jueves, 26 de septiembre de 2013

AZ de la maternidad: Con M de Meandro


¿Meandro? ¿Eso qué es lo que es?


Meandro según la RAE:

(Del lat. Maeander, -dri, y este del gr. Μαίανδρος, río de Asia Menor de curso muy sinuoso).

1. m. Cada una de las curvas que describe el curso de un río.

2. m. Disposición de un camino.

3. m. Arq. Adorno de líneas sinuosas y repetidas.


Esta es la primera vez que me traigo la RAE al AZ de la maternidad. Lo hago porque he escogido una palabra que, a simple vista, no parece tener nada que ver con los sentimientos maternales (sustituyase esta y otras referencias femeninas por su equivalente masculino según el caso). Ahora verás cómo esto no es así, al menos desde mi experiencia.


Empecemos por el principio. Por el momento en el que no eres madre. Sólo el hecho de decidir si quieres o no ser madre y cuándo quieres serlo en caso de decidir que sí, ya supone recorrer un camino lleno de curvas. A cuál de ella más sinuosa. ¿Realmente quiero tener hijos? ¿Podré tenerlos? ¿Encontraré a la pareja adecuada? ¿Seré capaz de cuidarlos? Si no soy capaz de cuidar de mí...¿Seré capaz de mantenerlos? Si no llego a fin de mes... ¿Seré capaz de renunciar a mi vida cómoda y a mi tiempo para mí? Tic tac tic tac. El reloj mientras tanto sigue su curso mientras tú te mareas de tanto giro. Es realmente agobiante para muchas personas, especialmente para las mujeres, que tenemos ahí la espada de Damocles del arroz que se nos pasa y todo eso.

Cuando ya una decide que sí, y cree que el momento (pareja, estabilidad profesional, madurez, etc) ha llegado, el río puede convertirse en una línea recta o volverse todavía más curvado, como una especie de circuito de fórmula 1 lleno de trampas.

Afortunadamente no fue mi caso con mi maternidad biológica. Fue relativamente sencillo conseguir un embarazo. Sin embargo, seguro que conoces a alguien a tu alrededor, o quizás tú misma, quien no lo ha tenido nada fácil para concebir y/o llevar a término su estado de buena esperanza. Los tratamientos de fertilidad existentes hoy día han logrado que ese meandro maternal sea menos opresivo y que muchas parejas o mujeres solas hayan cumplido su sueño de formar una familia por esta vía.

Como sabes, mi segunda maternidad fue un poco más difícil. Tuve que navegar por las aguas bravas del “río" adoptivo. De nuevo tuve suerte y, aunque el viaje estuvo plagado de paradas intermitentes y momentos en los que me sentía a la deriva, llegamos a buen puerto en un tiempo relativamente aceptable. Tremendamente bueno si miramos la situación actual (más de 4 años de espera para Etiopía).

Y por fin somos madres. ¿Ahora qué? Se supone que estamos completas, en estado de plenitud, que vivimos en una especie de estado mágico y perfecto que da sentido a nuestras vidas y nos convierte en mejores personas. Esto es cierto sí. Pero no siempre. Y no todo el tiempo. A veces una se siente sobrepasada por las circunstancias. No me refiero al tema de los primeros meses, noches sin dormir, lactancia o biberón, colecho o no, primeras fiebres, primeras separaciones...esos son meandros chiquititos comparados con todo lo que viene después y todo lo que hay alrededor.

Por ejemplo, el famoso y sin resolver tema de la conciliación. Ya lo comenté en este blog hace un tiempo y no voy a extenderme mucho. Es un tema muy difícil al que no se le da importancia ninguna en esta sociedad. Si un día las abuelas y las asistentas se pusieran en huelga a la vez, este país se paralizaría. Bueno no. Que los hombres seguirían yendo a trabajar es verdad. Cómo está mi cabeza.

El tema de cómo compaginar horarios laborales e infantiles es un meandro hecho a base de meandros infinitos, como esas fotos que te haces frente a un espejo. Cuando por fin has conseguido encajar todas las piezas, viene una ráfaga de viento en forma de gripe mezclada con una huelga de transportes y la hemos liado parda. Lo extraño es que los padres y madres sigamos viviendo como si nada, sin volvernos locos ni cometer estupideces más allá de olvidarnos las llaves dentro de casa.

Y esto no es todo amigos. Las madres y padres nos pasamos la vida sorteando peligros en forma de fracaso escolar, acoso, mala conducta, baja autoestima, incivismo, obesidad infantil, adicción a los videojuegos, a la tele, a las drogas, problemas de relación con los demás, celos de hermanos, celos de amigos, consumismo, resistencia a la frustración, virus, bacterias, adoctrinamientos varios, malas influencias, coste del material escolar, piojos, manchas que no se quitan, calcetines desparejados, preguntas comprometidas, desamores, sexo sin protección (sí, esto también llegará), abusos, etc, etc, etc.

Tanto es así que los ojos se nos ponen como de búho, los oídos como de Superman, tenemos el gusto de un catador de la corte y la nariz como el protagonista de El perfume. Alerta, siempre alerta a cualquier señal que nos pretenda sacar del cauce y nos deje desolados en la orilla y a nuestros hijos remando solos.

Todo esto por no hablar de cosas aún peores que no tengo cuerpo para mencionar.

Este post no trata de convertirnos en héroes y heroínas a los padres y madres del mundo (aunque muchas veces creo que los somos un poco) tan sólo expone una serie de hechos. No es una queja, porque no tengo motivos realmente fuertes para quejarme y no me gusta hacerlo. No es un llanto, aunque a veces a una le entren ganas de llorar en medio de las turbulencias. No es ni mucho menos la añoranza de mi época de no madre o una forma de avisar a otras de que esto no es un camino de rosas. Es simple y llanamente la constatación de una realidad, una crónica de los hechos, un sentimiento que me acorrala en los días peores. Esos en los que necesito más que nunca la luz de mis chicas para no ahogarme ni dejar que me lleve la corriente.






19 comentarios:

  1. Me ha encantado de verás, tanta realidad, aunque me ha dado un poco de MIEDO, si a mi hija con cinco hay veces que no se como ayudarla, calmarla, no gritarla ni castigarla,¿con todos esos meandros que acechan que haré?

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    1. No hay que tener miedo, de todas salimos al final, aunque no nos lo creamos, tenemos una enorme fuerza para superar todos estos meandros maternales. Y estamos aquí, apoyándonos unas a otras!

      Muchas gracias por tu comentario.

      Besitos

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  2. Bego... no pude aguantar hasta la medianoche de ustedes y las 19 de Buenos Aires...

    Es tan real... ese meandro... Muriel es muy pequeña todavía, pero no dejo de pensar en todas las curvas sinuosas que nos esperan... cada cosa que fuiste nombrando y la realidad de los chicos en la actualidad... la adolescencia prematura, las nuevas tecnologías y redes sociales, los peligros que acechan... Ya no volvemos a estar tranquilas, siempre alertas... Y por otro lado los momentos en los que me veo desbordada y no sé cómo actuar... la maternidad es un gran meandro... yo no podría haberlo escrito mejor... Y me encanta el final... porque no se trata de renegar de la maternidad, si no de poner de manifiesto que aunque es el estado que nos hace plenas y felices, también tiene sus aspectos oscuros y nosotras no dejamos de ser mujeres también, imperfectas intentando ser mejores personas y mamás...

    Un besazo amiga...
    Excelente entrada... cuanta tela para cortar...

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    1. Hola Pao,

      Muchas gracias por tu comentario, siempre con tanto cariño... lo que quería dejar de manifiesto es que, a pesar de las dificultades, salimos adelante siempre y además que, es complicado esto de ser padres/madres, leñe, una a veces se siente desbordada.

      Pero ahí estamos las demás, el ohana de cada uno, y nuestros propios hijos, para que veamos la luz al final de la cueva ;-)

      Un besazo che!

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  3. Que gran reflexión y compilación! Cuando he leído lo de “meandro” yo tampoco he visto clara la conexión con la maternidad, pero con tu escrito no puedo estar mas de acuerdo. Esperemos que curva a curva consigamos que nuestros peques y nosotros nos sintamos llegando a un rio, lago, mar... con cierta calma, paz, amor y felicidad.

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    1. Seguro que sí, la mayoría de las veces salimos airosos, aunque puede que nos mojemos un poco o "un mucho" dependiendo del momento y la sinuosidad del meandro en cuestión.

      Un beso!

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  4. A veces los meandros son tan sinuosos que se ponen en vertical, pero aquí estamos nosotras con un par de huevarios!!
    Besos

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  5. Pa cagarse con los Meandros...... lo que noes espera.... pero nadie dijo fuese fácil.

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  6. Hola Bego!

    Además tú lo has dicho... Los meandros empiezan desde el mismo momento en el que tomas la decisión... Incluso antes de tomarla... Y cada vez el camino se hace más retorcido y complicado. Y más y más y más...

    C'est la vie...

    Besos!!

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  7. meandros, curvas, rectas, uf, hay de todo. Sí.
    Y lo bueno y malo a la vez es que no sabes qué sorpresa te depara el futuro al salir de la siguiente. Es malo, por la incedrtidumbre que crea, pero bueno porque es una sorpresa y el superarlo te hace darte cuenta de tu propia fortaleza

    besos, como siempre, de 10

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  8. Ay el final, con la corrienteeee. Emocionada, para variar. Me encanta la metáfora, Bego. Y yo ahora mismo solo puedo pensar en lo poco que me ha gusta hacer madrafting. Pero es lo que hay, como dices, la pura constatación de unos hechos.
    Grandiosa. Una crítica llena de poesía, much more than lo que parece (luego si eso me das la traducción completa).
    Un besazo, niña mía!

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  9. Demasiados meandros sinuosos veo en mi futuro próximo cuando nazca la bichilla. A veces creo que es mejor lanzarse a esto de la maternidad de forma inconsciente, porque cuando somos tan racionales y queremos tener todos los cabos bien atados, sufrimos mucho al darnos cuenta de que parece imposible salir adelante, y nos venimos abajo con nuestros planes de formar una familia.

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  10. Bego!!! eres lo más... Escribes como los ángeles.. Me ha encantado de verdad.
    Tanto meandro parece que nos saque del camino, pero no. Son sólo ríos sinuosos que nos engañan.,..

    Un besazo guapa

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  11. Meandro siempre me ha parecido una palabra muy poética, y ahora tú le has dado un nuevo significado. Curvas sinuosas, rápidos, aguas turbulentas, y puede que caimanes o pirañas bajo la superficie!
    Me ha parecido una metáfora preciosa, Bego, sencillamente genial :-)
    Un beso!

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  12. Como siempre: Genial!!!
    Bsos

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  13. La vida, la maternidad es un tio vivo, un meandro, un camino, siempre de un lado para otro, sorteando obstáculos e intentando vivir con otros. Desde luego que ahora no es nada para lo que nos espera...ufff, sólo de pensarlo me echo a temblar, pero bueno, mejor no lo pienso hasta que llegue y seguimos disfrutando de nuestros pekes. Genial entrada...un besazo!

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  14. Hola pasaba a visitarte!! y que excelente reflexión!! me parece genial!! Tambien me ha parecido muy lindo blog! te leo!
    muchos besitos y abrazos
    si te interesa conocerme.
    http://flashlovee.blogspot.com/

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  15. Casi me caigo muerta matá del susto!!! Estoy revisando los posts del az y me encuentro con que aquí no está mi comentariooooooooooooo!!!! Yo lo hice, lo recuerdo perfectamente.... A dónde habrá ido a pasarrrrrr...
    Cabreos de un lado...
    La maternidad como meandros es una de las metáforas más bonitas que he leído nunca.
    La verdad es que da miedo pensarlo... Cuando nuestros hijos son pequeños, el cansancio físico es lo más duro de la maternidad... pero a medida que crecen, aparecen otros problemas... otros retos y desafíos, mucho más difíciles y desveladores que los del principio. Y creo que lo has reflejado de una forma genial.
    Un abrazo por dos veces!!!
    Muakkks

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  16. Desde el momento que planeas la posibilidad de se rpade, el meandro ya es gigante.... pero es que cada vez se hace más grande.... es una aventura ir recorriéndolo!!!!

    Genial entrada!

    Besos!

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Me encanta que leas mi blog y si encima vas y me dejas un pequeño comentario me haces la mar de feliz ¡Mil gracias!