Llegué de la mano de mis padres y en unas pocas horas me
encontré sola y vacía en una habitación con vistas a la Plaza de España. Aquel
lugar, un espacio con suelos que crujían, tres camas con sus armarios y baño en
la puerta contigua, iba a ser mi hogar a partir de ese momento. Una residencia
de estudiantes en pleno centro de Madrid.
Mis compañeras de cuarto no habían llegado todavía. Así que,
cuando mis padres se marcharon de vuelta a casa, me sentí tremendamente sola y
asustada. Escuchaba de fondo cómo iban llegando las veteranas a la residencia.
Se decían todo el rato “¿Qué tal?” y nadie respondía a la pregunta. Me chocó
mucho este dato. En mi pueblo, donde se pregunta “¿Cómo estás?”, estábamos
acostumbrados a contestar. Más tarde descubrí que era una pregunta retórica.
Me metí el miedo en el bolso y bajé a la calle a comprar
algo de cenar. Entré en el primer sitio que encontré, una pizzería muy conocida
de la zona que hoy día ya no existe. Pedí la comida para llevar. La pizza,
hecha en horno de leña y con una pinta estupenda, fue la peor pizza que probé
jamás. Porque lloraba entre trozo y trozo y el nudo del estómago no me dejaba
disfrutarla en paz.
En ese momento deseé con todas mis fuerzas coger el primer
autobús o tren con destino Murcia y olvidarme de mi sueño de ser periodista.
Aquella noche no tenía ni idea de que iba a vivir aquí durante veintidós largos
años. No imaginaba que esta ciudad iba a ser mi casa y mi tierra también, el
lugar donde conocería a mis mejores amigos, formaría mi propia familia y viviría tantos y tantos momentos de felicidad. En ese instante sólo quería volver
a casa.
(Continuará)
Bego... se me puso la piel de gallina... ansiosa estoy por leer la continuación... alguna vez llegué sola a un pueblo con la valijita y la ilusión a cuestas... extrañé Buenos Aires cada día y las noches se hacían largas... que difícil es dejar atrás lugares, afectos, aromas...
ResponderEliminarSos amarilla como decía hoy Nieves!!!
Besote gordo :D Loviuuuuu
Quién iba a decirlo, verdad? Nunca se sabe lo que te depara el futuro. Te veo con tus carpetas y libros como novata de primer año.....
ResponderEliminarYo vivo también en Madrid, y tampoco soy de aquí. Tras varios años haciéndome la remolona- aunque vivíamos a 1000 kms de mi ciudad natal- dimos el paso de veniros. Llevamos 3 años ya, los cumpliremos en agosto, y esto me está dando mucha felicidad.
Un besote!
Me mola mucho cómo escribes Bego, tienes talentazo. ¿Para cuando el continuará? Tengo ganas de ver cómo sigue tu autobiografía "gatuna".
ResponderEliminarMadrí asusta al principio pero luego engancha, vaya si engancha mi Madrí!
Begoooo...
ResponderEliminarMe imagino lo sola que te tenías que sentirte, en Madrid nada más y nada menos... Mi marido es de allí y aunque bajamos a menudo, no consigo hacerme a tanta marabunta de gente, tráfico, ... Supongo que necesito más tiempo.
Mi marido es además un pelín desastre y no he conseguido que me haga una visita turística por la ciudad... Vaya tela!!
Me ha encantado leer tu historia y estaré pendiente de ella. Huele a historia de amor y eso me gusta.
Un abrazo preciosa. Estoy encantada de haberte descubierto! De esto Vero de Trimadre tiene la culpa jijijijijijiji
Muak!
Los comienzos en otra tierra sin nadie que te cobije, entiéndase la familia, pueden ser duros, pero aprendemos de estos, y vamos forjando nuestra existencia a medida que vamos conociendo el lugar, las personas.
ResponderEliminarFíjate que llevo 7 años fuera de mi ciudad, de mi gente, de mi familia y mis aficiones. Y aún hay cosas que me chocan y me cuestan. Pero tiene un montón de cosas buenas.
Besos!
fan fan fan de este arco argumental!!! a la espera ya del siguiente capítulo... CHAN!
ResponderEliminarCómo se ven las cosas desde otra perspectiva, verdad??? que de recuerdos de tu llegada a la ciudad.... estoy deseeando leer más!!!
ResponderEliminarBesos!