viernes, 10 de mayo de 2013

Murcia, patria querida

Estaba yo con un hambre que me moría y de repente leo en Twitter un mensaje de Borjalona hablando de la ensaladilla murciana y bueno, casi le pego un bocao al PC.

Y en estas estaba que me di cuenta de que no he escrito ni un solo post sobre mi tierra murcianica. Si me abuela me leyera...Ella, para quien no existe lugar en el mundo mejor. Y eso que no ha salido de allí prácticamente nunca, ¿prácticamente? Que si lo hubiera hecho, también lo pensaría, jajaja.

Mi abuela es lo más de lo más, que lo sepas, y en breve le haré un homenaje por aquí.

"¿Eres de Murcia , Murcia?" No mira, de un pueblo cercano, el pueblo de los locos que nos llaman porque allí hay un hospital psiquiátrico. Antes lo consideraba un insulto y me sentaba mal. Ahora me encanta. Porque algo de locura hay en mí, si no, no estaría aquí, escribiendo un blog y contando mis cosas a la humanidad. Ni hubiera sido madre. Ni hubiera firmado la hipoteca. Ni...

El otro día quedamos con unos amigos recientes. Hace poco que nos conocemos. La historia de cómo nos encontramos por la vida la contaré en otro post (qué cantidad de temas me están saliendo así a lo tonto, qué bien).

El caso es que ellos han vivido unos años en Murcia, en San Javier y otros pueblos costeros. Y hablaban de los brutos que son los murcianos, sin saber que yo lo era. Al rato, al enterarse, se quedaron un poco cortados. Y yo les dije que no se preocuparan, que soy la primera en reconocer esto, la brutalidad intrínseca de todo murcianico que se precie.

Primero por la forma de hablar. Esa costumbre de comernos las eses y en general los finales de las palabras. Somos de buen comer. Nos gusta comer. Y nos comemos las palabras y lo que haga falta. Que para eso tenemos fama de brutos. Pue' amo' a serlo, que no se diga.

Luego porque realizamos interpretaciones de ciertos conceptos lingüísticos y les damos nuestro toque personal. Tenemos hasta un dialecto, el panocho, incomprensible para la mayoría. Incluidos nosotros, los que hemos nacido en la Huerta del Segura.

Decimos por ejemplo:

"Voy anca la Paquita",

"Nena, tráele un pero (manzana) a tu padre"

"Acha, pijo, lleva cuidao"

"Un cuarto kilo de bajocaaaa' (judías verdes) y 3 o cuatro alcacilee' (alcachofas)"

"Acho tío, ¿qué diceeeee'?"

"Mira ve' qué quiere la zagala"

Nosotras, de niñas, no jugábamos a la goma sino al elástico. Dejamos las cosas en la leja y no en la balda. Llevamos bambos y no deportivas. No bajamos a la playa, sino que subimos. Ni metemos el dinero en la hucha sino en la alcancía. Y tenemos una semana más de vacaciones en Semana Santa porque es la semana del Bando de la Huerta y el Entierro de la Sardina. Esto me da una envidia mortal actualmente porque como vivo en Madrid, me lo pierdo. "Ah, no haberte ido tonta, eso te pasa por irte a looo' madrileee".

También hacemos nuestras propias versiones de las canciones infantiles:

"Palma' palmita' que viene su papá... y le traerá... uno borriquito que dice, ahhhhhh"

 O nuestros propios villancicos:

"En la pueeeeertaaaa de Orihueeeelaaaaaa, En la pueeeeertaaaa de Orihueeeelaaaaaa, En la pueeeeertaaaa de Orihueeeelaaaaaa, En la pueeeeertaaaa de Orihueeeelaaaaaa, En la pueeeeertaaaa de Orihueeeelaaaaaa..." Y así hasta el infinito.

Y hasta nuestro particular Murcianico Gangnam Style:


Además somos una gente muy hospitalaria. Recibimos con los brazos abiertos a hordas de chulitos madrileños que muy bien define mi amiga Irene en su blog.  A pesar de que ellos nos traten como paletos. Somos asín de majetes. Gente güena de verdad.

Es cierto, hablamos raro. Tanto que mimarío me confesó asustado que el primer día que compartió mesa y mantel con mi familia no se enteró de nada. Entre otras cosas porque hablamos a gritos. Eso sí, sin acritud.

Aparte de eso, somos buena gentucilla. Normales, sin ir de nada en especial, no nos molan las tribus urbanas y toda esa chusma. Y con la cara pan que nos gastamos, como para ir de algo. No me imagino a un murciano de hipster, hippy, mod, pijo (bueno pijos sí, conozco algunos), heavy o cosas así. Todo lo más que veo en mi mente calenturienta es un murciano con el traje de huertano (las murcianas son (somos) más trendy y visten (vestimos) casi como las madrileñas de pro) tomando sus cervecicas y sus marineras al sol. Porque menudo sol. En mi tierra podríamos exportarlo y se acabaría la crisis de este país. Como estamos en un estado de autonomías solidarias, les daríamos un poco a cada uno, en especial a Castilla La Mancha y Aragón. Para devolverles el favor del trasvase. De bien nacido es ser agradecido. De nuevo, sin acritud.

También tenemos nuestra corrupción y nuestro propio crash inmobiliario autóctono. Un día unos cuantos iluminados empezaron a construir adosados a mansalva para alemanes y británicos, con sus campos de golf tan monos y sostenibles. Ahora aquello es un desierto con palmeras resecas. El paro supera el 30% según la EPA de marzo. Y el 23% de empresas han echado el cierre desde 2008, entre ellas la de mi padre. Un panorama la mar de alentador. Pendiente también el post sobre mi padre y su aventura empresarial.

Me estoy yendo del tema...yo venía aquí a hablar de las maravillas del sureste español.

Y lo bien que se come... el caldero, la paella de verduras, el cocido con pelotas, el frito (berenjenas, primientos y patata fritos con tomate), el zarangollo (calabacín, patata, cebolla y huevo), el pastel de carne, las marineras (rosquillas con ensaladilla y anchoa). La mejor comida es la de mi madre, qué quieres que te diga. Es la puritica verdad por mucho que suene a tópico. Prometo hacer algún post de recetas.


Y lo bonitos rincones que tiene. Lorca (ahora un poco asolada por el terremoto), Sierra Espuña, Moratalla, Caravaca de la Cruz. Y todos nuestros kilómetros de costa, el Mar Menor, La Manga y sus dos mares, Mazarrón, Águilas, Cartagena (sí, aunque en teoría nos llevamos mal cartageneros y murcianos, menuda estupidez supina, a mí me gusta Cartagena también).

Nuestra catedral, joya de la corona, nuestras plazas para tomar esos manjares y refrescar el gaznate, las calles peatonales de la Platería y Trapería con esos comercios de antaño que sobreviven al mundo franquicia.

Y qué decir de nuestros enormes centros comerciales que nada tienen que envidiar a la Cúpula de Madrid o La Vaguada. Esa Nueva Condomina a la que nunca lograré llegar sin perderme o el magnífico Thader, junto a nuestro IKEA (que tenemos uno, ¿eh? ¿qué te habías creído?) junto al nuevo Corte Inglés al que no va ni el tato. Espectaculares las luces nocturnas en esta zona mientras intentas superar el cojoatasco de tu vida para llegar a tiempo al cine. Ríete tú de la M30 a las ocho y media de la mañana.

Ahora dicen que vamos a tener hasta un Parque Warner que va a dar trabajo a miles de personas. ¿Qué más se puede pedir? Sí, se me olvidaba, se puede ir andando a casi todos los sitios, los precios son más baratos que en la capital del reino y los tomates y melocotones son los mejores del universo. Ni raff ni leches en vinagre.

A mí lo que más me gusta de mi tierra es el momento en el que me acerco por la autovía desde Madrid y la veo en la distancia, toda majestuosa, luminosa, grande, tan hermosica ella. No hay otra igual.

No te me pongas celosa Madrid, que te juro por la Cibeles que habrá otro post para ti, ¡guapa!.

Actualización

¡¡¿Cómo me he podido olvidar de la música?!! Nosotros, que somos super modernos con nuestros festivales molones como el S.O.S 4.8 que se acaba de celebrar y donde ha actuado gente tan grande como L.A., Lori Meyers y Crystal Fighters (ninguno murciano que yo sepa) y ha contado con la presencia de mi ídola Virginia Díaz de Radio 3.

Madre mía, cómo está mi cabeza.

Y qué decir de Second, me requetegusta este grupo. MURCIANOS y a mucho orgullo. O de Varry Brava. O de Funambulista. O de estos Klaus & Kinski que acaba de descubrir mi alma. Todos ellos también de la tierra de las marineras. ¿Qué te pensabas, que nos quedábamos en las jotas? Ni de coña.

7 comentarios:

  1. ¡Viva Murcia y viva el SOS, que es el festival más simpático, cómodo y limpio del mundo! Recuerdos entrañables de tu tierra, amiga. Volveremos seguro, aunque procuraré no ejercer ni de chulita madrileña ni de borde barcelonesa.

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    1. ¡VIVA! A ti te perdonamos lo de chulita madrileña por simpática, jejeje. Bueno, tampoco te pases :) Lo de borde, no.

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  2. Te ha faltado hablar de la seguridad del murciano, por eso nos llevamos bien con cualquiera, venga de donde venga: andaluces, catalanes, gallegos, madrileños o vascos, al murciano le dan igual los nacionalismos porque para el murciano Murcia es el mundo.

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    1. Jajaja me encanta, tienes madera de bloguero, ¿por qué no escribes más? Murcia es el mundo, jajaja, es que es la verdad.

      Un besazo

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Me encanta que leas mi blog y si encima vas y me dejas un pequeño comentario me haces la mar de feliz ¡Mil gracias!