Herida era como me sentía a los veintitantos cuando una supuesta amiga quería convertirse en simple conocida o una aspirante a tu círculo íntimo se esfumaba un buen día sin decir adiós.
Herida creí estar cuando me dejaron mis ex-novios sin sospechar que me hacían un favor.
Herida creí estar cuando me dejaron mis ex-novios sin sospechar que me hacían un favor.
Herida estaba aquellos años que el espejo fruncía el ceño y me miraba con desdén por un "quítame allá esos quilos".
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Herida es ahora una cicatriz rechula que luzco en la tripa por debajo del ombligo, esa frontera entre mi vida de no madre y la de ahora. Esa línea que una vez fue la ventana por la que L. gritó al mundo que había venido a quedarse un rato, provocando en mí un pedazo de emoción enorme que traspasó las paredes del quirófano y del hospital y se escapó por la ventana ascendiendo hasta el cielo como uno de esos barridos que hacen en las películas: Madrid, España, Europa, el Planeta Tierra, el Sistema Solar, el Universo.
Herida es hoy ese arañazo que sólo una tirita de princesas puede curar. Si no hay tirita disponible, la canción del "Sana, sana, culito de rana, si no se cura hoy, se cura mañana" es mano de santo.
Herida es cómo me siento cuando las heridas son ellas, cuando otros les hacen daño y veo que la situación escapa a mi control. En esos momentos me gustaría meterlas en una búrbuja de cristal blindado del mundo.
Herida toma una nueva dimensión con el concepto de herida primaria de los niños adoptados. Algo así como el dolor que sienten y sentirán siempre por haber sido separados de su madre biológica. Aunque fuera a la media hora de nacer y en teoría no recuerden nada.
Un tema interesante y, de nuevo, peliagudo que necesito investigar más. Un libro más pendiente de ser devorado. Cuando lo haga y lo mastique lo contaré por aquí.
Un tema interesante y, de nuevo, peliagudo que necesito investigar más. Un libro más pendiente de ser devorado. Cuando lo haga y lo mastique lo contaré por aquí.
Precioso, Bego. Siempre consigues ponerme los pelos de punta. Estoy descubriendo todo un mundo gracias a ti, jamás había profundizado en la adopción... ni hubiera pensado nunca que me crearía esta curiosidad! Te admiro, cada vez más.
ResponderEliminarUn beso grande
Muchas gracias! Me gusta compartir mi experiencia con todos, en especial con las madres y padres no adoptivos porque me gusta que conozcan este mundo complicado y maravilloso a la vez de la adopción.
EliminarMe sonroja que me admires, aunque en realidad soy una persona normal y corriente ;-)
Un besazo
Bego... hermoso... Yo también tengo una herida en la barriga por la que Muiriel salió al mundo. A partir de ese momento también cambió el significado de herida para mí... No soporto ver esos chichones que se hace cada vez que resuelve correr a descubrir el mundo por sí sola. Me duelen los desplantes de la gente cuando ella los saluda feliz con sonrisa de oreja a oreja...
ResponderEliminarSe me puso la piel de gallina con la herida primaria de los niños adoptados. No lo sabía y de vos aprendo cada día...
Tenés magia, tenés ángel, tenés un no sé qué que casi no me deja perderme un post tuyo...
Un beso muy muy grande...
Bego, ya te dije que estaba sensiblona....y viendo la letra y la palabra que habías elegido...pues me imaginaba de bromas no iba. Pero no puedo evitar leerte, aunque sé que me va a asomar la lagrimilla muchas veces. Pero no lo digo porque tus posts sean tristes, si no porque mi etapa actual de meescondodelmundo se rompe cuando te leo. Me haces salir. Eres como una especie de patada en el culo para mi- en el buen sentido- porque me haces reaccionar y pensar.
ResponderEliminarUn beso
Breve pero ¡¡intensísimo!!
ResponderEliminarLos niños adoptados... como dice Pao ¡cuánto queda por aprender de ellos y sus casos! Es algo tan delicado y que hay que saber hacer tan bien, que los que os animáis a ello sois un ejemplo de valentía y de generosidad. ¡Qué gran persona, Bego!
Y yo me uno al club del la cicatriz bazo el ombligo. Mi querida cicatriz...
¡Un abrazo enorme!
Bego, qué preciosidad!! Yo también me miro mi cicatriz y no veo un queloide feo, veo el principio de la vida de mis hijas!!!
ResponderEliminarLas heridas de antes de ser madres no son nada comparable con lo que te duele que les pueda pasar algo.
Y ya nos contarás que tal el libro!!!
Un besazo
Precioso......todas tenemos cicatrices, o eso es lomque pilenso yo..... Un día te cuento en privado la mía......
ResponderEliminarBesotes
Bego, las peores heridas son las del alma, pero eso tú ya lo sabes, querida mía. Herida mortal es la que te deja el ser amado, y cuando se ama de verdad es cuando más duele, cuando nunca cicatriza del todo... Pero también hay heridas que se curan con amor. Porque el amor también es reparador y sanador. Confía.
ResponderEliminarEres la primera mujer a la que veo presumir de su cicatriz tras el parto ¡qué buena forma de encarar lo inevitable!
ResponderEliminarLas heridas del alma duelen más que las del cuerpo, y las heridas que sufren nuestros niños nos duelen mucho más que las propias.
ResponderEliminarUna palabra triste, pero una entrada muy hermosa:-)
Qué curioso cómo cambia nuestra forma de ver las cosas, verdad? Lo que antes era capaz de hacernos daño, ahora pasa a un total segundo plano que no nos hace ni un rasguño.
ResponderEliminarComparto totalmente lo que expresas.
Un besote!
Bonita entrada, y bonita herida tengo yo también debajo del ombligo...yo creo que es el único corte por el que te sientes satisfecha! un beso
ResponderEliminarMuy bonita tu entrada yo tengo dos cicatrices de esas ..,
ResponderEliminarUn beao
Preciosa entrada, como siempre Bego. Cargada de mensaje, de invitación a la reflexión... De sugerencias medio veladas a la introspección. Me encanta como escribes... Lo sabes.
ResponderEliminarUn abrazo
Me gusta aprender cosas, y una de ellas es la herida primaria que comentas, de la que no tenía idea y que voy a leer ahora, en cuanto te deje el comentario.
ResponderEliminarLa primera parte de la definición de herida me ha gustado un montón, cosas que eran y son superficiales las convertíamos en algo importante. Pero ser madre nos cambia la visión de tantas cosas... Gracias.
Que duras son las heridas, las que más duelen son esas que les infilngen a nuestros hijos, sean del tipo que sean.
ResponderEliminarTus hijas tienen suerte de contar contigo, de tenerte como madre, porque saben que estarás allí siempre, para protegerlas y esperemos que para curarles pocas heridas.
Besis
Ahora nuestras heridas son las de ellos, sin duda.
ResponderEliminarImaginaba que una persona adoptada debía tener un "algo" en su interior que no sabía cómo llamarlo, y ahora ya lo sé. Tengo muchas ganas de saber más sobre la herida primaria. Espero tu post sobre ese tema.
Un abrazo.
yo tengo una herida en el perineo que tardó en sanar, pero de la que me siento muy orgullosa!!!!
ResponderEliminarLas otras heridas, las suyas, son las que más nos duelen y nos dolerán....
Espero ansiosa noticias sobre tu post!!!!
BEsos!
Por fiiiiiin. Es que he empezado este post 5 veces y todas interruptus.
ResponderEliminarAs always. Me ha encantado. Las heridas de antes ya casi que no son ni cicatrices. Las de ahora, especialmente las suyas, duelen.
Uau, Bego.
ResponderEliminarCuánta razón, qué bonito y cuánto sentimiento en unas líneas.
Cómo nos cambia la vida cuando cruzamos la delgada línea que separa el antes y después de ser madres.
Un abrazo