miércoles, 1 de mayo de 2013

Autoestima



Últimamente he leído muchos artículos sobre la autoestima y la necesidad de fomentarla en los niños. También he dicho hace poco por aquí que creo que debería ser una asignatura del cole o al menos una parte de una de ellas. Por supuesto que también creo que nosotros, como madres y padres, debemos fortalecer la autoestima de nuestros hijos. Me parece fundamental para todo en esta vida. Sin una autoestima fuerte, es muy fácil sufrir y pasarlo mal. Y peor aún, es muy difícil alcanzar el éxito en lo que nos propongamos pues pensamos que no vamos a ser capaces, un pensamiento que nos lleva por vía directa hacia el fracaso.

A mí me preocupa especialmente este tema y por ello me he pasado estos años de maternidad aplaudiendo a mis hijas cuando hacen algo bien, destacando sus virtudes por encima de sus defectos, alabando su belleza y su inteligencia y, en definitiva, llevando la práctica del refuerzo positivo hasta el extremo. Tanto que a veces me pregunto si no me estaré pasando y estaré criando unas monstruas creídas y narcisistas en lugar de dos personas con una fuerte autoestima y una saludable vida emocional.

Por eso ayer, cuando en el seguimiento de L.E. nos insinuaron que ella se siente insegura y que es importante que reforcemos su autoestima miré hacia atrás por si se lo estaban diciendo a otra persona. ¿Cómo? Pero si yo me esfuerzo cada día para que ella se quiera a sí misma. No puede ser, hay algo que no entiendo.

Para quienes no estén familiarizados con la adopción, contaré brevemente que un seguimiento es una especie de estudio que nos hacen a las familias adoptivas cada año, en el que nos preguntan cosas del niño o niña para saber qué tal va todo y sobre todo cómo está el peque. Qué tal está de salud física y emocional, cómo le va en el cole, en la relación con los demás, si hay algún problema de integración, etc. Con toda la información de esta entrevista más unas fotos, la psicóloga elabora un informe que envía al país de origen del menor. En mi caso, Etiopía exige este seguimiento hasta los quince años de la niña. La verdad es que a veces no te apetece ir allí a contar tu vida. Además hay que pagar y a nadie le gusta soltar pasta. Sin embargo, es importante hacerlo porque es un requisito del país de origen de los nenes y el no hacerlos podría perjudicar a otras familias adoptivas en espera.

El caso es que se me ocurrió contar que a mi hija le pasa algo con la gente que a mí me molesta muchísimo. Vayamos donde vayamos ella tiene que llamar la atención y hablar con todo el mundo que haya cerca. Estamos en un restaurante y tiene que conocer a los de la mesa de al lado. Vamos en el tren y no para hasta que entabla conversación con los pasajeros de atrás o delante. Quedamos con gente y viene alguien que no conoce y se pega a él o ella cual lapa. Con todos ellos es la mar de simpática, les da besos, les coge de la mano y hasta les dice que les quiere en ocasiones. A mí no me gusta esto, aunque a la gente suele hacerles mucha gracia, porque un día de estos se puede ir con cualquiera y darme un susto de muerte. Por eso lo conté a la psicóloga, por si podía decirme cómo actuar con ella. Y entonces me dijo que era por inseguridad y falta de autoestima y para mí fue eso como un zas en toda la boca.

Las pautas para corregirlo pasan por explicarle bien cómo comportarse ante los extraños y contarle historias sobre el tema y otras que le sirvan para crear una buena imagen de sí misma. No podemos caerle bien a todo el mundo ni necesitamos hacerlo para sobrevivir. Los niños que han sido adoptados sienten más que los otros esa necesidad, porque creen que en cualquier momento pueden tener que irse con otras personas desconocidas, como lo éramos nosotros cuando la fuimos a buscar. Escuchar esto me hizo sentir muy triste. Si después de todo el amor que le demostramos y de nuestros esfuerzos para que ella sepa lo importante que es y se quiera a sí misma, le está pasando esto, es que esta misión es mucho más complicada de lo que pudiéramos imaginar. No basta con insistir en lo bonita que es su piel negra y lo precioso que es su pelo afro. Y en hacerle muchas veces las trenzas que tanto me cuestan para que se sienta orgullosa de sí misma y se vea guapa. Ni en decirle todos los días que la queremos muchísimo. Ni en decir muy alto y muchas veces lo bonitos que son sus dibujos o lo fenomenal que es que nos ayude a poner la mesa o que le hayan puesto una carita contenta en el cole. Esto es una carrera de fondo. Y no ha hecho más que empezar.

5 comentarios:

  1. Me he quedado anonadada con la versión de la psicóloga... Verdaderamente, ser madre es una travesía tormentosa en un embravecido mar de dudas. Imagino que, en caso de adopciones, aún más por todo lo que viene después. Yo te recomiendo que sigas a tu instinto sin dejar de escuchar las opiniones de los profesionales. Ahora que tienes esa información, OBSERVA a L.E. e intenta VER más allá.
    Tienes toda la razón: esto es una carrera de fondo que no ha hecho más que empezar y está plagada de vallas, para unos más altas que para otros. Pero no desesperes, lo estás haciendo fenomenal, seguro que sí. Esa es la única duda que no te puedes permitir.
    Un besito y ánimo con todo.

    ResponderEliminar
  2. Cómo te comprendo!! Ya sabes también de nuestra lucha. En mi opinión, es verdad que es una misión complicada. Pero también descubro cada día que no es que yo/nosotras lo hagamos mal. Al menos en mi caso el camino es largo y lento, pero la satisfacción es que vamos viendo pequeños logros.
    Un abrazo fuerte,
    Elena

    ResponderEliminar
  3. Yo también me he quedado un poco flipada con la respuesta de la psicóloga. A bote pronto, la descripción que haces de tu hija a mi me suena a la clásica niña extrovertida. No sé.... dios me libre de meterme donde no me llaman y dudar de un profesional. Pero es agotador estar constantemente en evaluación. Si no es fácil en las circunstancias habituales, pues me imagino que el seguimiento debe ser un momento duto... yo tengo una pequeña con un carácter difícil, que a veces me lo hace pasar mal y recibo tantas opiniones, tantas versiones de por qué se comporta así que hay dias que estoy agotada, como tu dices, antes de empezar.
    Mi madre dice aquello de que 'antes no sabíamos nada y os criamos bien'... quizás sea esta la traducción de los que dice más arriba Nieves: sigue tu instinto.

    ResponderEliminar
  4. Tenemos los dos extremos, en aquello de la extroversión/introve rsión; y las dos nos quieren decir algo.
    Cada día, me doy más cuenta que esto no va a ser tan fácil como hasta ahora había parecido...
    Esto es lo que las hace especiales, maravillosas, únicas...; solo nos queda estar atentas, a su lado...
    Un beso
    Merce

    ResponderEliminar
  5. Brujuleando por tu blog encontré esta entrada que me atrapó y también me ha preocupado bastante. Mi hija mayor es exactamente igual que tu peque. Yo sé que es insegura, a pesar de que yo me esfuerzo, como tú, por intentar subir su autoestima... pero nunca me imaginé que el hecho de ser extrovertida en exceso fuese un síntoma también de inseguridad. Tienes razón, esto de la educación es difícil a más no poder...

    ResponderEliminar

Me encanta que leas mi blog y si encima vas y me dejas un pequeño comentario me haces la mar de feliz ¡Mil gracias!