sábado, 9 de marzo de 2013

Cosas que da mucha pereza hacer y que luego te mola haber hecho

Seguro que cada cual tiene su lista de ese tipo de cosas que te dan una pereza horrorosa y que luego, si las haces, te sientes estupendamente, aunque sólo sea por el gran logro de haber vencido a la apatía, una de las peores enemigas de la vida.

Ahí va mi aportación personal a tan interesante (a la par que prescindible) temática:

1. Recoger la cocina por la noche. Cuando ya llega el final del día, estás agotado, deseando pillar el sofá para tumbarte a la bartola a leer o ver una peli o una serie, o a jugar al apalabrados, o a navegar de forma absurda por internet, mirando twitter o facebook...menudo perezón ponerse a fregar y a limpiar la vitro... Y lo a gustito que te sientes al día siguiente, cuando llegas con el ojo pegado a desayunar y tu cocina está limpita y ordenada... ¡eso no tiene precio!

2. Cocinar la comida del día siguiente, para llevar el tupper a la oficina. Qué bajón, después de haber hecho el enorme esfuerzo de preparar la cena, te toca además currarte la comida... Eso si no tienes la suerte de expoliar la cocina de tu madre/suegra o dinero suficiente para comer todos los días de menú, como los señores de traje. Y yo estoy en ambos casos. No tengo ni lo uno ni lo otro. Lo mejor es cuando te ha sobrado comida el finde y la has congelado sabiamente. Luego se agradece esa comida casera que sustituye al bocata de la cafetería del curro. Reconozco que es para nota, de verdad.

3. Ducharse por las mañanas. Es un horror, sobre todo en invierno, cuando sales del calorcito del edredón de ikea al frío suelo de la ducha, cuando todavía no ha dado tiempo a que la calefacción haga de tu casa un hogar. Y para eso si tienes problemas con la caldera como los que una servidora tuvo el año pasado y el agua sale tan fría como la de las piscinas heladas de los hamman. Una vez empiezas a sentir el agua calentita y eso, todo cambia, comienzas a despertarte y piensas que te quedarías ahí todo el día si pudieras.

4. Ir al super...creo que esto es lo peor de todo. Estoy segura de que yo me lo monto mal. No puede ser que siempre vaya con prisas, que siempre tarde horas en hacerla y que siempre me deje cosas importantísimas que comprar...y que cada día me parezcan los precios más altos. Eso sí, me encanta abrir la nevera y que esté llena a rebosar. Y tener cerveza, coca colas, tomates, embutidos recién cortados y chocolate. Lo primero que se acaba en casa. He de decir que muchas veces compro por internet, lo que pasa es que no es lo mismo, mola más hacer la compra en vivo, tocar el género, parlamentar con la pescadera y disfrutar con la fauna que te encuentras en estos templos del consumo.

5. Quedar un viernes por la noche en el centro de Madrid e ir en metro. Me encanta ir al centro y me encanta quedar con amigos allí. Solo que algunos viernes me apetece mucho más quedarme en mi sofá con la mantita y un capítulo de alguna de mis series favoritas junto a mi santo (Modern family, How I met your mother?, Breaking Bad, Girls...). El viaje en metro me cuesta hora y media más o menos...luego además hay que volver cuando estás en lo mejor... porque el metro cierra y no está el patio para taxis. Cuando llego a casa me arrepiento de haber estado a punto de llamar para anular la cita, porque lo paso fenomenal y desconecto un montón.

6. Lavar el coche. Reconozco que no soy de esos frikies de la limpieza automovilística y que tengo un poco descuidado a mi pequeño gran vehículo por falta de tiempo y demás. En realidad es un tema no prioritario en mi vida. Hasta que un día empieza a darme vergüenza y me dirijo de repente al autolavado o a algún sitio donde te lo lavan a mano, que lo prefiero. Y salgo de allí tan contenta, con el coche oliendo a limpio, tan mono. Y me digo que voy a empezar a ir más a menudo a estos sitios...

7. Ir a nadar/pilates/andar. Salir del trabajo e irte a hacer deporte, o hacerlo a las 7 de la mañana, o levantarte pronto el finde para ir a la piscina. ¿Estamos locos? Debo estarlo sí, porque a pesar de ser una de las cosas que más pereza me dan, hago deporte regularmente. Eso sí, me ayuda que el pilates lo tengo debajo de casa porque si no, más de un día haría pellas. Y lo bien que una se siente al salir de la clase o de la piscina...

8. Ordenar los armarios. Aquí no necesito explicar nada más. Es una cosa muy desagradecida porque aunque nada más acabar te encanta el resultado, te frustras a las dos horas, y eso con suerte, cuando ves cómo tus hijas vuelven a desordenarlo sin ningún miramiento hacia tu persona.

9. Ir a un cumple infantil sin conocer a los padres/ madres de los otros niños. ¿Y de qué hablaremos? ¿Me caerán bien? ¿Les caeré bien? Casi mejor la dejo allí y me voy y luego vuelvo. La verdad es que tenemos muy buenos amigos por no hacer eso, por aguantar y quedarnos en los cumples de los amigos de L. A ver qué pasa con L.E. Espero que algo parecido.

10. Ir a la pelu. Pereza por tener que pasar allí toda una mañana o tarde ( como voy poco, cuando voy necesito hacerme de todo). Pereza por tener que escuchar las criticas que se hacen las compañeras entre ellas, como si tú no estuvieras delante, la que te toca a ti siempre es mejor que la que te tocó la vez anterior. Palabra de la que te ha tocado esta vez. Pereza porque a veces te dejan fatal y no sabes cómo disimularlo. Y pereza por el pastón que te dejas. Lo mejor es el sillón de masaje que tiene mi último descubrimiento en estilismo. Y empollarte las revistas del corazón. Y ese ratito de libertad...


3 comentarios:

  1. Podríamos añadir: hacer la maleta por mucho que te apetezca ir al viaje, deshacer la maleta a la vuelta, peinar a las "afros", sacar las cosas del lavavajillas , descolgar la ropa del tendedero cuando ha empezado a llover y volverla a colgar en el de dentro de casa, ...

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  2. Podríamos añadir: hacer la maleta por mucho que te apetezca ir al viaje, deshacer la maleta a la vuelta, peinar a las "afros", sacar las cosas del lavavajillas , descolgar la ropa del tendedero cuando ha empezado a llover y volverla a colgar en el de dentro de casa, ...

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    1. Cierto, lo del lavavajillas entra dentro de esta categoría sin dudarlo, y la maleta, y lo del pelo afro. Lo del tendedero no lo sufro pues mi tendedero es cubiero ;-) aunque incomodísimo tender de todas todas.

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