miércoles, 5 de junio de 2013

Conciliar desde la mente

Conciliación Real Ya

Queda mucho por hacer para que la conciliación sea un hecho y no una quimera. Y no me refiero sólo a que se promuevan políticas de conciliación desde el Gobierno, como la ampliación de los permisos por maternidad y paternidad, la construcción de escuelas infantiles públicas para todos y la instauración por ley de la flexibilidad horaria (ya nos gustaría) o la adecuación de los horarios y calendarios escolares y laborales (¿cómo recoger a los niños del cole si salimos a las seis de la tarde? ¿qué hacemos los días festivos de los niños y los veranos si sólo contamos con 22 ó 23 días de vacaciones?).

Estaría genial que esas políticas vieran la luz, aunque sabemos que en tiempo de crisis no vamos a avanzar ni medio paso en esa dirección. Sin embargo, aún si se llevaran a cabo, no sería suficiente. Creo que el cambio de verdad empieza en la mentalidad de las personas. En las cabecitas de todos. Empezando por los que deciden y dirigen las empresas e instituciones públicas y siguiendo por todos los que trabajan en ellas, incluso de los que no trabajan. El cambio debe llegar a todos.

Lo verdaderamente importante, en mi opinión, es que a las mujeres se nos "vea" igual que a los hombres laboralmente hablando. Esto, que parece a priori algo superado, está muy lejos de alcanzarse. Y veamos por qué:

1. Quienes contratan siguen viendo a las mujeres madres o en edad fértil como un problema con ojos. Esto pasa independientemente del hecho de que quien mira sea hombre o mujer. Particularmente creo que es un deber de todas ayudarnos entre nosotras y no ponernos la zancadilla. Es algo que no logro entender.

2. Existe la creencia de que las personas, mayoría de mujeres, con una reducción de jornada, entre las que me incluyo desde hace tres meses, sólo estamos pensando en acabar corriendo la mañana para salir a abrazar a nuestros hijos y que todas (y todos) preferiríamos quedarnos con ellos en lugar de trabajar. Lo de correr es cierto, salimos pitando, porque la hora de recogida del cole no perdona. Lo otro será verdad en algunos casos, y en otros muchos no.

3. En hilo con el punto anterior, se considera que una madre que trabaja siete horas seguidas cometiendo el pecado de no estar por la tarde sentada en su cómoda silla de la oficina, es incapaz de asumir un puesto de responsabilidad. O incluso, que es incapaz de hacerlo trabajando también por la tarde, porque siempre va a preferir, está claro, estar con sus hijos. En definitiva, existe una tendencia acusada a pensar por nosotras y por nuestro bien. Pobres desvalidas.

4. Los papás que reducen su jornada son vistos como bichos raros o gente non grata. También los que piden salir media hora antes para llevar a sus hijos al médico o para acudir a la función de fin de curso.

5. Los compañeros de trabajo sin hijos dicen cosas tales como: "desde que ha tenido el niño no está en lo que está", "como sale a las tres yo me quedo con todo el trabajo y no es justo, también tengo vida personal". De este punto no tengo datos estadísticos fiables. Son cosas que he oído yo, y como tal las cuento. ¿Justicia? ¿Quién es injusto con quién?

6. Contratar a mujeres embarazadas se considera de un atrevimiento e inconsciencia tales que ralla en la locura, como pudimos comprobar cuando a Zapatero nombró a Carmen Chacón como Ministra de Defensa. Su caso, como el de Belén Frau, Directora de Ikea España, son rara avis y, por lo tanto, noticia.

Y aprovechando este último punto, retomo el tema que prometí contar cuando hablé sobre mi tendencia a los berenjenales, acerca de mi accidentado cambio de trabajo en medio del embarazo de L. Yo no fui noticia nacional porque soy una mindundi y la empresa que me contrató no era muy conocida tampoco. Fui noticia local, en el ámbito de las cuatro paredes de la oficina, se entiende. Fui el cotilleo y el escándalo. Fui la sinrazón y el cabreo de los jefes de mi jefes. Fui la que señalaban con el dedo y a la que más de uno quiso hacer vudú por las noches.

Notaba los cuchicheos a mi paso. Primero, intentando averiguar si estaba embarazada o simplemente gorda. Después, cuando lo confirmé con mis declaraciones a un garganta profunda, notaba los pensamientos entre indignados y asombrados de mis compañeros y compañeras. Sobre todo, apreciaba las tribulaciones del GRAN JEFE, quien por un lado quería cargarse a la persona que decidió contratarme y por otro maquinaba la mejor forma de deshacerse de mí sin dejar huellas discriminatorias que se le volvieran en su contra en un juicio.

Recuerdo mis paseos de kilómetros y medio con mi panza por delante, a las ocho de la tarde de un sol abrasador de agosto, porque GRAN JEFE no consintió en facilitarme una plaza de garaje para los últimos meses del bombo. Aparcar en este lugar era un aunténtico infierno y tenía que hacerlo en Sebastopol o volverme a casa a llorar.

Recuerdo quedarme todos los días hasta las tantas porque tenía que demostrar a todos que valía lo que me pagaban, cuando nadie daba un duro por mí (por el hecho de tener un bebé dentro), excepto pequeño jefe, a quien, aclaro, no conocía de nada antes de verle en la entrevista. Pasé un proceso de selección de 3 entrevistas hasta ser elegida y avisé de mi estado previamente.

Recuerdo que mi primera reunión allí estuvo llena de gritos entre unos y otros, no dirigidos a mí afortunadamente pues era mi primer día, y de mal rollo, y que en ese momento pensé ¿dónde me he metido my god?

Recuerdo que mi tío murió un día en el que yo estaba trabajando allí y que me lo pasé vomitando en el baño del disgusto y que no quise marcharme a casa ni decir nada para que nadie me lo echara en cara. Ni pude pedirme días para ir al entierro ni nada.

Recuerdo que trabajé mucho y duro, no sólo para ofrecer resultados, sino para ser querida en aquel entorno hostil.

Recuerdo que sólo vino a verme una persona al hospital, a la que yo quité su puesto al ser contratada, sin saberlo, que estaba bajo mi responsabilidad por entonces. Y recuerdo que, nada más llegar de mi baja, me pidieron dinero para un regalo para un reciente papá y me sentí mal.

A los dos meses de tener a mi niña, pequeño jefe me llamó y me dijo que quería venir a verme porque tenía que hablar conmigo. Bajamos a un bar y, muerto de vergüenza, me contó que se habían hecho cambios en la organización de la compañía y que iba a pasar a depender de una de mis compañeras, que mi puesto desaparecía, que me "degradaban" por decirlo de alguna manera. Decisión de GRAN JEFE.

No voy a contar cómo me sentí entonces, puedes imaginarlo. Máxime teniendo en cuenta que hacía dos días les había llevado a la niña a la oficina, todos lo sabían y nadie me dijo una palabra.

Por eso tomé la decisión de pedir la reducción de jornada cuando no era mi intención hacerlo y así se lo había hecho saber a pequeño jefe cuando me contrató. Si ya no tenía un puesto de responsabilidad y pasaba a ser del "montón", ya no necesitaban mi tiempo al completo. Además, a mí ya no me apetecía darlo todo, voy a ser sincera. Todas las ilusiones que puse en ese empleo, la alegría de que me contrataran embarazada por todo lo que eso conllevaba, se desvaneció en un instante. Se convirtió en decepción y rabia.

Cuando se lo dije a pequeño jefe mi decepción aumentó. Me dijo : "ya sabía yo que cometía un error al elegirte, ahora cómo explico esto a GRAN JEFE". Sólo le preocupaba salvar su imagen, nada más.

A partir de aquí todo fueron presiones para que volviera a mi jornada normal. Y, cuando lo hice, previa negociación de horario, intentaron que trabajara haciendo guardias los fines de semana. Mis antes compañeras y ahora jefas, con a de féminas.

Así que como ves, mi dos años de allí fueron una alfombra de rosas que pinchaban que daba gusto.

Una mañana recibí una llamada de un antiguo compañero de curro de otra empresa que me ofrecía marcharme a otro sitio, gracias a que una amiga mía que fue compañera de ambos, le recordó mi existencia para un puesto que necesitaba cubrir.

Así fue como dejé atrás esta etapa de mi vida laboral y comencé otra mucho más estimulante y enriquecedota.

Eso sí, me hice más fuerte y me llevé conmigo a mi amiga M. con la que compartí embarazo y casi parto en aquellos días. Apenas nos vemos o hablamos, sin embargo, ella fue una de las pocas cosas, por las que me mereció la pena aquel calvario. Hubo alguna persona más que me dejó huella y de las que poco más supe ya por esas cosas de la vida que te arrastran de un lugar a otro. Y te separan.







18 comentarios:

  1. Un ejemplo claro de profecia autocumplida ¿no?...
    Mi departamento es pequeño -de tres- y yo soy la coordinadora... La coordinadora en nómina -lo cual está muy bien- y en arreglar meteduras de pata de otros, en todo lo demás, desde que soy mamá, parece que un ciclón me ha borrado de la faz de la tierra... Da tanta rabia, y desmotiva tanto, que al final termino haciendo -como te pasó a tí- lo que ya habían anticipado que haría...(pasar)solo que por otros motivos que nada tienen que ver con mi hijo.
    También recuerdo que cuando iba a terminar la residencia fui a entregarle mi CV -de ocho páginas- a un GRAN JEFE del hospital. Su consulta estaba oscura y creo que ni siquiera llego a fijar la atención en los datos personales. Sólo me preguntó: ¿tienes hijos?.... Era la primera vez que me pasaba algo así y me indignó tanto que sólo acerté a responder "NO, ¿y usted?"... Como te puedes imaginar no me dieron el trabajo.
    No puedo estar, y mira que me pesa, estar más de acuerdo contigo, en todo lo que dices... Solo espero que nuestro trabajo, sudor y lágrimas sirvan para que las madres del futuro alzancen al ansiado lugar de la conciliación. A nosotras, de momento, nos ha tocado la lucha.

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    1. Yo espero lo mismo que tú Cristina, ojalá mis hijas no tengan que vivir cosas como éstas.

      Respecto a la pregunta de los hijos, a mí me pasó igual en otra entrevista y al contestarle que sí (tenía a mi primera hija de un año y algo) me dijo: "ah bueno, entonces está claro que este puesto no es para ti porque querrás estar con tu hija".

      Ojalá encuentres el lugar que mereces en el trabajo actual o en otro futuro. No hay derecho.

      ¡Un beso!

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  2. Pues chica, que después de leer todo esto me alegro millones de que hayas conseguido un nuevo reto enriquecedor y atractivo. Por desgracia la sociedad, salvo honrorsas excepciones, va por unos derroteros un poco raros...

    ¿De verdad es necesario trabajar en jornada partida? ¿No se puede hacer de forma continuada? Son preguntas muy simples que tienen que hacerse unos cuantos, pero quienes deben emepzar a cambiar las mentalidades son políticos, maestros, empresarios...

    Genial, como siempre Bego.

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    1. Muchas gracias por alegrarte. Ahora ya no estoy allí, he ido metiéndome en otros berenjenales, jejeje y aprendiendo nuevas cosas.

      Si todos trabajaramos en jornada continua otro gallo nos cantaría.

      Gracias por leerme siempre

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  3. ¡Ay Bego, me has tocado la tecla! Mira justo hoy pensaba que si no fuera por ti me salgo de la madresfera. Bueno, creo que lo haré porque a mi esto de formar grupitos y ver cómo se fusilan las ideas (mías o ajenas) me pone mal. Te estarás preguntando, qué tiene que ver eso con tu post... pues mucho. Voy por eso de que las mujeres en vez de ayudarnos entre nosotras parace que estuviéramos en guerra. Yo no trabajo así, no pienso así y quiero que paren el mundo porque me quiero bajar. En fin... te comparto una frase que me encanta de Madeleine Albright (si no has oído de ella, creo que te puede interesar) "There is a special place in hell for women who don't help other women", Este es mi moto en la vida, por eso sigo ayudando aunque me den la cuchillada muchas veces. Conciliación, igualdad, todo eso, empieza por casa, por la cabeza, como has dicho tú misma.

    Besos

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  4. Mujer, no te salgas, al menos no te salgas de ser bloguera que a mí me gusta mucho leerte. Tómate un respiro pero no te vayas. Yo de madresfera puede que me salga porque me estresa muchas veces el tema del ranking. Me quita libertad y mi libertad me ha costado mucho ganármela ;-)

    Me apunto a Madeleine, me encanta esa frase, jejeje, divina. Yo pienso igual que tú, que ya lo tenemos bastante difícil per se como para que encima nosotras mismas nos lo compliquemos más aún.

    Un besote y gracias por comentar y estar ahí, apoyando la causa ;-)

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  5. Buf, siento que tuvieras que vivir eso durante tu embarazo y despues, y me alegro de que pudieras salir y a mejor, antes de que aquello fuera a peor. Muy triste, muy real y muy frecuente por desgracia :( Yo no lo vivi en primera persona, pero si lo vi en compañeras cuando trabajaba en una multinacional que habia recibido varios premios como “great place to work,“ y cuyos valores de igualdad, conciliacion, y blablabla colgaban en las paredes de toda la compañia. Y lo peor, como tu dices, es que muchas de esas situaciones de vejacion y desigualdad eran promovidas por otras mujeres que en lugar de empatizar solo veian a las compañeras como potenciales competidoras a las que desbancar. Y creo que como no empecemos nosotras por apoyarnos un poco mas, dificil tenemos que lo hagan los hombres. Asi que a ver si posts como el tuyo van calando hondo y espabilamos. Un beso

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    1. Me río yo de los great place to work entonces :( No digo que ses siempre así, afortunadamente hay mujeres que apoyab a otras mujeres, menos mal. Sólo cuento mi experiencia en aquel trabajo y por lo que me lleváis dicho, es más habitual de lo que parece.

      ¡Muchas gracias por leerme y comentar!

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  6. Hubiera vivido lo mismito si siguiera en mi antiguo puesto. Dicen que son de izquierdas y ves como cada vez se van convirtiendo en verdaderos empresarios, en el peor sentido de la palabra.
    Ahora hacen procesos de selección excluyendo a las mujeres, por lo que pueda pasar y presionan a mi excompañera y todavía amiga metiéndose en su vida personal diciéndole medio en broma medio en serio que no se preñe ni en sueños.

    Lo tenemos crudo, y más ahora pero me alegro que pudieras cambiar al menos.

    Queda mucho camino por hacer pero aún hoy las embarazadas o las madres con nños pequeños estamos a la cola en las empresas. Eso es así de triste.

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    1. ¿Hacen procesos de selección excluyendo a las mujeres? Qué barbaridad.

      Estamos a la cola las mujeres en general, también las mujeres en edad fértil y, como dice Purple Rose más abajo, al parecer también las mujeres sin hijos y que ya no están en la treintena.

      Esto es muy triste. A ver si entre todas consiguiéramos cambiarlo.

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  7. sin ánimo de polemizar, creo q la conciliación va más allá de la maternidad. creo q los horarios flexibles son necesarios para mejorar el rendimiento, por ejemplo si quieres estudiar o si tienes tus propios asuntos. Por suerte y hasta ahora siempre he trabajado en lugares que me han permitido conciliar mi vida laboral con mi vida real ;)

    ahora pasando al tema, las Nomadres tampoco lo tenemos fácil, mientras somos jóvenes y no tenemos hijos somos "madres potenciales", automáticamente descartadas, y cuando pasamos de cierta edad nos ven de dos maneras: o somos madres frustradas q estarán renegando o envidiando o lo q sea o sino - y esto me lo han dicho en mi cara pelada cuando dije q los niños no estaban en mis planes - no estamos preparadas para el compromiso o para asumir grandes responsabilidades!!!

    lo triste es lo q se menciona por aquí, q quienes hacen estos desagradables comentarios o diferencias suelen ser otras mujeres ¬¬U

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    1. Polemizar para nada. Me alegra que des tu visión. Aunque yo no pretendía excluir en ningún caso a las personas sin hijos de la conciliación. Quizá lo haya parecido porque me centro en las madres/padres ya que quería contar mi experiencia personal.

      Sin duda, la conciliación nos afecta a todos. Nunca había pensado en eso que dices de que una mujer al pasar de cierta edad se ve como una madre frustrada o una persona incapaz de asumir responsabilidades. Es muy fuerte y vaya que lo siento. Gracias por contármelo.

      Y gracias por pasarte por aquí

      Un beso

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  8. ¡Puff! ¡Pedazo de post! Me ha encantado tu sinceridad y lo bien que lo has explicado ,)
    No sé ni si comentar el tema pq igual me lío demasiado; ya que creo que en nuestro país se entrelazan demasiados temas, demasiados intereses. En todo caso me alegro de que ahora estés mucho mejor y de que hayas hecho en todo momento aquello que creías necesario, aguantando el chaparrón.
    Como bien dices el cambio viene de dentro de nosotros mismos y nos creemos muy modernos y liberales pero (en mi opinión) damos pena.

    Y a otra cosa mariposa. Que estoy de fiestuqui en mi blog con una mención especial a tu querido blog para agradecerte el LIEBSTER AWARD

    Un besaco,

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    1. Muchas gracias por tu comentario. El tema es muy polémico y complejo. He tratado de contar mi experiencia por si le sirve a alguien y de paso, para quejarme de estas situaciones ;-)

      Ahora voy a tu blog, muchísimas gracias por la mención.

      Un besote

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  9. Yo soy uno de los pocos bichos raros que disfruté de una reducción de jornada durante el primer año de vida de mi pequeño. Con el mini no he podido, y es algo que me queda ahí como una espinita, aunque en el fondo sé que no había otra opción. Ésta era la más sensata para nuestra situación.
    Como bien dices, en tiempos de crisis es imposible que se avance. La lástima es que eso tampoco haya pasado en los momentos buenos (al menos buenos para la galería).
    En fin, esto podría ser un gran debate que en un comentario no cabe, y por eso creo que entre todos debemos generar estos debates. No sé donde, en qué situación ni contexto, pero sí que creo que es necesaria una reflexión de todas las personas que formamos esto.

    Y nada, que me alegro de tu cambio profesional y sobre todo de tu vida como madre.

    Salu2

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    1. Enhorabuena por ser un bicho raro! Qué pena que no hayas podido hacerlo de nuevo con el pequeño.

      Creo que sí, que esto necesita un debate más en profundidad que un post y unos comentarios.

      Te agradezco infinito tu testimonio y que te alegres por mí ;-)

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  10. Hola Bego,
    He leído tu post porque Belén (excompi de trabajo y creo que ahora compañera tuya) lo ha compartido en Facebook.
    Quería darte la enhorabuena porque no podías haberlo explicado mejor. Me siento totalmente identificada.
    Yo he dejado de ser una ingeniera válida por ser madre y pedir reducción de jornada en una empresa (y con un jefe) que no me permitía llegar a casa antes de las 8 de la tarde. ¡Cómo para no pedirla!
    De hecho me "invitaron" amablemente a marcharme vendiéndome que casi me estaban haciendo un favor porque así podía pasar más tiempo con mi hijo. ¿Qué te parece?
    La verdad es que tu post me da esperanzas y me hace creer que debe haber alguna empresa por ahí en la que volveré a sentirme valorada. Muchas gracias por compartir tu experiencia :-)

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    1. Hola Maite, sí Belén es mi compi ;-)

      Desgraciadamente tu caso es más frecuente de lo que parece. Es casi un lacra social. ¿Por qué narices se empeñan en pensar en nuestro bien?

      Lo primero, no te creas que no vales porque no te valoren ahí y, si puedes, intenta encontrar un lugar mejor. Sé que es muy complicado con las crisis y más si tu hijo es pequeño todavía. No pierdas la esperanza ni dejes de creer en ti. Nunca.

      Muchas gracias por tu comentario y ¡mucha suerte!

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