martes, 4 de junio de 2013

La ciudad invisible



Judith G (no he logrado encontrar el enlace a su web)

(Relato corto inspirado en Las ciudades invisibles de Italo Calvino. Escrito en 2006 ó 2007)

Por la calle blanca caminas deprisa y silenciosa, pisando la lluvia y los pasos de la niña que hace 10 años comía una piruleta justo en esta esquina que acabas de dejar atrás. Tú no te acuerdas, pero él sí. Tenía los ojos oscuros y sabios. Un gran lazo de terciopelo amarraba las anillas color chocolate de su pelo.

Llegas a la panadería de Juan, que en ese momento habla por teléfono con Felipe sobre la necesidad urgente de hacer algo para animar a Ana. Está hundida desde que se enteró de su enfermedad. Vive a la espera sin esperanza. Piensa, “¿dónde he visto antes ese sombrero?”.

No dejas de darle vueltas a la cabeza. ¿Cuándo será? ¿Dónde estará? Estás cansada de buscar y de preguntas sin contestar. El semáforo está rojo y te paras. A tu lado, Mónica arrastra sus años y las cosas que le quedaron por hacer a los 30, de camino a casa desde la tienda de ultramarinos.

Antes de cruzar una moto pasa a toda velocidad a tu lado. Bajo el casco hay un chico adolescente que morirá en 20 minutos unas calles más abajo. Al otro lado de la acera, el olor a guiso casero te trae recuerdos de la cocina de tu madre, quién a esta hora debe estar a punto de coger el tren para volver al pueblo.

Te acuerdas de que hoy es el cumpleaños de Elena, que estará todo el día esperando que la llamen y a la que olvidarás hacerlo por culpa de Luis, que vendrá a verte después del trabajo para decirte, otra vez, que no piensa comprometerse. Mientras, tu amiga estará hablando con Carla, una compañera del gimnasio a la que no conoces personalmente, pero de la que sabes, antes que su novio, que está embarazada de otro.

Ahora que ves la mercería, tenías que comprar hilo blanco para el botón de la camisa que se te cayó hace unas semanas. Son dos euros, te dice Melisa, peruana de nacimiento y madrileña desde hace 4 meses, cuando consiguió por fin sus papeles. Cuando abres la cartera para pagar, Melisa observa absorta la foto de Laura , que cumplió 3 años el día 15, y se acuerda tristona de sus hijas, a las que dejó a miles de kilómetros de distancia y de necesidad.

Sales de allí y tropiezas con Enrique, que acaba de sacar dinero del cajero para pagar la manutención de Miguel. El chico quiere dar clases de piano y él no tiene ni idea de cómo arreglárselas para llegar a fin de mes. La madre no quiere saber nada del tema. Tiene bastante con levantarse cada mañana y sobrellevar su depresión.

No sabes si coger el metro o el autobús. Una decisión tan aparentemente trivial que puede acarrear terribles o maravillosas consecuencias. Al final te decides por adentrarte bajo tierra, y comienzas a bajar las escaleras de Plaza de España. El olor a podrido se mezcla con el de los gofres recién hechos. Las personas de pelo sucio conviven con los flequillos recién cortados. Los trajes de marca con las bolsas del todo a 100.

Lees la prensa gratuita. Más crisis, más muertos, más hambre, más mentiras que ayer y menos que mañana. Vuelve esa sensación de angustia y desazón de los días de nubes. Deseas desaparecer, volver a empezar, redecorar tu existencia. Mañana mismo lo vas a hacer, mañana comenzará tu nueva vida. Como dijiste ayer.



Nota: El cuadro lo he visto en el blog  al que enlaza. Desconozco si tiene derechos reservados porque no he encontrado datos sobre la autora. Si la autora o alguien relacionado no desea que aparezca aquí, que me lo diga y lo retiro inmediatamente.

9 comentarios:

  1. Muy chulo,si señor. Gracias por este rato que me has regalado en el tren. Leí a Italo Calvino hace ya mucho, me has hecho recordarlo,buscare algo suyo para leer próximamente

    La Madre Ninja

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    1. ;-) Gracias a ti por pasarte a leerme, es todo un honor para mí.

      Yo también lo leí hace mucho y me impactó.

      ¡Buen viaje!

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  2. Me encantó! Me ha hecho pensar en lo ligadas que están nuestras vidas a las de tanta gente aún cuando no creemos que lo están...
    Tantas vidas que tocamos y sobre las que no dejamos huella...
    Mil gracias por compartirlo!♥

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    1. Sí, lo escribí pensando en eso precisamente, es alucinante lo conectados que podemos estar con otros. Y el hecho de tocar otras vidas sin dejar huella... Me ha tocado tu frase.

      Muchas gracias por visitarme, me encanta verte por aquí, ya l

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  3. Se me puso la piel de gallina con tu relato... Tenés ángel, tacto y una delicada forma de captar y graficar cada momento, cada personaje, cada historia de vida.

    Maravilloso.

    Un besote porteñoooooo

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    1. Pao, qué belleza de frase me has soltado, estoy emocionada y encima de imaginarte el acento argentino que me rechifla. Mil gracias!

      Un besazo español ;-)

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  4. ¡Qué bonito Bego! Yo también pienso a veces en esto... Todos estamos conectados, tomos contamos, todos somos importantes... La vida es magia. Como dice Paola, pone la piel de gallina pensarlo, pero es REAL. Me ha encantado!! qué buen sabor de boca me llevo a la cama!! Felices sueños artista.

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    1. Pura magia como dice Nieves. La verdad es que estremece pensarlo y a mí me encanta pensar en ello e imaginarme las conexiones. Gracias por leerme a estas horas, me alegro de que te haya dejado buen sabor de boca la historia. Tú me has dejado muerta envidia con la historia de tus hijos y la comida, y muerta de risa también.

      Que sueñes con los angelitos ;-)

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