lunes, 9 de mayo de 2011

Fin de semana creativo y campestre















Este ha sido uno de esos findes completitos. El sábado por la mañana mi princesa primera asistió a un taller creativo para niños en la Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, dentro de la iniciativa "9, un proyecto sobre dibujo contemporáneo". Me gustó mucho la descripción del taller: " Se buscan creadores de historias a los que les guste mancharse las manos de colores, escribir cuentos imposibles que nunca acaban y dibujar sin parar". ¿Quién podía resisitirse? Así que allá que fuimos y el resultado no pudo ser mejor. Ahora la peque tiene su primer libro editado por ella misma donde cuenta una historia ilustrada muy divertida sobre un super héroe. Me encantó que se lo pasara tan bien y que consiguieran hacer algo tan creativo y especial en un par de horas. Gracias a Eva Solano y Roberto Vidal, los artistas monitores del taller.

Ella me decía a la vuelta que le gustaría que en su cole las clases de dibujo fueran como éstas, con profesores divertidos y que te explicaban cómo tenías que hacer las cosas. Esto, que parece una obviedad, el que todos los profesores explicaran de forma divertida, se cumple muy pocas veces, todos los que hemos pasado 20 años asistiendo a clase lo sabemos, ¿verdad?
Por la tarde me llevé a las dos princesas a un cumpleaños infantil, donde se lo pasaron de lo lindo dibujando sobre unos papeles que la ingeniosa mamá había pegado en la pared. También con los juegos y risas que todos los ilustres invitados de 0 a 8 años fueron creando. Y yo, entre juegos, pañales y regañinas a mi princesa más pequeña para evitar que acabara con todas las existencias de víveres allí concentradas, pude charlar un poco con una de mis amigas que también estaba invitada al ágape y conocer a gente nueva con la que intercambiar conversaciones de adultos. Me refiero a esas charlas en las que no se mencionan pises, cacas, colegios, juguetes y demás vocablos del universo infantil. Aunque de esas también hubo, claro está.
El domingo cambiamos el chip del arte por el de la naturaleza. Por fin emprendimos una de esas rutas de senderismo que llevo todo el curso queriendo hacer. Este año me había propuesto salir más al campo, recorrer en familia los bellos parajes de mi entorno y disfrutar más de lo verde y lo natural. Pero nuestras salidas se habían limitado a dos ocasiones, hasta ayer.
La ruta del Camino de las Pesquerías, en Segovia, empieza en la llamada Fuente de la Canaleja, justo al acabar las 7 revueltas de la carretera de Navacerrada. Acaba en La Granja, aunque nosotros acabamos un poco antes, en Valsaín. Son unos 10 kilómetros andando por un sendero bastante llano, junto al río Eresma. La verdad es que el paisaje es muy bonito y el hecho de que sea un pinar se agradece porque hay mucha sombra y el sol no quema. Ir caminado junto al río es lo más atractivo de la ruta, bajo mi punto de vista. Y como no he hecho muchas más rutas, estoy encantada con esta, no puedo comparar. Si nos animamos a seguir con esta afición, ya iremos contando.
Lo mejor es que fuimos varias familias con niños de la misma edad que se lo pasaron pipa. El único pero es que nosotros llevábamos a la enana y tuvimos que cargar con ella (bueno, mi santo, yo llevaba la comida) casi todo el camino, con la consiguiente paliza posterior. Aún así, estoy deseando repetir. ¡Creo que esto de la montaña engancha!