jueves, 26 de septiembre de 2013

AZ de la maternidad: Con M de Meandro


¿Meandro? ¿Eso qué es lo que es?


Meandro según la RAE:

(Del lat. Maeander, -dri, y este del gr. Μαίανδρος, río de Asia Menor de curso muy sinuoso).

1. m. Cada una de las curvas que describe el curso de un río.

2. m. Disposición de un camino.

3. m. Arq. Adorno de líneas sinuosas y repetidas.


Esta es la primera vez que me traigo la RAE al AZ de la maternidad. Lo hago porque he escogido una palabra que, a simple vista, no parece tener nada que ver con los sentimientos maternales (sustituyase esta y otras referencias femeninas por su equivalente masculino según el caso). Ahora verás cómo esto no es así, al menos desde mi experiencia.


Empecemos por el principio. Por el momento en el que no eres madre. Sólo el hecho de decidir si quieres o no ser madre y cuándo quieres serlo en caso de decidir que sí, ya supone recorrer un camino lleno de curvas. A cuál de ella más sinuosa. ¿Realmente quiero tener hijos? ¿Podré tenerlos? ¿Encontraré a la pareja adecuada? ¿Seré capaz de cuidarlos? Si no soy capaz de cuidar de mí...¿Seré capaz de mantenerlos? Si no llego a fin de mes... ¿Seré capaz de renunciar a mi vida cómoda y a mi tiempo para mí? Tic tac tic tac. El reloj mientras tanto sigue su curso mientras tú te mareas de tanto giro. Es realmente agobiante para muchas personas, especialmente para las mujeres, que tenemos ahí la espada de Damocles del arroz que se nos pasa y todo eso.

Cuando ya una decide que sí, y cree que el momento (pareja, estabilidad profesional, madurez, etc) ha llegado, el río puede convertirse en una línea recta o volverse todavía más curvado, como una especie de circuito de fórmula 1 lleno de trampas.

Afortunadamente no fue mi caso con mi maternidad biológica. Fue relativamente sencillo conseguir un embarazo. Sin embargo, seguro que conoces a alguien a tu alrededor, o quizás tú misma, quien no lo ha tenido nada fácil para concebir y/o llevar a término su estado de buena esperanza. Los tratamientos de fertilidad existentes hoy día han logrado que ese meandro maternal sea menos opresivo y que muchas parejas o mujeres solas hayan cumplido su sueño de formar una familia por esta vía.

Como sabes, mi segunda maternidad fue un poco más difícil. Tuve que navegar por las aguas bravas del “río" adoptivo. De nuevo tuve suerte y, aunque el viaje estuvo plagado de paradas intermitentes y momentos en los que me sentía a la deriva, llegamos a buen puerto en un tiempo relativamente aceptable. Tremendamente bueno si miramos la situación actual (más de 4 años de espera para Etiopía).

Y por fin somos madres. ¿Ahora qué? Se supone que estamos completas, en estado de plenitud, que vivimos en una especie de estado mágico y perfecto que da sentido a nuestras vidas y nos convierte en mejores personas. Esto es cierto sí. Pero no siempre. Y no todo el tiempo. A veces una se siente sobrepasada por las circunstancias. No me refiero al tema de los primeros meses, noches sin dormir, lactancia o biberón, colecho o no, primeras fiebres, primeras separaciones...esos son meandros chiquititos comparados con todo lo que viene después y todo lo que hay alrededor.

Por ejemplo, el famoso y sin resolver tema de la conciliación. Ya lo comenté en este blog hace un tiempo y no voy a extenderme mucho. Es un tema muy difícil al que no se le da importancia ninguna en esta sociedad. Si un día las abuelas y las asistentas se pusieran en huelga a la vez, este país se paralizaría. Bueno no. Que los hombres seguirían yendo a trabajar es verdad. Cómo está mi cabeza.

El tema de cómo compaginar horarios laborales e infantiles es un meandro hecho a base de meandros infinitos, como esas fotos que te haces frente a un espejo. Cuando por fin has conseguido encajar todas las piezas, viene una ráfaga de viento en forma de gripe mezclada con una huelga de transportes y la hemos liado parda. Lo extraño es que los padres y madres sigamos viviendo como si nada, sin volvernos locos ni cometer estupideces más allá de olvidarnos las llaves dentro de casa.

Y esto no es todo amigos. Las madres y padres nos pasamos la vida sorteando peligros en forma de fracaso escolar, acoso, mala conducta, baja autoestima, incivismo, obesidad infantil, adicción a los videojuegos, a la tele, a las drogas, problemas de relación con los demás, celos de hermanos, celos de amigos, consumismo, resistencia a la frustración, virus, bacterias, adoctrinamientos varios, malas influencias, coste del material escolar, piojos, manchas que no se quitan, calcetines desparejados, preguntas comprometidas, desamores, sexo sin protección (sí, esto también llegará), abusos, etc, etc, etc.

Tanto es así que los ojos se nos ponen como de búho, los oídos como de Superman, tenemos el gusto de un catador de la corte y la nariz como el protagonista de El perfume. Alerta, siempre alerta a cualquier señal que nos pretenda sacar del cauce y nos deje desolados en la orilla y a nuestros hijos remando solos.

Todo esto por no hablar de cosas aún peores que no tengo cuerpo para mencionar.

Este post no trata de convertirnos en héroes y heroínas a los padres y madres del mundo (aunque muchas veces creo que los somos un poco) tan sólo expone una serie de hechos. No es una queja, porque no tengo motivos realmente fuertes para quejarme y no me gusta hacerlo. No es un llanto, aunque a veces a una le entren ganas de llorar en medio de las turbulencias. No es ni mucho menos la añoranza de mi época de no madre o una forma de avisar a otras de que esto no es un camino de rosas. Es simple y llanamente la constatación de una realidad, una crónica de los hechos, un sentimiento que me acorrala en los días peores. Esos en los que necesito más que nunca la luz de mis chicas para no ahogarme ni dejar que me lleve la corriente.






domingo, 22 de septiembre de 2013

Momento musical vibrante: Girls just wanna have fun

Aquí va una de las canciones con las que más he saltado y bailado en mi vida. Sí, se me nota la edad, cierto. ¿Recalcitrante? Puede. ¿Vibrante? ¡Mucho! Tengo una lista muy larga de canciones que me ponen de muy buen humor nada más empezar a sonar. Y esta es una de las que más.

¡Feliz baile!


jueves, 19 de septiembre de 2013

AZ de la maternidad. Con N de Nunca

Nunca te irás de mi lado
Aunque te vayas
Aunque te lleven
Aunque no estés

Nunca dejaré de quererte
Aunque me olvidaras, que no,
Aunque me dejaras, que no
Aunque no quieras que te quiera

Nunca olvidaré
Mis manos en tu cara
Tu sonrisa de luz
Tu abrazo cálido
Tu estar siempre ahí

Nunca pasaré página
Curaré la herida
Te guardaré en un baúl

No, nunca, nadie, jamás

Podrá quitarme todo lo que vivimos

Ni siquiera ella

Ni siquiera la mar

martes, 17 de septiembre de 2013

No me llames abuela, llámame Paca

Hoy cumple ochentaytantos años mi abuela del alma, a la que precisamente nunca he llamado abuela. Ella me enseñó a llamarla por su nombre, Paca, cuando empezaba a balbucear mis primeras palabras. Decía que abuela no me salía y por eso probó con Paca, que se parece a papá y es más fácil. Y como fui la primera nieta, senté precedente, de manera que los nietos siguientes (10) y bisnietos (8) la llaman así.

Mi infancia está rellena de recuerdos vividos en su casa, en la de antes, la antigua casa que fue primero de su madre, la abuela vieja, mi bisabuela. Me encantaba que llegara el sábado y mi madre dijera: venga, que te vas a casa de "laPaca". Y entonces me acompañaba a mitad de camino, por un antiguo descampado que ya no existe, y mi Paca salía a buscarme con su eterna sonrisa. La misma que se convierte, todavía hoy, en carcajada a la menor ocasión. 

Estar en su casa era disfrutar de lo lindo. Allí siempre comía algo que me gustaba porque le encantaba cocinar y no le importaba hacer cuatro platos diferentes para comer. Todo estaba rico. Lo que me volvía loca eran las tortas fritas para desayunar. También los buñuelos. Si hubiera sido cocinera seguro que habría ganado premios. 

Estar en su casa era escuchar cuentos de toda la vida que salían del gastado radiocasette o de su propia boca, era bailar al son de las canciones que a día de hoy canta a mis hijas. Era también jugar con mis primas en el patio, a cazar moscas, a las cocinitas, a las peluqueras. Mi pobre Leslie quedó con un corte punky de lo más moderno para la época. Otros días era quedarme leyendo un libro o un tebeo, mientras mi prima MJ se quejaba de que era un aburrimiento estar conmigo. Era también dormir con mi prima en la misma cama, en la misma habitación que la bisabuela, que nos llamaba cosas muy feas porque nos pasábamos de cháchara hasta las tantas.

Estar en su casa era sentarme en una de esas sillas de madera a ver los dibujos de las 15:30 o la peli de aventuras de los sábados. Era también jugar al parchís juntas después de cenar hasta casi quedarnos dormidas. 

Recuerdo que le gustaba grabarme la voz en esas viejas cintas de casette. A falta de vídeo. Recuerdo cómo me pasaba las horas mirando y remirando sus revistas de disfraces y cómo ella me los hacía después para carnavales, y yo hasta ganaba premios y todo. De brasileira, de Mary Poppins, de pintora, de mora, de zíngara... Cómo he disfrutado disfrazándome y cómo disfrutaba ella contándome sus anécdotas de juventud en las que burlaba las leyes franquistas y salía a la calle con su antifaz y vestida de los personajes más variopintos. Un día, desafiando a su propio marido, salió disfrazada y fue a visitarle al bar donde jugaba a las cartas. Se hizo pasar por otra y él se creyó que de verdad era otra de lo buena actriz que fue. Cuando dejó el bar, los amigos le decían a mi abuelo que era su mujer, que no fuera tonto y fuera a comprobar si de verdad se había quedado en casa. Ella logró llegar a la casa antes, quitarse el disfraz y ponerse a coser como si tal cosa. De manera que él acabó creyéndola. Me contó esta aventura cientos de veces. Como otros episodios, algunos en plena guerra civil. El miedo que pasó entonces, siendo una niña. Tantas veces he escuchado la escena de los comunistas, como dice ella, entrando con tanques en el pueblo y gritando como fieras, que parece que lo he visto en una película.

Ella me regaló, aparte de los mejores momentos de mi infancia, mi primer libro favorito, Platero y yo. Y me llevaba a las papelerías que tanto me gustaban y me compraba lápices de colores y libretas. Siempre tenía una bolsa de gusanitos y unos gitanitos Ortiz para nosotros, sus queridísimos nietos. A veces incluso me dejó subir al desván lleno de historias antiquísimas a satisfacer mi curiosidad infantil. Y me preparaba helados y las mejores tartas de chocolate del mundo. Y siempre, siempre, siempre, se acuerda de mi cumple y me regala una cesta con comida en Navidad, donde nunca falta el melocotón en almíbar que me encantaba de niña.

Cómo me animaba el día coger el teléfono y escucharla a ella al otro lado decir: "hola preciosa". Tanto bien me hacían esas palabras de cariño... Ella no imagina cuanto. Aún hoy, si hablamos y me lo dice, siento paz. Aunque cuando ahora charlo con ella en la distancia y la oigo triste porque ya es mayor o porque estoy muy lejos, o porque ya apenas puede ver, también siento una congoja enorme. Un deseo muy grande de teletransportarme a su casa, a la de mi tía porque la antigua casa se convirtió en un edificio alto y la casa nueva la tuvo que dejar cuando perdió la vista, para pasar la tarde a su lado. Siento que he perdido tanto tiempo estando lejos sin verla ni hablar con ella. Me siento un poco culpable de todo lo que no hemos compartido. 

Ella adora a mis hijas, como a cada uno de sus nietos y bisnietos. Cuando sale Madrid en la tele, o sea, casi cada día, ella siempre se acuerda de nosotras y reza mucho a Dios por mi familia, según me dice. Le gusta animarme a presentarme a los concursos de TV, creo que sólo por verme un rato aunque sea dentro de la caja tonta.

Ella es murcianica de pura cepa, aunque le guste mucho todo lo madrileño, el chotis, la zarzuela y Sarita Montiel y su pichi. "Como Murcia no hay otro sitio". Es donde mejor se come, se pasea, se disfruta, se vive. Y no ha viajado mucho pero ella lo sabe. Y no se te ocurra llevarle la contraria.

A ella le encanta celebrar su cumpleaños con toda su familia e invitar a una comida o una merienda con tarta y velas incluidas. Siente la misma ilusión que una niña de cinco. Como vivo lejos, no he podido estar en sus últimas celebraciones. Ella siempre me dice, me faltabais tú y tu hermano (que vive en Holanda). El año pasado sentí más que nunca esta ausencia. En agosto de 2012 se puso muy malita. Tanto que pensábamos que nos dejaba. Suerte que pude estar con ella porque me pilló de vacaciones. Lloré mucho pensando que era una despedida. Me apalanqué a su lado en el hospital y le di la mano durante horas. Milagrosamente mejoró y salió de aquella. Celebró su cumple y hoy lo vuelve a hacer, aunque creo que sin fiesta. Alguien me sugirió que mi mano tuvo que ver en su recuperación. Se me eriza la piel de pensarlo. No lo sé, tal vez. Sea como sea, ella sigue aquí.

¡Felicidades Paca! Tú sí que eres y serás siempre preciosa. Te quiero mucho y me acuerdo mucho de ti. Muchas gracias por todo lo que me has dado y me das cada vez que hablamos o nos vemos. Y perdóname si no he sabido estar a la altura. A veces una es demasiado humana.

Un beso enorme


domingo, 15 de septiembre de 2013

Reto 150 palabras: El pasado (piedras, flores, palo

Era un domingo de octubre y llovía a mares. Pasaron la tarde mirando fotos antiguas de su padre. De recién nacido, después de bebé jugando en la arena, luego disfrazado de vaquero o soplando sus velas de cumpleaños.

"Las cosas eran muy diferentes antes", le dijo la abuela, "entonces tu papá jugaba con canicas y chapas o con cualquier palo que se encontraba en la calle". Ella respondió: "a mí no sólo me gusta jugar a la wii o el iPad, también me divierte mucho correr en el descampado, buscar piedras bonitas, sobre todo en la playa, y recoger flores de la calle para regalárselas a mamá".

 La yaya siguió a lo suyo sin prestarle mucha atención. "¿Ves ésta? Aquí tenía tu edad ahora y se parecía mucho a ti". Y entonces ella se dio cuenta de que nunca podría convencerla de lo contrario. Cualquier tiempo pasado sería siempre mejor.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Sábado de sensaciones (IX): Ventanas al mundo


Instantes 

"Deja que entre el aire y la luz"



Urbana

"En esta casa han ocurrido tantas cosas, tantas vidas, tantos momentos..."


Naturaleza

"Un día construyeron este palacio y me quitaron las vistas"









jueves, 12 de septiembre de 2013

AZ de la Maternidad. Con L de Luz

La letra L es una gran letra. Por ella comienza el nombre de mis dos hijas. De haber tenido un niño, se hubiera llamado Leo (antes de que Pe lo pusiera de moda, que conste).

Además, la elegancia de la ele se deja ver en palabras como Libertad, Letras, Luna, Literatura, Lecho, Laberinto y, por supuesto, Luz. Sí, sé que también encontramos la L en conceptos que parecen a priori menos poéticos, como lorzas, pero como dice mi amiga Bea con mucha gracia, la lorza es bella.

En un principio quise dedicar este post de la ELE a mis dos hijas, hablando de ellas, de cómo son, de cómo sienten, de por qué son tan especiales. Como eso casi me obligaba a decir sus nombres, he preferido la palabra LUZ, que es una palabra que me encanta, tanto por su sonoridad como por todo lo que lleva implícito. Y porque tengo debilidad por las palabras cortas y que lleven Z, H, Ñ. Rarita que es una.


Cuando un bebé nace se dice que su madre "da a luz" o que le "alumbra". Por lo tanto, la luz está en el origen mismo de la maternidad. Aunque yo misma me sintiera madre cuando estaba embarazada (también cuando esperaba a mi L.E.), en realidad aún no lo era de forma, digamos, oficial. Siempre me ha gustado esta acepción del verbo en español. Parir o "to give birth" en inglés no tienen ese matiz tan sugerente que sí tiene el "dar a luz", o darlo al mundo que dicen también los portugueses, que transmite el sentimiento de que algo muy importante está pasando cuando nace un niño.

Así que, desde que ese momento llega a la vida de las madres, aparte de sentirnos como si nos hubiera pasado por encima una apisonadora, el concepto de luz y luminosidad cambia totalmente en nuestras vidas. Es algo que siempre decimos que no se puede describir con palabras, aunque parezcamos cansinas de tanto repetirlo. Y como las letras no nos alcanzan, utilizamos las metáforas. Por eso decimos cosas como por ejemplo:

> Mis hijas son mis soles...
> ...Están llenas de luz
> ...Me iluminan con su sonrisa
>... Son la luz de mis días

Y cursiladas de este tipo.

Nos encanta decir que ellos son quienes nos iluminan en el camino, quienes nos insuflan la energía necesaria para vivir el día a día, para lidiar con las pequeñas y grandes dificultades que nos encontramos cada uno. Sí, las madres (y algunos padres) somos así de cursis y, por qué no decirlo, un pelín "repelentes", soy consciente. Como diría a mi madre, a mi no me da 'cuidao' (a mí no me importa) decirlo las veces que haga falta. Digan lo que digan. Por mis hijas mato y digo cursiladas, con un par.

Más de una vez he sido capaz de reirme a carcajadas en medio de uno de esos días horripilantes en los que se te sale el malrollismo por las orejas. He podido encontrar bajo las piedras más pesadas motivos de sobra para relativizar, avanzar, continuar, crecer. He sabido salir de situaciones complicadas y me he superado a mí misma cientos de veces. Y sigo haciéndolo. Y no sólo por darles ejemplo, sino porque ellas me motivan y me inspiran (ya lo dije en la I de inspiración).

Ellas son mucho más que esa luz que necesito para no tropezarme y darme golpes por las esquinas. Son generadoras de la energía que por mí misma me cuesta mucho conseguir. Curioso que a veces también sienta que son las que me absorben esa energía y me dejan aplanada como los dibujos animados de los 80. Contradicciones de la maternidad.

Ellas están llenas de luz. Cada una a su manera. La luz de L. es una luz blanca y radiante. La de L.E. es una luz multicolor. Ambas son buena gente, cariñosas, listas, divertidas, generosas, dispuestas a darlo todo por un ratito con su mamá o su papá (y por jugar con el iPad).

Si no hubiera sido madre, seguro que hubiera encontrado otras formas de que mi vida tuviera sentido. No voy a decir esa frase manida de que no he encontrado valor en mi vida hasta que no han llegado. Porque no es cierto. Parece que entonces si no eres madre o padre no merece la pena vivir y eso es absurdo, injusto y falso. La vida merece la pena por sí misma. Hay tanto y tanto que disfrutar, que sentir, que vivir.

Eso sí, ahora que las tengo, no podría imaginarme la vida sin ellas aquí. Sin sus luces y sus sombras. No las de ellas, que son cuasi perfectas, jeje, sino las de la maternidad, de las que ya conté algo hace un tiempo.


Las luces son luces porque hay sombras y oscuridad. Y yo sé que con ellas a mi lado la oscuridad desaparece al poco tiempo o, al menos, se oculta lo suficiente para poder VER lo que necesito ver sin encender ninguna bombilla.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Diez cosas que no dejo de preguntarme





Hoy tengo un día tonto. Es domingo por la tarde. Con eso ya lo he dicho todo.


Intento escribir algo interesante para el blog. Lo único que me viene a la cabeza son cosas como que tengo que planchar 10 kilos de ropa o que debería pensar en pintar mi habitación un día de estos.

Entre tanto pensamiento divertido se me cuelan las típicas dudas existenciales con las que una suele convivir a diario. Lo bueno es que, aunque no consigo respuestas, las dudas van cambiando y animando de esta forma mi rutina mental.

Lo malo es que se van acumulando. Y no sé cuánto volumen de vacilaciones podrá aguantar mi cerebro. Me consuela saber que las cabezas sólo estallan de forma metafórica.

Las voy a contar para ver si alguien tiene a bien arrojarme algo de luz al respecto. Algunas cuestiones son más elevadas, otras son tontás. Mi mente es así, fluctuante, inquieta y global:

> ¿Con qué objetivo mi país se empeña en presentarse a concursos en los que siempre pierde (dinero, prestigio, ilusiones)? Véase Madrid 2012, 2016 y 2020, Eurovisión, las siete maravillas del mundo, Miss Mundo y Miss Universo. Y menos mal que ya no puedo nombrar aquí los Mundiales de Fútbol...

> ¿Se puede permitir que un Gobierno masacre a su pueblo con bombas y fusiles pero no con armas químicas? ¿Es más lícito lo primero que lo segundo? El Gobierno sirio lleva machacando a su gente desde hace más de dos años de forma brutal. Pero ahora es cuando EEUU pretende intervenir por considerar inaceptable el uso de los gases. Algo no encaja. Si de verdad la ONU sirviera para algo y hubiera intervenido para frenar esta sangría y lo hubiera conseguido… Sí, sé que no es tan sencillo, que no puedo ser tan inocente de pensar que los conflictos de este tipo se pueden arreglar por la vía diplomática. Hay industrias muy poderosas en juego. Las mismas que, curiosamente, harían su agosto sí se produce un ataque internacional.

> ¿Por qué los libros de texto cuestan por niño cantidades indecentes y además cambian cada año para que no se nos ocurra cometer el cuasi delito de pasarlos de los niños mayores a los pequeños? El motivo lo sé, el poder de la industria editorial con el beneplácito de los gobiernos, a los que importa poco o nada que muchas familias lo pasemos mal este mes del año para llegar al final sin comernos las uñas de primer plato y que otras, directamente no lleguen ni al principio.

> ¿Cómo se hacen las estadísticas del paro? Dicen que en agosto bajó en 31 personas... El mundo publica sus nombres y apellidos...conozco a una persona que dejó el paro el pasado mes y que no aparece. ¿Fallo técnico? En cualquier caso, ¿cómo no se les cae la cara de vergüenza a ciertas personas que airean a los cuatro vientos esa paupérrima cifra como un éxito sin precedentes?

> ¿Por qué si eres autónomo y estás pagando religiosamente todos los meses un dineral por cotizar no tienes derecho a paro o baja por enfermedad y te queda una pensión ridícula? Que nadie me diga que sí tienen esos derechos y que pueden cobrar más de pensión porque no me vale. Los requisitos a cumplir y/o el aumento de la cuota son tan exigentes, que están al alcance de muy pocos.

> ¿Cuándo la gente dejará de hablar a gritos, recogerá las cacas de su perro y se abstendrá de dar de comer a los animales en los zoos?

> ¿Quién tuvo la genial idea de emitir las películas dobladas en las televisiones de España? Y en esta línea … ¿los políticos que nos representan en el extranjero no tienen tiempo y dinero para contratar profesores de inglés One To One? ¿Ni siquiera el presi?

> ¿Podrá alguna serie de TV superar a Breaking Bad? Opinión totalmente personal y subjetiva. A mucha gente le parecerá un bodrio.

> ¿Me llegará esa cosa que llaman crisis de los 40? Ni está ni se la espera.

> ¿Inventará alguien por fin la plancha robot o la 'secadancha'?

Sigue siendo domingo por la tarde.

Ya queda muy poco para la noche.

El lunes me acecha.

El cole, la ofi, los tuppers.

Estamos de vuelta.




jueves, 5 de septiembre de 2013

AZ de la maternidad: con K de ...

Cuando te vi por primera vez sentí el peso de kilogramos de amor que me invadían el cuerpo. Desde ese momento supe que te seguiría allá donde fueras. En vida, aunque marchases a miles de kilómetros, más allá de Kamchatka. O tuviera que atravesar el desierto del Kilimanjaro. Y más allá de la vida, con mi ka siempre cerca, para darte la mano si cayeras. Tus risas me contagiaron de kilovatios de ganas de vivir. De vivir contigo todas las cosas. De repente los martes podían ser un kermés de emociones. Por ti me convertí en kamikaze de sueños, en atrapadora de instantes, en abrazadora. Es sólo ver un gesto tuyo y sé cómo te sientes. Es sólo ver un gesto mío y saberlo tú. No sé si fui otra antes o muchas. No sé nada de eso que llaman karma. Sólo que si existe, quiero volver a ser tu madre una y otra vez. 

Dedicado a mis dos soles

lunes, 2 de septiembre de 2013

El viaje

                                      

Preparar las maletas. Cada vez más vacías para viajar ligeros, como me gusta. Para volver llenos de instantes, de sensaciones, de recuerdos como tatuajes. Cerrar las puertas. De las habitaciones. De la casa. Del coche. Poner rumbo al norte. Subir el volumen de la música y tararear. Jugar a los personajes y al veo veo. A descubrir formas en las nubes. Responder al cuánto falta unas 37 veces. Parar a mitad del camino. Mirar el reloj. Sentir ansiedad por la llegada. Ver el cartel del pueblo y gritar ya estamos aquí. Explorar el terreno y la casa. Respirar y oler a granja. Rellenar los armarios vacíos. Salir corriendo a la aventura. Tanto por conocer. La carretera está adornada de verdes de intensidad variable y casitas como de cuento. De vez en cuando nos sorprende una de ellas por su fuerte color azul o fucsia que parece que acabará de ser pintada en un cuadro al óleo. El paisaje es espectacular, abrumador a veces. La naturaleza se mezcla con las poblaciones de manera indisoluble. Todos los rincones merecen ser fotografiados. Todos. De repente aparece el mar bañado por la lluvia enfurecida y entramos deprisa al coche de nuevo hacia cualquier otro lugar del mapa. No hay prisa. No hay planes. No hay rutinas. Cada día es un regalo que estrujamos hasta dejar vacío. Santillana del Mar, Suances, Liérganes, Cabárceno, Liencres, Santander, Comillas, San Vicente de la Barquera. Zoo, parque natural, mar, chocolate con churros, pinturas rupestres, calles adoquinadas, ríos y puentes, ventanas plagadas de flores, belleza, libertad. Ohana. Poner cara y ojos y manos y voz por fin. Abrazos y besos. Conversaciones infinitas. Mariposas azules. Despedidas. Juegos de cartas, acostarse a las tantas. Recogidas. Maletas. Y cuatrocientos kilómetros de vuelta. Septiembre.

                                        

domingo, 1 de septiembre de 2013

Reto 150 palabras (hilos, abejas, reloj): La verbena

El reloj marcaba los segundos con lentitud y rotundidad aquella noche de agosto, retumbando en el insomnio de Eva como un tambor de Semana Santa. Todos dormían en la vieja casa de los abuelos.

La verbena de la noche anterior dejó en ella huellas para toda la vida que zumbaban en su cabeza como abejas alrededor de un panal.

Por primera vez su madre la dejó salir con los labios pintados y con tacones. Estaba resplandeciente con el vestido de crochet de hilos de colores y esa flor en el pelo que encontró en el jardín. Todos los chicos la miraban e incluso algunos le guiñaban el ojo.

En realidad todo eso le daba igual, porque sólo le importaba que uno en concreto se fijara en ella. Y, finalmente, lo hizo. Y la sacó a bailar. Y la invitó a una mirinda.

Y casi le da un beso de despedida.