La fiesta del inicio del verano se celebraba cada año junto a la Gran Fontana. Las mujeres preparaban con ilusión sus vestidos para el baile, sus peinados y joyas. Los hombres se encargaban de engalanar el lugar con luces de todos los colores. Los niños ayudaban a hacer las tartas recolectando la materia prima. Encontrar un sobre de azúcar entero era todo un triunfo.
Pero este año sería distinto. La fuente estaba seca y a su alrededor se erigían grandes tubos de acero infranqueables. Los diminutos mayores del reino creían que su pueblo era víctima de un terrible maleficio. Y tenían razón.
Meses atrás, los humanos decidían el inicio de las obras que iban a cambiar por completo la fisonomía del edificio.
Me encantan tus historias sobre diminutos!!!!
ResponderEliminarUn besaz<o
Pobres diminutos, les van a construir sobre su fuente.
ResponderEliminarBesis
Bonita historia Bego y es que nuestras raíces se asocian muchas veces a lugares e imágenes. Un texto diferente y cálido.
ResponderEliminarMuchos muchos besos
Ains...La verdad es que a veces los humanos destrozamos lo que nos rodea sin fijarnos en los pequeños diminutos! Jeje
ResponderEliminarMuy chula guapi!!! ;)
Bego, últimamente estás que te sales, niña!!!!! Ya te dije en la entrada anterior que con esto has encontrado un filón. Sigue por aquí, me tiene embobada y emocionada a partes iguales :))
ResponderEliminarUn besazo.
Me quedo triste. La historia me ha gustado, eso sí. Pero esta me deja triste, sniffff... :(
ResponderEliminarme encanta conocer más acerca de los diminutos y sus celebraciones, aunque esta fiesta ya no vaya a ser lo que era, seguro que encuentran otra cosa o lugar para celebrar la fiesta del inicio del verano. Besos!
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