Como su propio nombre indica, el diminuto es un ser pequeño,
muy pequeño, como garbancito, como un liliputiense o un gnomo del bosque. Diría
que incluso más. Tan mínimo que nadie ha logrado verlo jamás. Es algo parecido
a los gamusinos, a los que nunca se logra encontrar cuando se les busca. Pero,
a diferencia de ellos, haberlos haylos.
Vive en los centros comerciales, en pequeños grupos
familiares de unos cinco o seis individuos. Se alimenta de los restos de azúcar
de los sobres de los cafés, de las migas de pan que caen bajo las mesas y, a
veces, de las hojas de las plantas que adornan las terrazas. Cuentan que alguna
vez ha hecho desaparecer trozos de los bocadillos de los niños que no son de Nocilla.
Para hacerles un favor, más que nada. Los niños son su debilidad, al contrario
que los adultos.
Al caer noche y las persianas de las tiendas, las familias de diminutos salen de su
rincón para visitar a otras familias de diminutos que viven en otras plantas
del centro o en agujeros lejanos a los que les cuesta llegar caminando. Unas
dos veces al año celebran una gran fiesta junto a la fuente central, el lugar
más pintoresco del edificio.
Aunque nunca haya sido visto, sus andanzas han sido sentidas
por un número considerable de personas que osan entrar en su territorio haciendo
gala de la inconsciencia más absoluta.
Es un ser perverso, maquiavélico si cabe. Siempre dispuesto
a doblegar las voluntades humanas de la manera más ruin y despiadada.
Los humanos, cegados ante las luces de colores de los
escaparates y sordos por las estridencias musicales de las marcas, ignoran por
completo que sus mentes son abducidas por los diminutos en cuanto traspasan el
umbral de las puertas automáticas.
Y así, se ha dado el caso reciente de una mujer que iba buscando una camiseta blanca sencilla con aspecto vintage a ser posible por cuatro duros y
salió de allí con una bolsa que contenía una falda negra de lentejuelas rebajada,
una camisa de “nueva colección” y por lo tanto no rebajada, un vestido playero
y alguna otra prenda más que no tenía previsto tener en su armario. Y por
supuesto, sin rastro de camiseta blanca. Mientras, un diminuto la miraba de reojillo y, sin querer, dejaba escapar un lágrima de risa.
Seguiremos informando de las aventuras y desventuras de estos aliados del mal, lugartenientes del capitalismo y enemigos acérrimos de los armarios empotrados de los minipisos.
Cualquier parecido con la película de Arrietty
o con los libros de Terry Prattcher es pura inspiración.
Me encantan estos posts tan literarios, y tan fantásticos. Tu última frase es genial :)
ResponderEliminarMe gustan estos pequeños seres diminutos, se parecen a alguna de mis hijas :p
;-) qué gracia que se parezcan a alguna de tus hijas, ahora que lo pienso, a las mías también! Muchas gracias por el comentario.
Eliminarjajajajajajajaja. Vaya puñetero el diminuto.....
ResponderEliminary es que el mundodisco/centro comercial esconde muchos misterios.......
Veo que has leído a Prattchet ;-) a mí me encanta imaginar que esos seres existen en realidad, es todo un submundo mágico alucinante.
EliminarPero niña!!! Tú con esto has encontrado un filón!!! Gustarme es poco... Me tiene alucinada. Faltan las ilustraciones de L. para que me ponga a tus pies, jajajaja. La leche... Es fantástico, en los dos sentidos de la palabra. :)))
ResponderEliminarUn besazo
Me encanta que te guste, me lo paso pipa escribiéndolo, la verdad. Las ilustraciones de L. Llegarán llegarán, jejeje. De momento debutará en tu blog.
EliminarUn besazo guapa! Ahora ya lo digo con conocimiento de causa ;-)
Begooo!!! Me encanta tu forma de narrar, describir... Me devoro cada pequeña nueva historia como niño con chiche nuevo...
ResponderEliminarMe encanta el entre líneas...
Un besazo gigante (antónimo de diminuto) y revolucionario
Linda, a mí me encantan tus imágenes y expresiones, "como un niño con chicle nuevo" jajaja.
EliminarTu cuento de la cabina me sobrecogió, el final es tremendo, mejor que el de la peli que te dije.
Un besazo ! Y muchas gracias por estar siempre ahí
Te adoro!!
ResponderEliminarHe de decir que ese ser y yo somos viejos amigos, por decirlo de alguna manera... Sabe que soy débil y por eso no me acerco a las tiendas a menos que sea estrictamente necesario.
Un besazo y me encantan estos post.
Ays, yo también a ti niña aunque últimamente vaya poco a verte... Cosas del verano, que leo y escribo menos.
EliminarYo intento ir a las tiendas lo menos posible pero me vi una tarde sola sin las niñas y me lancé, jejeje.
Muchas gracias por pasarte y comentar!
Un besazo
Jajaja. Acabo de conocer a tus bestias, y me encanta como las describes, diminutos, zampalabras.... Jajaja. Buenísimo!
ResponderEliminar