Según el Happy Planet Index , un índice que trata de medir la felicidad del planeta, los ciudadanos más felices del mundo son los de Costa Rica, Vietnam y Colombia. ¿Sorprende? A priori uno cree que algo ha salido mal en esta medición. ¿No serían los países del norte de Europa los más happy? Pues resulta que si medimos la felicidad por baremos como la esperanza de vida, la percepción del bienestar y la huella ecológica las cuentas salen como salen. Para quien le interese, España está en el puesto 62.
Más allá de las estadísticas, existen tantos tipos de felicidad como millones de personas hay en el planeta, pues se trata de una sensación muy personal, muy del interior de cada uno. Es más, en contra de lo que parece, la felicidad no tiene nada que ver con los grandes acontecimientos de la vida. El día de tu boda puede ser un desastre total y sentirte mal y a disgusto, a pesar de casarte con la persona de tus sueños. En cambio, un martes cualquiera puedes vivir uno de los mejores momentos de tu existencia simplemente porque alguien te diga algo que te hacer sentir espléndida.
La semana pasada se celebró el día de la felicidad (¿celebraremos el día de la tristeza también?). Así que me ha dado por pensar sobre ello y repensar cuáles son esas cosas diminutas de la vida que me hacen feliz.
En realidad, la felicidad para mí no es algo compacto que se tenga o no se tenga y punto. La felicidad es algo formado de muchos cachitos felices por separado. Unos días vivimos más y otros menos. Otros ninguno. Aunque como creo firmemente que nosotros somos capaces de controlar esos cachos de felicidad, no deberíamos dejar de pasar un día sin vivir uno de ellos. Como dijo Abraham Lincoln, "la mayoría de las personas son tan felices como deciden serlo". Una vez leí en una revista de psicología que Leonor Watling decía: "la felicidad es comer bien y dormir mucho". En mi opinión la felicidad es mucho más que eso, sin embargo, sí es la base para tener la actitud abierta que se necesita para atrapar cachitos felices.
Felicidad es levantarse tarde los fines de semana, al menos un día, y/o dormir una siesta (mini o extra large). Desayunar como si estuvieras en un hotel, con mantel de tela incluido y cestas de mini bollería y panecillos, y mermeladas, y quesos, café y zumos. Salir a dar un largo paseo y sentir el sol en la cara, mientras escuchas musiquita o tu programa de radio favorito si vas solo, o charlas con quien lleves al lado (si estás en la playa y vas descalzo, es ya para morirse). Tomar el aperitivo, con la family o con amigos o con todos, ya sea en terraza o en barra, incluso en tu propia casa o de la de otros. Comer en casa en la mesa grande, junto a la ventana, con mucha luz alrededor y comidita rica de verdad, hecha sin prisas, despacito y con buena letra. O que te inviten los amigos a su casa, y llevar el vino y/o el postre y difrutar de una laaaaaaarga sobremesa (como la de este sábado pasado en Parla). Feliz me siento con el bocadillo de jamón de los viernes y con las fresas con nata. Con el periódico del sábado y el libro de cada noche.
Felicidad es ver reir como cosacas a tus hijas por una tontería que has dicho, o verlas jugar juntas sin discutir, o que te reciban con una sonrisa enorme cuando vas a recogerlas al cole. También es escuchar sus ocurrencias de cuatro años o sus preguntas existenciales de nueve. Que necesiten el beso de buenas noches tanto como tú. Es ver caminar a pasitos cortitos a mi sobrina de 16 meses con su cara de pícara.
También es felicidad el ratito del café en el curro, los chascarillos, los días que haces una entrega y te felicitan por ello. Que tu jefe te deje trabajar en casa un día. Que te cancelen una de esas reuniones soporíferas. Que el cliente te diga: "me encanta", que tu jefe te diga: "me encanta", que tus compañeros te digan "me encanta" (esto último es lo que más satisfacción produce). Felicidad es encontrar sitio para aparcar en la puerta de tu empresa.
Felicidad es llegar a casa y encontrarte la ropa planchada o la comida hecha, y si no, ponerte a hacerlo tú con la radio de fondo para que se haga más ameno. Arreglarte y mirarte al espejo y verte guapa. Ahorrar para poder comprarte un trapito y hacerlo. Tomar una coca cola bien fría una tarde de verano o un caldo calentito una mañana invernal en la sierra. Intentar copiar una receta de tu madre y que te salga bien. Tener la mesilla (habitación, cocina, salón, casa) ordenada y limpia. El olor del coche recién lavado. Acabar una sesión de pilates. Encontrarte cinco euros en un viejo bolso. Reclamar y que te devuelvan el dinero.
Que le den al Me gusta en tu facebook o te hagan un retweet. Que te comenten en el blog. La felicidad es acabar un post.
La felicidad no está en el ayer o en el mañana. Sólo en el hoy. En las pequeñas cosas que nos hacen sentir grandes. Voy a ser feliz sólo por hoy, mañana ya veremos.
Genial!! como siempre. Me ha hecho feliz y me ha hecho pensar en mis ratos de felicidad.
ResponderEliminarGracias.
Elena
Qué subidón, muchas gracias Elena! Un beso
Eliminar...y solo si se disfruta de esos pequeños ratitos, se es feliz de verdad. Porque realmente, ¿hay otra felicidad?
ResponderEliminarMerce
Qué bien escribes, da gusto leerte, todos tenemos nuestros ratitos de felicidad personalizada. Tengo una nueva, me la contó un jefe que tuve hace muchos años, y me hizo pensar: la felicidad es que tu mujer esté contenta, :).
ResponderEliminaro leer los post de mi amiga...
ResponderEliminarjejeje gracias ;-)
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