en los momentos en que más las necesitan.

El zampalabras se mueve silencioso y se camufla en los objetos cotidianos. Una taza de café, un banco del parque, una mesa de escritorio, una corbata… Se cuela en los sofás de los matrimonios cansados, aparece por sorpresa en los ascensores, irrumpe en los colegios en plena época de exámenes y trastea con los teclados de ordenador. Llega, devora sin respirar todo lo que está por decir o por escribir, y se esfuma con la tripa llena a echar la siesta en cualquier superficie blanda que le quede a mano.

Para evitar que le repitan las palabras ácidas, toma siempre sales antes de dormir. Es un ser amorfo, gaseoso, parecido a los fantasmas de los cuentos, que a veces, para hacer la gracia, adopta la forma de la última palabra masticada. Se convierte en murciélago, casa con tres balcones, turrón de chocolate con almendras o canalla sin remedio. Por eso es muy difícil reconocerlo y evitar sus perversas intenciones. ¿No te ha pasado nunca que te parece escuchar voces en una habitación de tu casa y te acercas a mirar y no hay nadie? Es cosa del zampalabras, que acaba de bostezar.

Piensa en alguna ocasión en la que un numeroso grupo de personas escucha ensimismada el discurso de un gran orador. Es entonces cuando el zampalabras aprovecha para darse un homenaje y celebrar un banquete por todo lo alto.

sábado, 22 de junio de 2013

Sábado de sensaciones (II): vacaciones

                                   


 Instantes

                               

Esta foto fue tomada en nuestra mini escapada de verano del año pasado, a un hotel rural, San Hipólito, en Támara de Campos, Palencia. La foto está tomada con mi iPhone y tiene uno de esos filtros que tanto nos gustan a los que no tenemos ni idea de fotografía, pero no es de Instagram.

La tomé desde el coche, cuando volvíamos al hotel de visitar alguna de las maravillas de esta bella y sorprendente tierra.

Qué ganicas de que volvamos irnos de vacaciones. Ya queda menos...

viernes, 21 de junio de 2013

Momento musical. Los Soprano: Woke Up This Morning

El jueves, mientras desayunaba mi tradicional tostada con aceite y mi café cortado, me dio un vuelco el corazón al leer en Twitter que James Gandolfini había muerto. El gran actor de Los Soprano. El PADRINO de los bajos fondos de Nueva Jersey. El rey del mambo que a veces no era del todo malo y que al final demostró ser asquerosamente malo. Ese padre de familia con sus debilidades y sus dudas, cretino, mezquino, lleno de defectos, al que no había nadie que le tosiera en su territorio. Alguna vez hasta me pareció entrañable. Al final del todo me dio bastante asco. Se hizo de "desquerer". Sin embargo, a pesar de todo, no quería ver morir ni en la ficción ni en la realidad, por supuesto.

El fue el personaje que nos mantuvo a Marío y a mí frente a la pantalla de un televisor durante seis largas temporadas en 2011 y 2012. Confieso que alguna vez quise ser cómo él, poder tomarme la justicia por mi mano y liarla parda cuando alguien te toca los cojines. Los Soprano abrió la veda de series de malos que luego se han puesto de moda. Se ve que el mal tiene mucho morbo.

                                      

La música que traigo aquí, la cabecera de la serie, me parece una de las mejores cabeceras de serie que he visto y escuchado. Y no tenía nada aparentemente especial. Eran él, su aire despreocupado, su arrogancia de saberse el rey, su ciudad (de la que era el amo y señor) y esa canción...con esa música...con esa letra...que nos abría el apetito y nos ponía en situación de ver esta joya de las series de la televisión.

Si no lo has visto aún y eres amante de las series de la tele, tienes que verla.

No dejes pasar ni un minuto más. Te lo ruego.

You woke up this morning
Got yourself a gun,
Mama always said you'd be
The Chosen One.

She said: You're one in a million
You've got to burn to shine,
But you were born under a bad sign,
With a blue moon in your eyes.

You woke up this morning
All the love has gone,
Your Papa never told you
About right and wrong.

But you're looking good, baby,
I believe you're feeling fine, (shame about it),
Born under a bad sign
With a blue moon in your eyes.

You woke up this morning
The world turned upside down,
Thing's ain't been the same
Since the Blues walked into town.

But you're one in a million
You've got that shotgun shine.
Born under a bad sign,
With a blue moon in your eyes.

When you woke up this morning everything you had was
gone. By half past ten your head was going ding-dong.
Ringing like a bell from your head down to your toes,
like a voice telling you there was something you should
know. Last night you were flying but today you're so low
- ain't it times like these that make you wonder if
you'll ever know the meaning of things as they appear to
the others; wives, mothers, fathers, sisters and
brothers. Don't you wish you didn't function, wish you
didn't think beyond the next paycheck and the next little
drink' Well you do so make up your mind to go on, 'cos
when you woke up this morning everything you had was gone.

When you woke up this morning,
When you woke up this morning,
When you woke up this morning,
Mama said you'd be the Chosen One.
When you woke up this morning,
When you woke up this morning,
When you woke up this morning,
You got yourself a gun.

    miércoles, 19 de junio de 2013

    AZ de la maternidad. Con G de Genes

    Como sabrás a estas alturas del carnaval de Trimadre a los 30 (y uno) tengo dos hijas, una que llegó tras un embarazo físico y otra que llegó tras un "embarazo" burocrático. Una que llevé en la tripa nueve meses y otra que llevé en el corazón dos años y medio. Gracias Purple Prose por recordarme la frase ;-)

                                

    Obviamente una de mis hijas lleva mis genes y la otra no. Sobre la primera, me dicen constantemente que se parece a mí, aunque yo la veo que se parece más a su padre. Sólo conozco a dos personas más que piensan como yo. Mi madre y la tía de una amiga. Sobre la segunda...al principio de llegar de Etiopía hubo personas que nos dijeron que nos traía un aire a nosotros. No sé si es cuestión de amor o qué, el caso es que yo le vi en alguna foto un ligero parecido. Y lo más sorprendente, es que a todos los amigos con hijos etíopes que tengo, les encuentro parecido con alguno de sus padres. ¿Será que casan las fotos de unos y otros antes de la asignación? Jejeje, estaría bueno. No, será lo otro, que el amor es ciego.

    Lo que no sabía es que para los niños es tan importante parecerse a sus padres. Siempre me he sentido orgullosa de parecerme a mi padre. Nunca me había planteado que hubiera pasado si hubiera nacido como mi hermano, rubio y de ojos azules, sin parecido alguno con nuestros progenitores. Y es ahora, con mi segunda maternidad, cuando me he dado cuenta de lo que significa para un niño adoptivo el no tener los genes de su familia. Tiene los genes de su familia anterior, la de origen. Que la mayoría de las veces no tenemos ni idea de cómo son.

    Mi hija negra, ya lo conté hace unas semanas, quiere ser blanca. Y no es simplemente porque se siente distinta a todos los de su alrededor. Es porque quiere parecerse a su madre y a su padre y a su hermana. Quiere tener el pelo rubio como yo (de bote, sí, lo reconozco) y liso, "para moverlo". Y no porque su pelo sea difícil de peinar y le haga un poco de daño a veces, sino porque quiere ser como mamá, y que la gente por la calle le diga, "cómo te pareces a mamá" o me diga "cómo se parece tu hija a ti", "es una mini-tú". Que es lo que escucha constantemente decir sobre su hermana. Sé que nadie lo dice a sabiendas de lo que ella pueda sentir y si alguno de quienes lo dicen lo supieran, lo dirían menos, no lo harían o dirían algo así como " y tú tienes la misma mirada de mamá" o "los gestos de papá".

    que conste que no es una queja, es una simple crónica de lo que pasa. La niña tampoco puede estar entre algodones, las cosas como son. Ni quiero que nadie tenga miedo a decirle cosas por si voy a llegar yo a ponerle verde en el blog, jejeje. En serio, no me gustaría que esto se viera como una crítica o una clase de cómo tratar a los niños adoptados. Es sólo un post sobre lo que me inspira la palabra genes desde que soy madre, sin más.

    De vez en cuando, como quien no quiere la cosa, le digo que se parece a uno de nosotros, en que le gusta escribir o dibujar, por ejemplo, en que adora el chocolate o es muy cariñosa como su hermana.

    Es imposible que tenga mis genes y que físicamente haya heredado cosas de nosotros. Aunque confío en que herede nuestros valores y nuestras "cosas de familia".

    Y como aprendí el otro día de una admirada bloguera mía, que dice que no sabe sin saber lo mucho que sabe, cada una de mis hijas, por mucho o poco que se parezca a nosotros, tiene sus propios rasgos diferenciales que las hacen únicas y distintas a su origen. Y en ello reside su belleza. La belleza de nuestros hijos. Y la riqueza de la humanidad.



    martes, 18 de junio de 2013

    Madre sí hay más de una

    Cuando las madres adoptivas escuchamos la frase de "madre no hay más que una", no podemos evitar dar un respingo en la silla.

    El corazón empieza a bombear más rápido y una punzadita de dolor nos golpea desde dentro.

    Cuando las madres adoptivas tenemos que explicar a nuestros hijos que no nacieron de nuestra tripa, que nunca estuvieron ahí dentro, un pequeño nudo se nos forma en la garganta y en el alma, al mismo tiempo que vemos la cara de noentiendonadadenada que pone nuestro churumbel. 

    En otras ocasiones la estupefacción de los niños se convierte en enfado y rabia y transmuta en espectáculo de gritos y llantos desgarradores.

    Cuando las madres adoptivas tenemos que hablar de la madre biológica, también llamada madre de nacimiento o madre de Etiopía (o el país del que provenga el niño o la niña), a veces, a algunas, a mí, nos cuesta decir la palabra MADRE y acabamos diciéndola bajito no vaya a ser que algo explote.

    Es un poco de miedo a lo que pueda pasar. Es un mucho de tristeza por lo que pudo pasar y no sabemos. O por lo que pasó y sabemos. Es un poco de celos. Es un enorme respeto y agradecimiento.

    Porque ella le tuvo en su tripa, ella le dio a luz, ella le dio la vida. 

    Y por los motivos que fueran, ella renunció a cuidarle y le dio en adopción. Quizá no le quiso o quizá sí y no pudo cuidarle, o no supo, o no tuvo fuerzas. Quizá nadie le explicó. O quizá le explicaron mal. O quizá después se arrepintió y no pudo hacer nada. O tal vez, ya no haya nadie allí, ni madre ni padre ni  ninguna persona que pudiera hacerse cargo de ella. 

    No sabemos. ¿Algún día sabremos? Esto es tema de otro post.

    Cuando las madres adoptivas tenemos que explicar a nuestros hijos todo esto, nos cuesta un mundo, lo pasamos mal, dudamos, lloramos. Es como una especie de nube negra que se nos pone delante de los ojos y que no nos deja ver con claridad.

    Pero no se nos nota. Lo hacemos con naturalidad, diciendo las verdades como son, aunque duelan, tenemos que hacerlo por ellos y por ella. Se lo debemos. 

    Aunque en realidad, lo mismo no le debemos nada a nadie más que a nosotros mismos.


    Martes con arte: Kara Walker


    Kara Walker, (EEUU, 1969) es conocida por sus grandes composiciones de siluetas en papel negro recortadas sobre fondo blanco que ocupan los muros de las salas donde se exhiben. Sus temas giran en torno a las tensiones raciales y de género en América, sobre todo ambientadas en la época de la esclavitud americana. Suele representar escenas de esclavos negros y sus amos blancos, en momentos y situaciones cargadas de violencia, sexualidad y escatología con la intención de provocar al espectador, hacerle sentir incómodo y remover conciencias, al más puro estilo de Django Desencadenado de Tarantino, salvando las distancias y la comparación.



    Ella pretende llamar la atención sobre el racismo, el machismo, el nacionalismo y en general, toda forma de discriminación. Su técnica proviene de los retratos silueteados de los siglos XVII y XIX y el teatro minstrel, en el que actores blancos se pintaban la cara para interpretar canciones y bailes donde imitaban a los negros, con el objetivo de burlarse de ellos. Es curioso que cuando en 1855 dejaron que los negros actuaran, tenían que pintarse también la cara de negro. Puede que los ayuntamientos españoles también se inspiren en este espectáculo decimonónico para sus cabalgatas de reyes, ¿no? Si no no se explica lo de los Baltasares pintados. Que los niños no son tontos oigan.




    Fue incluida en 1997 en la Bienal del Whitney Museum of American Art,en Nueva York. Más tarde, con 27 años, se convirtió en la receptora más joven de la prestigiosa beca de la John D. and Catherine T. MacArthur Foundation's .

    En 2002 la eligieron para representar a Estados Unidos en la São Paulo Biennial en Brasil. Su obra se ha expuesto tanto dentro como fuera de su país y se incluye en las colecciones de los museos más importantes del mundo.



    La traigo aquí sobre todo por su exposición Kara Walker: My Complement, My Oppressor, My Enemy, My Love, a la que pertenecen las fotos incluidas en este post, organizada en 2007 por el Walker Art Center, porque me ha impactado dado lo que significa para mí el punto de vista del racismo de una mujer negra y porque su arte ácido y demoledor no dejó a nadie indiferente. No hay más que ver las imágenes.

    Además de estas obras y otras del mismo corte afilado, me ha sobrecogido especialmente este texto,  Letter From A Black Girl, impreso en letras grandes en un muro (1998) y que es el que da título a la exposición mencionada.


    Dear you hypocritical fucking Twerp,

    Id just like to thank you for taking hold of the last four years of my life and raising my hopes for the future. Id like to thank you for giving me clothes when I needed them and food when I needed it and for fucking my brains out when my brains needed fucking. I hope that the time we spent in the Quarters with my family sleeping neerby quietly ignoring what you proceeded to do to me - what, rather I proceeded to do to you - was worthwhile for you, that you got the stimulation you so needed, Because now That Im Free of that poison you call Life, that stringy, sour, white strand you called sacred and me savior, that peculiar institution we engaged in because there was no other foreseeable alternative, I am LOST.
    Before, when there was a before, an upon a time I was a black space defined in contrast to your POSITIVE, concrete avowal. now, a black space in the void and I have to thank you for forgetting to stick your neck out for me after I craned my neck so often in your arms.

    Dear you duplicitous, idiot, Worm,
    NOw that youve forgotten how you like your coffee and why you raised your pious fist to the sky, and the reason for your stunning African Art collection, and the war we fought together, and the promises you made and the laws we rewrote, I am left here alone to recreate my WHOLE HISTORY without benefit of you, my compliment, my enemy, my oppressor, my Love

    Should i never be heard from again, follow the Route of my forebears and quietly, GO, or shall I seek to kill you, burning the last of the fuel you gave me and expected of me?
    Me atrevo a hacer un intento de traducción, disculpas a los que sois bilingües.

    Querido Imbécil hipócrita de mierda,

    Me gustaría darte las gracias por tomar el control de los últimos cuatro años de mi vida y aumentar mis esperanzas en el futuro. Me gustaría darte las gracias por vestirme cuando lo necesitaba y darme de comer cuando lo necesitaba y por joderme el cerebro cuando mi cerebro necesitaba que lo jodiesen. Espero que el tiempo que pasamos en Quarters, con mi familia durmiendo al lado e ignorando lo que tú llegaste a hacerme, lo que yo preferiría haberte hecho a ti, te haya merecido la pena, que consiguieras la estimulación que tanto necesitabas. Porque ahora que soy libre de ese veneno que tú llamas Vida, esa densa, amarga y blanca hebra que tú llamabas sagrada y yo salvador, esa peculiar institución en la que nos involucramos porque no había ninguna otra predecible alternativa, estoy perdida.

    Antes, cuando había un antes, hubo un tiempo en el que yo era un espacio negro definido en contraste con tu concreta y POSITIVA afirmación. Ahora, soy un espacio negro en el vacío y tengo que agradecerte el que olvidaras sacar tu cuello por mí después de que yo dejara caer mi cuello tan a menudo en tus brazos.

    Querido decepcionante idiota Gusano,

    Ahora que has olvidado cómo te gustaba tu café y por qué alzaste tu piadoso puño al cielo, y la razón de  tu deslumbrante colección de Arte Africano, y la guerra que libramos juntos, y las promesas que hiciste y las leyes que reescribiste, yo he salido aquí sola a recrear mi HISTORIA COMPLETA sin beneficiarme de ti, mi admirado, mi enemigo, mi opresor, mi Amor.

    ¿Debería no escucharlo de nuevo nunca, debería seguir la ruta de mis antepasados y tranquilamente, MARCHAR, o tal vez debería buscarte para matarte, quemando el último combustible que me diste y esperabas de mí?






    lunes, 17 de junio de 2013

    Cosas sorprendentes que vivimos en el médico


    Por dolencias de diversa índole he ido al médico muchas más veces de las que hubiera deseado. Al convertirme en madre, además de ir como paciente, empecé a ir en calidad de madre de las critaturas.

    De todas las horas transcurridas en centros de salud, hospitales y consultas de todo tipo, he acumulado experiencias sin fin. Aquí un extracto de las más absurdas y sorprendentes:

    > Desde los quince años sufro de alergia a las gramíneas y olivo. Me he vacunado durante muchos años sin éxito. Todo lo contrario, cada vez la alergia iba a más. Hasta el punto de que temí ser engullida por ella un día cualquiera.

    Los alérgologos me enviaban a los otorrinos y viceversa, en un partido de tenis sin fin. Uno de los otorrinos, tras una "minuciosa" exploración, concluyó que yo no sabía respirar y ese era todo mi problema. Su tono era el del profesor enfadado porque un alumno no entrega sus deberes reiteradamente. Temí que me pusiera de pie delante de la pizarra castigada.

    ¿Qué no sabía respirar? ¡Si no podía! Para mí respirar fue un infierno durante años hasta que voilà, encontré el Santo Grial. Un médico que me hizo la prueba definitiva, que encontró la causa del problema. Esos quistes en la nariz que ya son historia desde hace unos meses. Gracias a Dios.

    > Desde que di a luz mi cuerpo empezó a renquear como los coches cuando tienen ya unos años. Dolores por todo el cuerpo y cansancio extremo. Un día me dio un flus, como si mi cuerpo dijera, hasta aquí hemos llegado, y los dolores, localizados especialmente en la zona de la cadera izquierda, adquirieron forma de monstruos galopantes que me dejaron postrada en la cama cinco largos meses.

    Aquello fue una verbena de médicos, una feria, una expo universal de la medicina. De oca a oca y tiro porque me toca me vieron traumatólogos, urólogos, ginecólogos, especialistas del aparato digestivo y de medicina interna, neurólogos y neurocirujanos. Y me sometieron a un carnaval de pruebas interminable cual capítulo de Doctor House. Incluso hubo un listillo (traumatólogo) que me dijo que lo mío se solucionaba limpiándome la sangre. Y yo, jartita de todo ya, sucumbí cual inocente presa ante curandero por el módico precio de 500 euros. Sólo sirvió para limpiarme el bolsillo.

    ¿Diagnóstico? Dolor inespecífico. O sease, no tengo nada. Buena noticia el no tener nada mortal. Mala el no saber qué está pasando Porque si te duele, es po algo ¿no? Y no me digas, por tu madre, que es el estrés.

    ¿Tratamiento? Por mi cuenta acudí a un osteópata (y resultó que era de los buenos), empecé a hacer pilates y dejé de leer foros apocalípticos sobre enfermedades variopintas. Mano de santo. El dolor se mitigó y volví a hacer vida cuasi normal. Eso sí, el puñetero dolor jamás se ha ido, forma parte de mi y de mi lado izquierdo, nos hemos hecho amigos y vamos incluso juntos de vacaciones. Cuando le da por decir, aquí estoy yo, me enchufo un pastillazo y andando. No va a poder conmigo, si no pudo la alergia, esto tampoco.

    > La niña tiene fiebrón y le duele la garganta. La aparición de placas es inminente pues le pasa siempre, la garganta es su punto débil. La doctora le examina y te dice: "que beba mucha agua". A eso le llamo yo recortar a tope y ser socialmente responsable. En un caso similar ocurrido cerca de mí, al decir la madre que el niño hacía la comunión unos días más tarde, la doctora se armó de valor, se tapó los ojos con la mano y extendió la receta del mardito antibiótico.

    > A la niña le hacen una prueba para un dolor de oídos y aparece una "cosa" que ni que sí ni que no, que no está nada claro y que necesita de una prueba muy agresiva para su aclaración. Nos derivan al especialista de turno. Una vez en su consulta y tras contarle con pelos y señales toda la historia, pregunta "¿qué hacemos? usted decide si quiere que hagamos o no la prueba".

    Vamos a ver, alma de cántaro, que yo venía aquí a que usted me dijera lo que hacemos, que para eso se le supone una carrera de seis años más un MIR más no sé cuantas cosas más. Y para eso le pago. Para este viaje miro el internet, ese bicho infame cuyo nombre os da urticaria a todos los médicos. Después de cuatro especialistas, encontré afortunadamente a uno que sabía mucho y que nos explicó todo de forma clara y sin arrogancias. Y lo mejor es que no hay que hacer la dichosa prueba.

    > Visita al endocrino ante el desmesurado crecimiento de la pequeña de la casa. Ha roto todos los percentiles, se le han caido los dientes a los cuatro años, todo el mundo te dice, "es gigante". Pues porsiaca, vamos al médico. Fue una visita perturbadora porque la verborrea de aquel señor superaba todas mis expectativas. Su capacidad de decir palabras por minuto era de record guiness. Todo en el mismo tono y con esa actitud tan familiar para mí de "no tiene usted ni idea, déjeme a mí que le cuente, pobre mortal".

    Después de tenerme diez minutos (sin pararse a respirar) diciendo cosas como que las africanas son así de grandes, no te asustes si le viene la regla a los ocho años, es lo normal, etcétera, me dio volantes para hacer pruebas porque: "me puedo equivocar y tendría que tragarme mis palabras".

    Majo, como te las tengas que tragar lo mismo te da un ardor de estómago que ni el cochinillo oiga.




    domingo, 16 de junio de 2013

    Viaje en el tiempo. Reto 150 palabras (flecha, cuello, baño)

    Se despertó cegado porque enorme resplandor invadió su habitación. ¿Su habitación? Aquello parecía más bien una cueva. Rápido como una flecha salió de aquel lugar. Y entonces se quedó alucinado. 

    A su alrededor sólo había montañas. ¿Dónde estaba? ¿Por qué llevaba ese hueso colgado del cuello y vestía con harapos? Y descalzo. Qué maravilla, mamá no estaba allí para regañarle.

    Decidió explorar el terreno. Vio en la distancia unos mamuts y un tigre de dientes de sable pero no tuvo miedo. Tras caminar mucho se encontró con un lago y decidió darse un baño. Cuando asomó la cabeza del agua tras un chapuzón, de nuevo se despertó.


    viernes, 14 de junio de 2013

    Cosas que decía mi madre (II)


    Tras el poco éxito de mi post anterior sobre las cosas que decía mi madre (las estadísticas no engañan) llega la segunda entrega.

    ¿Y por qué leñes publico un post a sabiendas de que no es del agrado de muchas de las personas amables que tienen a bien leerme?

    Porque escribo lo que me apetece

    Porque hoy es viernes y no me toca "profundismo"

    Porque soy así de chula.

    Y un pelín cabezota y "por donde meto la cabeza la tengo que sacar".

    Hoy me apetecía reirme un poco. Porque las recuerdo ahora y me parto, aunque en su día no me hacían mucha gracia.

    Así que, allá van:


    > ¿Crees que el dinero me lo regalan?. Esta es similar a la de la foto de arriba. Aviso que si a alguien le molesta que le haya usado que me lo diga. No he conseguido encontrar la fuente original, sólo la he visto en Pinterest.

    > Tienes más cuento que Calleja. Yo imaginaba que Calleja era un señor muy mentiroso hasta que me enteré que era una editorial de cuentos.



    > Anda y tócate la floreta. La floreta es un eufemismo para denominar las partes bajas, íntimas o nobles de una mujer.

    > Me tienes hasta la coronilla. Hasta el gorro, las narices, los co... perdón, casi me sale un taco.

    > Vales más que las pesetas colorás. Mi favorita.

    > ¡Dejad de pelearos como chinches! Mis hermanos y yo la oíamos a todas horas.

    > Pero que (xxx) ni que niño muerto. Esta es sinónima de "Pero que (xxx) no ocho cuartos".

    > No se te ocurra nunca depilarte delante de tu marido. Sigo intentando hacerlo, pero más de una vez me ha pillado con las manos en la masa.

    > No hay ningún marrano que no sea asqueroso. Aclaro que asqueroso es aquí sinónimo de escrupuloso.

    > Te voy a volver la cara del revés. Esta amenaza nunca se llevó a cabo, ella era más de lanzamiento de zapatilla.

    > Anda, ve a la tienda de Bartolo y compra unos helaicos. Mi segunda favorita. Bartolo era un chaval, aunque a mí me parecía un señor mayor, que tenía una tienda de esas en las que había de todo un poco. Qué recuerdos.

    > Tú no te lo comas ahora, que te lo comes para cenar. Al final mi padre me salvaba siempre de estas encrucijadas como si de un superhéroe se tratara.

    > Ya veremos. Respuesta típica a preguntas que empezaban con ¿Me dejas ir/hacer...?

    > ¿Pero dónde vas a cuerpo gentil? vas a coger una pulmonía. Es decir, sin chaqueta, abrigo o similar.

    > Ningún gibo se ve su giba. Que debe ser algo así como que nadie se ve sus defectos propios.


    Y de regalo, dos frases de los abuelos de Marío, que no tienen desperdicio:

    > Los niños hablan cuando hacen pis las gallinas.

    > Tienes más orgullo que Don Rodrigo en la horca.



    miércoles, 12 de junio de 2013

    AZ de la maternidad. Con F de Fantasia.




    - Fantasia no tiene límites...

    - Eso no es cierto, ¡mientes!

    - Niño tonto, no sabes nada de la historia de Fantasia. Es el mundo de las fantasías humanas. Cada parte, cada criatura, pertenecen al mundo de los sueños y esperanzas de la humanidad. Por consiguiente, no existen límites para Fantasia...

    - ¿Y por qué está muriendo entonces...?

    -Porque los humanos están perdiendo sus esperanzas y olvidando a sus sueños. Así es como la Nada se vuelve más fuerte. 

    - ¿Qué es la Nada?

    -Es el vacío que queda, la desolación que destruye este mundo y mi encomienda es ayudar a la Nada.

    - ¿Por qué?

    -Porque el humano sin esperanzas es fácil de controlar y aquél que tenga el control, tendrá el Poder.

    Michael Ende. La historia interminable.

    Cuando crecemos y dejamos atrás la infancia solemos ir perdiendo la capacidad de imaginar. Es fácil que a determinada edad dejemos de dibujar. Es casi seguro que nos olvidemos de jugar con muñecas o muñecos. Es normal que ya no vayamos por la calle parándonos a ver las mariposas y las hormigas o cualquier palo de madera o papel de colores de dudosa procedencia.

    Es triste olvidarnos de la tendencia a fantasear. Es terrible perderla para siempre, metidos en la vorágine de esa Nada de la que nos habla el fabuloso libro de Michael Ende. Desde aquí propongo que sea de lectura obligada en todas las casas y en todas las escuelas.

    Pero luego vas y te conviertes en madre. 

    Y entonces sales de la Nada para entrar en Fantasia de nuevo.

    Y vuelves a tirarte al suelo para jugar con muñecas, vuelves a hacer castillos de arena, vuelves a disfrazarte de pirata, vuelves a leer cuentos infantiles, vuelves a querer subir a los columpios, vuelves a convertir los objetos más peregrinos en los más preciados tesoros.

    Vuelves a ser niño.