domingo, 31 de julio de 2016

El viaje (a Italia) de nuestra vida (I)

Manarola, Cinque Terre
Todo comenzó en otro viaje por carretera. No recuerdo si íbamos o veníamos. Supongo que lo primero, porque es el momento de más entusiasmo, cuando la excitación por lo que está por venir, hace galopar la mente a otros miles de lugares pendientes de visitar.

"En dos años iremos a Italia todos juntos"

Escuché gritos de alegría procedentes del asiento de atrás. Entonces tenían diez y cinco años. ¿Como en tan poco tiempo han cambiado tanto?

Fantaseando con la idea de ir en nuestro hipotético nuevo coche, hicimos noche mental en Salou y Marsella, para terminar llegando a Italia el tercer día, pisando primero Milán y su Duomo.

Tras ciento cincuenta y cinco vueltas en cierta cabeza conocida, llegamos a la conclusión de que era mucho mejor olvidarse del coche e ir en avión, para evitar cuatro noches de paso y un montón de kilómetros con las manos en el volante.

Así que en noviembre del año pasado, un mes y pico antes de lo previsto, no pude resistir la tentación de buscar el precio de los vuelos por internet, sólo para hacerme una idea. Acabé unas horas después con cuatro billetes virtuales a la ciudad de la moda y 300 euros menos en la cuenta bancaria. Ya no había marcha atrás para viajar en fechas distintas. Sería por diez días y sería a finales de junio, y con Ryanair. Por primera vez unas vacaciones que empezaban justo a la vez que las escolares.

Ahora solo quedaba pensar en la ruta, buscar los hoteles y alquilar el coche. Me  llevó unas cien horas, minuto arriba minuto abajo, en intervalos de unas cinco horas seguidas cada vez. El 90% de ellas se destinó a la búsqueda de las gangas de alojamiento que jamás encontré.

Mi idea inicial era comenzar en Milano para después ir rumbo a la idílica Toscana, parando con seguridad en Florencia alguna noche. Después iríamos a Venecia y de camino podíamos parar en Bolonia.

Todo cambió el día en que conté mi plan a una compañera de trabajo que había pasado un año de Erasmus en Italia.

"No puedes dejar de visitar las Cinque Terre"

Sólo la sonoridad del nombre invitaba a quedarse allí una temporada.

Tracé tres diferentes opciones de rutas en un excel, tomándome el viaje tan en serio como un plan de proyecto de ingeniería, y me puse a buscar alojamientos buenos, bonitos y baratos.

Tras investigar el tema como si estuviera en un capítulo de CSI, acabé reservando hoteles y apartamentos en cuatro plataformas diferentes: Booking, AirBNB, Hoteles.com y Venere.com. La simplicidad no es mi fuerte.

Cuando voy a viajar suelo reservar con mucho tiempo el alojamiento con política de cancelación gratis, y cuando se acerca la fecha vuelvo a mirar en busca de chollos de última hora que nunca aparecen.

El viaje definitivo quedó así:
Milán - La Spezia, visitando Pisa y Cinque Terre - Lucca - Florencia - Venecia - Verona - Milán

Otro tema fue la reserva del coche. Debido a que en Florencia no merece la pena,  y en Venecia directamente no se puede, decidí reservarlo por etapas. Los primeros cuatro días, dejándolo en Florencia al llegar, cogiéndolo de nuevo para ir a Venecia sólo por un día y de nuevo cogerlo en Venecia para volver a Milán.

Sí, suena a rollazo puro, pero te ahorras un dineral y no es para tanto. El único cambio fue que, al final, decidimos ir en tren a Venecia, pues sale mucho más barato teniendo en cuenta el precio del seguro del coche a todo riesgo, gasto no previsto inicialmente.

El último paso de la preparación fue reservar las entradas para los sitios que sí o sí visitaríamos: La Academia y la Galería Uffizi en Florencia y la Basílica de San Marcos en Venecia. Lo intentamos para La última Cena de Leonardo en Milán pero imposible. Hay que reservar con mucha antelación.

Una cosa que me arrepentí de no haber hecho es haber comprado la Firenze Card. Por 72 euros puedes ver todos los museos e iglesias de Florencia y los niños no pagan nada, hasta los 18 años. Teniendo en cuenta el precio de cada sitio allí, sale muy rentable.

Por último, sólo quedaba pasar por el súper para comprar provisiones. Viajando con niños lo mejor es hacerse con cosas para picar entre horas para aguantar, como frutos secos, chupa chups, jamón y chicles. Mis "imprescindibles".

Y hacer las maletas claro, a ser posible evitando tener que facturar. Nosotros llevamos 3 maletas de cabina y una mochila.


Sábado 24 de junio de 2016. La aventura comienza...
(Continuará)