martes, 1 de diciembre de 2015

Cuando llegas a esa edad en la que podrías ser la madre de la mayoría

Ya he hablado de los cambios físicos que sufrimos todos aquellos que traspasamos la temida barrera de los 40.

Sin embargo no he dicho mucho sobre los cambios emocionales o mentales que suceden también una vez que la fatídica línea se ha dejado atrás.

Créeme, son los peores. 

La primera vez que con treinta y muchos tienes la extraña sensación de que podrías ser la madre del repartidor de Carrefour, pronto lo olvidas porque pasa a esa parte del cerebro de sensaciones raras no identificadas. No es hasta que entras de lleno en el cuarentañismo que empiezas a incorporar la sensación a tu día a día como algo natural. Lo cual no significa que te acostumbres a ello ni que no te entren ganas de cambiar de país cada vez que te pasa. Es jodidamente desagradable aunque, siguiendo la filosofía positiva de alguna de mis amigas que rondan los 50, diré que con el tiempo conseguiré darle la vuelta y verle el lado jocoso al asunto.

Vas a El Corte Inglés (sí, nosotros somos parte de su público objetivo) a comprar un móvil y te atiende un chavalín que gritaba desde el baño eso de "YA HE TERMINADO MAMIIIIIIIII", el mismo día en que tú te hacías la foto de la orla en la Uni.

En la consulta del ginecólogo te encuentras con una chiquilla tomando notas, que piensas que es la hija adolescente de la verdadera ginecóloga. Hasta que después de unas preguntillas te pone en esa postura tan cómoda y agradable, que nos encanta a las mujeres, y te mete mano.

Vas a clase de danza moderna y la profe no ha oído hablar nunca de Fama ni de Flashdance. A veces ni de UPA Dance. Es más, es que ella no había nacido cuando tú llegaste a Madrid a estudiar la carrera. Y como ve que la media de edad ronda los taitantos, se dedica a montar una coreografía de tres pasos ridículamente fáciles, a ser posible latinos, para que parezca que haces algo, sin hacer mucho, y no te de un telele ahí en medio. A ver qué va a hacer la pobre si se le cae una "señora" al suelo.

Si se te ocurre apuntarte a un curso para renovar conocimientos, e incluso rejuvenecer cuerpo y mente, no sólo te vas a encontrar con que todos los alumnos votan desde hace pocos años. Lo peor es que eres mayor que cualquiera de los profes, alguno de los cuales estaba en plena edad del pavo cuando tú fuiste madre "precoz" a los treinta.

Podrías ser la madre del dependiente de Mc Donalds, de los profes de extraescolares (y algunos maestros), de la farmacéutica, de las cajeras del super (no de las del Día), de los becarios de la oficina, de las chicas que atienden en las tiendas de Amancio, de algunos empleados de bancos, de la peluquera, la esteticista, la mujer que te ayuda en casa, el operario del gas y muchos de los hijos de los vecinos que todavía creían en los Reyes cuando tú te mudaste aquí hace 12 años.

Y es que el tiempo, no es que pase volando, pasa a su ritmo, pero sin que nos demos cuenta, sin que apreciemos cómo nos va cambiando poco a poco y nos arrebata la infancia, la adolescencia, la juventud...y nos convierte en señores y señoras hechos y derechos, que diría mi abuela.

Señores y señoras que seguimos sintiéndonos mentalmente como cuando teníamos veinte o treinta. Señores y señoras que odiamos que nos llamen así o nos miren o traten diferente por la edad que tenemos. ¿En serio tú, que tienes 30 (o por ahí) crees que a ti esto no te pasará nunca? Más te vale que sí.

Lo de las canas, las arruguitas, el michelín y todo lo demás apenas importa si lo enfrentamos a esto otro. Tener cuarenta no es sinónimo de que todo lo bueno se acabó, eres un amargado laboral o has perdido toda capacidad de crear o innovar. Nada más lejos. 

Afortunadamente el cuidarse está de moda y ahora casi toda la gente de mi edad practica deporte. Al menos cuando voy al gimnasio no siento que pudiera ser la madre de todos mis compañeros. Aunque sí de algunos monitores. Todo hay que decirlo.




4 comentarios:

  1. Begooo, que me parto de risa!! Bueno, que lloro seguro... pero no estoy segura de si es de risa o de pena de constatar que yo también podría ser la mare de casi todo el mundo!! Te sales! :-D

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  2. Que gusto leerte! pues si, llevas todita la razón.....

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  3. lo he comentado esta semana con el Sr. Torres, mi nueva doctora de cabecera podría ser mi hija! XD

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  4. No puedo estar más de acuerdo contigo!!
    Pero a mi me sigue encantando cumplir años, a pesar de las canas, las arruguitas y los michelines jaja
    Ahora tengo treintaytodos, pero yo ya digo que tengo 40 para ir acostumbrándome ;)

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