Una de ellas fue ayer, cuando un niño de mi familia llamó negra y mora a mi hija negra que no mora. En principio no ha dicho nada malo, en todo caso, erróneo, pues mi hija es negra como el tizón, sí, sin embargo proviene del Cuerno de África y no de Marruecos. El problema no es lo que se dice sino el cómo se dice. Yo no estaba delante (gracias a Dios porque mi reacción hubiera sido imprevisible) pero sí estaban mi hija mayor y mi sobrina adolescente, y lo que es peor, estaba mi hija negra. El tono fue despectivo, acompañado de risitas del tipo "me estoy riendo de ti en tu cara". Aún estoy asumiéndolo y pensando cómo afrontarlo. No sé si hablar con sus padres. No sé si hablar con el niño ni qué decirle. Lo que sé es que, siguiendo el consejo de mi amiga Merce, hablaré con mi hija, para que ella me cuente lo que siente y para hacerle ver que no debe hacer caso a estupideces de ese estilo. A mí me parece realmente increíble que los niños no aprendan tolerancia e igualdad en el colegio. Me parece mucho más importante que aprender matemáticas.
El otro motivo por el que estoy muy triste es por lo que he leído hoy en el muro de Facebook de otra amiga, Encarni, una mamá de otra niña negra y etíope como la mía. Habla de un artículo escrito por el archiconocido escritor Juan José Millás, al que curiosamente empecé a seguir en Twitter el otro día. No es mi escritor favorito, sin embargo, me gustan algunas cosas que escribe. Excepto lo que se le ocurrió decir acerca de una foto de unos niños negros en unas cajas. Me parece vergonzoso e irresponsable que alguien de tal categoría, con capacidad de llegar a tantas personas, se permita el "lujo" de hablar sin pensar o, lo que es peor, lo piense y aún así, lo escriba. Encarni me ha dado permiso para reproducir su escrito, y allá voy. Millás por favor, supongo que no leerás mi blog pero, si en algún momento te llegara este post, te pido que recapacites y escribas algo para enmendar tu error.
A partir de ahora las palabras son de Encarni:
Ayer día lluvioso como los que estamos teniendo estas últimas semanas del mes de marzo, estuvimos pasando un "bonito día" con varios amigos. dos de ellos que como yo son padres de niños adoptados. Cuando estábamos charlando en la larga y agradable sobremesa que nos pudimos dedicar mientras las tres pequeñajas jugaban sin "casi" molestar a los demás comensales, Teresa nos comentó que había leído un artículo en el "Dominicial del Domingo de El País" un artículo que la hizo temblar. A continuación os lo transcribo para que podáis leerlo.
Este artículo está firmado por Juan José Millás y dice así:
Si os habéis fijado hay algunas palabras resaltadas en negrita, y al final la palabra ADOPCIÓN, la he resaltado en negrita y subrayado. Me gustaría saber si el autor de este artículo Juan José Millás ha pensado bien el matiz dado a esta última palabra que termina el mismo y que CIERRA el círculo de su lectura, o si por el contrario ha sido una manera de unirla a la palabra "VENTA" de forma arbitraria.
Leer el artículo encoje el alma, ver la foto más, pero pensar que en este artículo en el que la sola imagen desola, maltrata y sentencia, alguien ha dado un mismo sentido a dos palabras completamente antónimas como "Venta" y "ADOPCION" también desola, maltrata y sentencia a todos nosotros que nos hemos planteado una manera de ser padres a través de la ADOPCIÓN de nuestros hijos, ante los que sentimos un amor sin fronteras, sin resquicios, sin peros y sin más motivaciones que la de ser padres de niños a los que no se les ha permitido su fundamental derecho de tener una familia. De ser padres de estos niños que no pueden elegir ni la cuna, ni los regalos de lo reyes magos ni tan siquiera el color de los ojos de sus cuidadores. De ser padres de estos niños que pasan días y días, meses y meses, años y años, sin más contacto que las personas que sin tiempo y sin conocimientos les satisfacen, a veces a medias, sus más básicas necesidades. De ser padres a los que se les niega el derecho inexistente de ser padres ante ESE DERECHO FUNDAMENTAL Y PROTEGIDO POR NUESTRAS LEYES DE TENER UNA FAMILIA en el que se demuestra que aunque se presente como última vía para dichas criaturas la ADOPCIÓN es la via para que ese derecho fundamental se respete.
Por lo tanto, por favor, desde aquí pido en mi nombre y en el de tantos padres adoptantes que conozco, que leo y que me gustaría conocer, que no hagan símiles, metáforas, comparaciones o ninguna otra figura literaria con palabras tan dispares o antónimas, como Venta o ADOPCIÓN. Porque las palabras mal interpetadas hacen mucho daño y la mala prensa, ya sabemos todos que Sentencia cuando todavía no hay ni caso para juzgar.
Gracias a todos los que leáis esta nota, y muchas gracias a todos los que entendáis el sentido de la misma.
Por último me gustaría decir al autor Juan José Millás, que por favor vuelva a pensar en la necesidad de finalizar el artículo como lo ha hecho.
Ayer día lluvioso como los que estamos teniendo estas últimas semanas del mes de marzo, estuvimos pasando un "bonito día" con varios amigos. dos de ellos que como yo son padres de niños adoptados. Cuando estábamos charlando en la larga y agradable sobremesa que nos pudimos dedicar mientras las tres pequeñajas jugaban sin "casi" molestar a los demás comensales, Teresa nos comentó que había leído un artículo en el "Dominicial del Domingo de El País" un artículo que la hizo temblar. A continuación os lo transcribo para que podáis leerlo.
Este artículo está firmado por Juan José Millás y dice así:
"Mercancías Perecederas. La misma caja de cartón que utilizamos usted y yo para recoger nuestras cosas cuando nos dan con la reforma laboral en la cabeza se utiliza como cuna en este orfanato de Bunia (Congo). No es, pues, que los niños de la foto estén a punto de ser facturados, aunque quizá también, sino que se les ha retratado en su hábitat y con sus pertenencias. La biografía de cualquiera de estas cajas es a veces más larga que la de los críos que las ocupan. Se diseñaron y fabricaron en uno de los cinturones industriales de cualquier país industrial de una gran ciudad. Destinadas a servir de embalaje para el transporte de las mercancías más diversas (botellas de vino, mantas, antibióticos, televisores, aparatos microondas....), una vez cumplida esta tarea, y como nadie se atrave a desprenderse de ellas, comienzan a vivir una existencia propia, ajena a su primera función, que las conduce al fondo de un armario empotrado o al rincón de un garaje, donde devienen en continentes de los trastos y los afectos más variados, desde viejas fotografías y cartas familiares hasta libros enfermos de lepisma, pasando por objetos de uso estacional, como los portales de Belén y las figurillas del Nacimiento de Cristo. Con frecuencia llevan una vida más interesante de la que cabía imaginar cuando salieron de la troqueladora. En el caso que nos ocupa, y dado que los niños, en gran parte de este áspero mundo, poseen la misma consideración que las mercancías perecederas, estas tres cajas de cartón han recuperado su sentido original: el de meros contenedores de productos listos para su venta o adopción"Seguro que muchos de vosotros os planteáis como no os he puesto el enlace del artículo, puesto que todos conocemos la rapidez del acceso y la utilidad de Internet para estos casos en vez de "transcribirlo" como se hacía hace bastantes años. Pues lo he hecho así porque muchas veces, exceptuando en los momentos en los que estoy muy interesado o bastante interesado, el tiempo disponible es esa otra cosa urgente que tienes que hacer y que no te permite mirar el enlace ahora y por lo tanto al dejarlo para más tarde no lo lees. Por ello la tecnología me da su permiso y os facilita a todos el acceso inmediato y en tiempo real del contenido del artículo.
Si os habéis fijado hay algunas palabras resaltadas en negrita, y al final la palabra ADOPCIÓN, la he resaltado en negrita y subrayado. Me gustaría saber si el autor de este artículo Juan José Millás ha pensado bien el matiz dado a esta última palabra que termina el mismo y que CIERRA el círculo de su lectura, o si por el contrario ha sido una manera de unirla a la palabra "VENTA" de forma arbitraria.
Leer el artículo encoje el alma, ver la foto más, pero pensar que en este artículo en el que la sola imagen desola, maltrata y sentencia, alguien ha dado un mismo sentido a dos palabras completamente antónimas como "Venta" y "ADOPCION" también desola, maltrata y sentencia a todos nosotros que nos hemos planteado una manera de ser padres a través de la ADOPCIÓN de nuestros hijos, ante los que sentimos un amor sin fronteras, sin resquicios, sin peros y sin más motivaciones que la de ser padres de niños a los que no se les ha permitido su fundamental derecho de tener una familia. De ser padres de estos niños que no pueden elegir ni la cuna, ni los regalos de lo reyes magos ni tan siquiera el color de los ojos de sus cuidadores. De ser padres de estos niños que pasan días y días, meses y meses, años y años, sin más contacto que las personas que sin tiempo y sin conocimientos les satisfacen, a veces a medias, sus más básicas necesidades. De ser padres a los que se les niega el derecho inexistente de ser padres ante ESE DERECHO FUNDAMENTAL Y PROTEGIDO POR NUESTRAS LEYES DE TENER UNA FAMILIA en el que se demuestra que aunque se presente como última vía para dichas criaturas la ADOPCIÓN es la via para que ese derecho fundamental se respete.
Por lo tanto, por favor, desde aquí pido en mi nombre y en el de tantos padres adoptantes que conozco, que leo y que me gustaría conocer, que no hagan símiles, metáforas, comparaciones o ninguna otra figura literaria con palabras tan dispares o antónimas, como Venta o ADOPCIÓN. Porque las palabras mal interpetadas hacen mucho daño y la mala prensa, ya sabemos todos que Sentencia cuando todavía no hay ni caso para juzgar.
Gracias a todos los que leáis esta nota, y muchas gracias a todos los que entendáis el sentido de la misma.
Por último me gustaría decir al autor Juan José Millás, que por favor vuelva a pensar en la necesidad de finalizar el artículo como lo ha hecho.
Bego, me he quedado plof, plof,...
ResponderEliminarCómo te comprendo! Mi hija, cómo la tuya, no se merecen lo que ya han tenido que sufrir y es muy cruel que aún se hagan comentarios tan asquerosos sobre ellas o sobre la forma en la que han llegado a nuestra vida.
Qué fuertes vamos a tener que hacerlas porque habrá un día en que serán ellas las que leerán directamente tanta mierda (perdón es que lo es).
Un abrazo fuerte, fuerte.
Gracias Elena, sí, nos queda mucha mierda que ver y oir por desgracia. Espero que sepamos enfrentarla bien. Un beso
EliminarHola corazón. Primero darte ánimos para enfrentar este momento que todas deseamos que no llegue, y decirte que estoy de acueordo con Merce y que le preguntes a Lola como se encuentra y que te cuente ella sobre su interior y sus sentimientos. Desde aquí todo el apoyo y fuerza que te podamos transmitir.
ResponderEliminarSegundo, gracias por transcribir el escrito, otra sombra que nos golpea a veces pero con fuerza a lo largo de nuestra vida.
Un besazo enorme
Gracias Encarni, ya hablé con Lola y me dijo que no se acordaba de lo que le habían dicho. Me da que no le apetecía acordarse...le repetí eso de que no debe hacer caso a comentarios malos sobre ella, que no son ciertos y que la queremos mucho. Volveré al tema más adelante.
EliminarNo había leído tu post todavía, pero cuánta razón tienes. Probablemente el señor Juan José Millás se encuentre muy pagado de sí mismo por el increíblemente perspicaz artículo que ha escrito en el que nos destapa a todos la verdad de lo que ocurre ahí fuera, donde los occidentales hemos convertido a los pobrecitos africanos en artículos de consumo, y por supuesto sólamente él es capaz de apreciar la verdadera realidad. Los americanos tienen un dicho para gente tan inteligente: "He is so sharp he's gonna cut himself".
ResponderEliminarMuy bueno el dicho americano, me encanta ;-)
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