jueves, 11 de abril de 2013

Twitter, me está usted estresssssando

Llevo estresada desde Semana Santa. Vivo sin vivir en mí desde que se me ocurrió abrir una cuenta en Twitter para este blog y una página de Facebook. Era imposible resistirse a la tentación de convertirse en una community manager de una misma. Y seamos sinceros, si hoy día quieres ser alguien en este mundo plagado de posts y de mentes inquietas que los escriben, o te sumerges de lleno en las redes sociales o directamente no existes. Que vale que una escribe porque lo necesita para respirar (esta frase es de una chica que hoy ha intentado venderme un master de escritura por teléfono, que por otro lado me gustaría mucho hacer, pero ya si eso lo dejo para cuando salga de mi crisis particular), lo que pasa es que ya que es un trabajo lo de currarse un post casi diario, mola que te lean, ¿verdad?

Pues como decía, vivo acelerada y nerviosa desde entonces, porque subirse a este tren no es cosa de un día ni de dos y seguir el apabullanate ritmo tuitero y feisbuquero me tiene agotá, sobre todo el primero.

Así, mi vida ahora comienza repasando mi "taimlain" a las 7 de la mañana mientras desayuno, a veces incluso antes, leyendo de forma frenética los artículos que me interesan porque dicen los que saben que no se puede retuitear sin haber leído antes los artículos, que tentada he estado de hacerlo alguna vez, como te lo digo lo siento. Continúo revisando las sugerencias similares a las cuentas que sigo para añadir un nuevo nombrecito a mi, cada vez más abultada, lista de "siguiendo", no sea que me pierda algo. Sigo marcando como favoritos los tuits que me gustan, que no es que sean mis favoritos, sólo que en Twitter no hay botón Me gusta. E intentando coger el hilo de conversaciones que pillo a medias entre gente a la que sigo y la que no. Entonces me vuelvo a perder en timelines ajenos y me agobio y se me hace tarde para llegar a currar.

Otra cosa que me lleva mucho tiempo es mirar el número de seguidores que tengo. Nunca había soñado con imágenes tan vivas y rallantes desde que me enganché al tetris en los 80. Es que se ha convertido en una obsesión estúpidamente agónica. Esto que voy a decir ahora me da mucha vergüenza, mucha más que salir a la calle de aquella manera y encontrarte con un ex o, lo que es peor, con su mujer. Si lo cuento aquí es porque este post es una especie de auto terapia en plan alcohólicos anónimos. Y es que es un poco de tontos darle al botón para actualizar la info de mis followers en el móvil o tableta unas 50 veces al día, tantas casi como seguidores tengo.

Lo hago cuando voy hacia el coche por la mañana, después de haberlo mirado en el desayuno al empezar y al acabar. Lo hago en los semáforos. Lo hago en el camino del coche una vez aparcado a la ofi. Dentro ya lo miro en el PC. Bueno, y si voy al baño desde el móvil. La historia se repite a la vuelta desde la oficina, en la comida, de camino al cole... Es tal el subidón que siento cuando veo ese número crecer que a veces me planteo si pagaría por ello. Qué pasa. Hay gente que lo hace. Entro en un profundo desconsuelo cuando hay alguien que se va, aunque sea una de esas profesionales del viejo oficio que pululan por las redes. Esto último es un descubrimiento que me tiene muy intrigada, ¿será porque ya nadie lee los anuncios por palabras de los periódicos?

No sé si voy a aguantar mucho o me rendiré por el camino hacia ser una tuitera de éxito que supera los 1.000 seguidores. El otro día escuché que lo que está ahora de moda es el llamado mundo 1.0 y que no hay nada más cool que largarse del mundo 2.0. Y a mí lo que me gusta de verdad es escribir en el blog, para qué vamos a engañarnos. Hay cosas de Twitter que me encantan, cuentas que me gustan cantidubi (guiño a mi infancia) y gente realmente interesante y que me aporta cosas. Tengo que poner en una balanza si esa parte que me gusta del pajarito azul compensa este estado de nervios en el que me hallo inmersa.

Eso sí, y ustedes me perdonen, hay algunas cositas que no me están gustando, dicho desde la ignorancia. Por ejemplo, la gente que supuestamente dice cosas inteligentes y que luego no dice más que tonterías sin sustancia y si enlazan a algo es a sus fotos absolutamente prescindibles de comida o similares. El autobombo. Eso de retuitearse las menciones es raro, para los que no estamos acostumbrados. Es como si tu jefe te dice que has hecho un buen trabajo y tú vas y le envías un mail a todos tus compis contándoselo. Tampoco es de mi agrado el repetir de forma machacona los mensajes varias veces al día. Lo mismo es que yo soy muy aplicada y me lo leo todo. Me siento en el día de la marmota. Los agradecimientos por seguir a alguien o por el retuit de forma casi automática, es como que te firmen un autógrafo del tipo Para Laura de Antonio. Quizá es que además de aplicada soy una maleducada o algo. Perdón otra vez. Detesto los mensajes que no me enseñan nada nuevo como "la cuarentena dura entre 30 ó 40 días" o los obvios "por fin viernes". Y tengo pánico a las discusiones digitales en tiempo real, intento evitarlas por todos los medios no me vaya a convertir en trendic topic y mi carrera acabe antes de empezar, jejeje.

Lo peor de este medio es que todo va a mil por hora y te sube la tensión sólo de pensarlo. Y luego está Facebook, otro tema interesante que ya abordaré en otro momento, porque llevo una hora con este post y eso es mucho tiempo sin consultar el nombre de mi nuevo seguidor, espero que no sea spam, y sin contestar a mis menciones y no lo puedo soportar.

5 comentarios:

  1. jajajaja estupendo este post! yo he empezado hace cosa de un mes y acabo de pasar por esa fase así que me ha encantado que lo hayas descrito. Ahora te retuiteo y porque no te puedo seguir más veces que si no jajaja
    un besote

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  2. jejeje, tenía que decirlo, este estado me estaba empezando a parecer lamentable. Y se me ha olvidado comentar lo del estrés de buscar cosas interesantes que contar aparte de los posts del blog, buf! Eso sí, es muy divertido ;-) Gracias por pasarte y comentar.

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  3. Veo que mi comadre ha comentado aquí arriba, y sí, como ella dice, a todos nos pasa. Yo no soy muy del tuit pero me meto unas dos veces al día, aveces más cuando tengo más tiempo.
    Saludos desde Budapest

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  4. ay, sí, ya te dije que yo soy mala tuitera porque sólo lo miro muy de vez en cuando que si no se te pasan las horas muertas en el patio de vecinas y al final no haces nada de nada...

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    1. Pues sí, es un vicio el twitter...ahora estoy más relajada, menos mal, fue cuestión del principio ;-)

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