(Microcuento de ficción basado on a true story)
Me han dejado. Así, sin más y sin despedirse. Decía que yo no era lo suficientemente buena para él, que le costaba un esfuerzo cada vez más grande convivir conmigo, y que no podía permitirse estar al lado de alguien como yo. Al principio todo era felicidad. Todo el día estábamos celebrando, solos o en compañía de amigos, era como estar siempre de vacaciones. Tomábamos el sol en la terraza, mi rincón favorito. Cocinábamos pizzas caseras mientras bebíamos cerveza. Dormíamos en el sofá hasta las tantas mientras veíamos la tele. Había algo parecido al amor entre nosotros. Se preocupaba por mí, me cuidaba, a veces incluso me regalaba flores. Hasta que fue pasando el tiempo y llegó la rutina y la crisis. Se quedó sin trabajo Empezamos a pasar demasiado tiempo juntos. La falta de dinero se convirtió en un enorme problema que terminó con nuestra idílica historia. Lo peor fue cuando empezó a odiarme y a decir en voz alta que no me soportaba. Que la peor decisión de su vida fue irse a vivir conmigo y que estaba deseando librarse de mí, esa losa que le aplastaba. Así que el día que el banco le llamó y le dijo que le habían concedido la dación en pago asistí con tristeza al principio del fin. En pocos días se marchó y me dejó por otra. Se mudó y me dejó sola y vacía, esperando a que el banco me alquile o me venda al mejor postor.
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