lunes, 17 de junio de 2013

Cosas sorprendentes que vivimos en el médico


Por dolencias de diversa índole he ido al médico muchas más veces de las que hubiera deseado. Al convertirme en madre, además de ir como paciente, empecé a ir en calidad de madre de las critaturas.

De todas las horas transcurridas en centros de salud, hospitales y consultas de todo tipo, he acumulado experiencias sin fin. Aquí un extracto de las más absurdas y sorprendentes:

> Desde los quince años sufro de alergia a las gramíneas y olivo. Me he vacunado durante muchos años sin éxito. Todo lo contrario, cada vez la alergia iba a más. Hasta el punto de que temí ser engullida por ella un día cualquiera.

Los alérgologos me enviaban a los otorrinos y viceversa, en un partido de tenis sin fin. Uno de los otorrinos, tras una "minuciosa" exploración, concluyó que yo no sabía respirar y ese era todo mi problema. Su tono era el del profesor enfadado porque un alumno no entrega sus deberes reiteradamente. Temí que me pusiera de pie delante de la pizarra castigada.

¿Qué no sabía respirar? ¡Si no podía! Para mí respirar fue un infierno durante años hasta que voilà, encontré el Santo Grial. Un médico que me hizo la prueba definitiva, que encontró la causa del problema. Esos quistes en la nariz que ya son historia desde hace unos meses. Gracias a Dios.

> Desde que di a luz mi cuerpo empezó a renquear como los coches cuando tienen ya unos años. Dolores por todo el cuerpo y cansancio extremo. Un día me dio un flus, como si mi cuerpo dijera, hasta aquí hemos llegado, y los dolores, localizados especialmente en la zona de la cadera izquierda, adquirieron forma de monstruos galopantes que me dejaron postrada en la cama cinco largos meses.

Aquello fue una verbena de médicos, una feria, una expo universal de la medicina. De oca a oca y tiro porque me toca me vieron traumatólogos, urólogos, ginecólogos, especialistas del aparato digestivo y de medicina interna, neurólogos y neurocirujanos. Y me sometieron a un carnaval de pruebas interminable cual capítulo de Doctor House. Incluso hubo un listillo (traumatólogo) que me dijo que lo mío se solucionaba limpiándome la sangre. Y yo, jartita de todo ya, sucumbí cual inocente presa ante curandero por el módico precio de 500 euros. Sólo sirvió para limpiarme el bolsillo.

¿Diagnóstico? Dolor inespecífico. O sease, no tengo nada. Buena noticia el no tener nada mortal. Mala el no saber qué está pasando Porque si te duele, es po algo ¿no? Y no me digas, por tu madre, que es el estrés.

¿Tratamiento? Por mi cuenta acudí a un osteópata (y resultó que era de los buenos), empecé a hacer pilates y dejé de leer foros apocalípticos sobre enfermedades variopintas. Mano de santo. El dolor se mitigó y volví a hacer vida cuasi normal. Eso sí, el puñetero dolor jamás se ha ido, forma parte de mi y de mi lado izquierdo, nos hemos hecho amigos y vamos incluso juntos de vacaciones. Cuando le da por decir, aquí estoy yo, me enchufo un pastillazo y andando. No va a poder conmigo, si no pudo la alergia, esto tampoco.

> La niña tiene fiebrón y le duele la garganta. La aparición de placas es inminente pues le pasa siempre, la garganta es su punto débil. La doctora le examina y te dice: "que beba mucha agua". A eso le llamo yo recortar a tope y ser socialmente responsable. En un caso similar ocurrido cerca de mí, al decir la madre que el niño hacía la comunión unos días más tarde, la doctora se armó de valor, se tapó los ojos con la mano y extendió la receta del mardito antibiótico.

> A la niña le hacen una prueba para un dolor de oídos y aparece una "cosa" que ni que sí ni que no, que no está nada claro y que necesita de una prueba muy agresiva para su aclaración. Nos derivan al especialista de turno. Una vez en su consulta y tras contarle con pelos y señales toda la historia, pregunta "¿qué hacemos? usted decide si quiere que hagamos o no la prueba".

Vamos a ver, alma de cántaro, que yo venía aquí a que usted me dijera lo que hacemos, que para eso se le supone una carrera de seis años más un MIR más no sé cuantas cosas más. Y para eso le pago. Para este viaje miro el internet, ese bicho infame cuyo nombre os da urticaria a todos los médicos. Después de cuatro especialistas, encontré afortunadamente a uno que sabía mucho y que nos explicó todo de forma clara y sin arrogancias. Y lo mejor es que no hay que hacer la dichosa prueba.

> Visita al endocrino ante el desmesurado crecimiento de la pequeña de la casa. Ha roto todos los percentiles, se le han caido los dientes a los cuatro años, todo el mundo te dice, "es gigante". Pues porsiaca, vamos al médico. Fue una visita perturbadora porque la verborrea de aquel señor superaba todas mis expectativas. Su capacidad de decir palabras por minuto era de record guiness. Todo en el mismo tono y con esa actitud tan familiar para mí de "no tiene usted ni idea, déjeme a mí que le cuente, pobre mortal".

Después de tenerme diez minutos (sin pararse a respirar) diciendo cosas como que las africanas son así de grandes, no te asustes si le viene la regla a los ocho años, es lo normal, etcétera, me dio volantes para hacer pruebas porque: "me puedo equivocar y tendría que tragarme mis palabras".

Majo, como te las tengas que tragar lo mismo te da un ardor de estómago que ni el cochinillo oiga.




13 comentarios:

  1. Ahí va, la osa!! Lo cuentas y no te creemos, jolines, como está el patio. Lo malo es que hay mucha gente así por estos mundos, y cuando no saben, se lavan las manos, o se cogen un derrotero que no es. Madre mía, con lo importante que es la salud y más cuando nosotros mismos "no sabemos".
    Besos

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    1. Pues es todo tal cual. Y tengo más pero ya me lo dejo para una segunda parte, jejeje.

      Hay médicos excelentes pero desgraciadamente, descubrí hace tiempo que no por ser médico lo sabes todo, como creía antes.

      Un besote

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  2. JEJEJE.... Me encanta tu entrada, no veas lo dificil que es trabajar con ellos... Lo del dolor inespecífico es genial, siempre emplean palabros de esos para esquivar decir que no tienen "ni p.. idea"...
    Los hay muy buenos, como en todas las profesiones, pero por lo general son soberbios a rabiar, les sacuden la modestia desde el primer curso...

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    1. Afortunadamente hay buenos médicos y yo besaría el suelo por donde pisan algunos de ellos, sin embargo me he encontrado mucha soberbia como dices y mucho tratarme como a un idiota y eso, por muy buen médico que sea les quita puntos.

      Tú que les tratas diariamente bien que lo sabes.

      Un beso!

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  3. Yo tengo una pediatra de cabecera monísima, estilosísima, delgadísima, taconazos... Entre los padres/madres crea sentimientos enfrentados. Yo estoy preguntando para ver si encuentro otra (que será peor, seguro) y me cambio. Lo último fue cuando llevé a la niña con dolor abdominal y me dijo, "o sea, abdominal, lo dudo", y pasó al siguiente paciente con cita mientras me remitía a su enfermero. Por lo visto, abdomen, es palabra reservada para uso de los profesionales.

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    1. Qué fuerte! Es lo que peor llevo, que ellos sientan que están por encima de los demás mortales por haber estudiado una carrera harto difícil. Se puede saber mucho y escuchar y ser amable, ¿no?

      Cambiáte, no te conformes. Yo no paré hasta estar a gusto con la que tengo.

      Muchas gracias por el comentario Henar. Un beso!

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  4. jajajaja Bego!!! Es buenísima!! Yo también soy alérgica desde la adolescencia y además de no poder respirar me llenaba de urticaria... una de lasprimeras veces que fui al médico por este tema, el dermatólogo me subió la remera para ver las ronchas mientras un grupo de residentes aprendía con él. Yo tenía 17 años y el rojo de mi cara (por la vergüenza creo que superaba la frutilla que era yo entera (de pies a cabeza). Me dijo que era alergia y que fuera al alergista
    Otro ejemplo, después de años de tener una especie de cáscara en el brazo y en la cabeza y de mil remedios y vacunas para la alergia, un día el alergista me dice que no sabe qué es y me mandó de nuevo al dermatólogo. 7 años después me entero que además de alergia tengo principio de psoriasis!!!

    Ni hablar de las 6 veces que fui a la guardia por hipertensión en el embarazo...

    En fin... cosas sorprendentes que vivimos cuando vamos al doc

    Besote che!!!

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    1. Qué fuerte tu historia, tú también has vivido tu partido de tenis particular. Me alegro de que al final te enteraras de lo que tienes y supongo que te habrán puesto tratamiento.

      Muchas gracias por pasarte y comentar.

      Un besote

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  5. Hola Bego, como ya creo que te he dicho antes, yo tengo vocación de médica, en el camino se me malogró la vocación y acabé haciendo algo totalmente no científico. Pero con los años me he tragado miles de libros sobre anatomía, el funcionamiento de las glándulas, el cerebro, el sistema cardiovascular, etc., etc. y cuando voy al médico es porque de verdad no sé que tengo, pero como le doy una lista de síntomas detallados y expicándole por qué no es esto ni aquello (todo basado en los síntomas) creen que estoy loca claro, pero al final me mandan a hacer el mismo examen que yo sugerí que me hicieran. Hay médicos geniales y son por lo general los que saben escuchar porque la medicina no es una ciencia exacta y eso algunos de los pacientes (no lo digo por ti) lo suelen olvidar. ¿No te parece?

    Me ha gustado mucho este post :)

    Un abrazo desde la muy calurosa Budapest

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    1. Me gustaría verles la cara a los médicos cuando les sugieres que te hagan una prueba equis, aquí en España lo llevan muy mal ;-)

      Los médicos buenos que he tenido la suerte de encontrar en mi vida (alergólogo entre ellos) tienen la virtud de la paciencia y el saber escuchar y la de saber explicar con palabras sencillas lo que te pueda pasar. Si encima son cariñosos, sobre todo en el caso de los pediatras, les pongo un altar. Haberlos haylos, sin duda ;-) pero para compensar están los otros, jejeje.

      Me alegra tu visita de hoy y tu comentario, espero leerte pronto.

      Un beso

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  6. odio ir al médico!!! y lo odio más desde que vine a vivir aquí!!!

    uf, tendré que ponerme un día a explicarlo pq si me pongo aquí te colapsaré el servidor XD

    :***

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    1. jajaja, pues espero ver en tu blog un post al respecto, me dejas con la intriga ;-)

      Qué alegría volver a verte por aquí.

      Un beso!

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  7. Yo sí que tengo alergia... a los médicos. No puedo con ellos, y reconozco que a veces se me va la pinza con las terapias naturales y/o energéticas, pero chica... ya sabes que una es muy de efecto placebo/autosugestión... y como el reiki me deja como flotando, prefiero eso a me que tumbe un espidifen. xDD

    La última "anécdota" me ha dejado o_O.

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