lunes, 5 de mayo de 2014

Mamá, ¿por qué?

Los niños se hacen preguntas. Muchas. Montones. Desde muy pequeños. Es su forma de aprender y de crecer. Es su manera de descubrir el mundo y la vida.

¿Por qué la i lleva punto? ¿Por qué el sol no se cae? ¿Por qué el dinero es tan importante? 

Mi hija de cinco años hace esta clase de preguntas. Es normal. Es gracioso. Me divierte mucho contestar este tipo de dudas.

Sin embargo, hay otras muchas cuestiones que plantea que ya no son tan amenas. Son las que tienen que ver con dos de las circunstancias de su vida qué más le preocupan: el color de su piel y el hecho de que fuera adoptada.

A los tres años me sorprendió preguntándome si ella iba a ser blanca de mayor.

Ahora, sin tan siquiera tener la edad que llaman "de la razón", me suelta cosas como éstas, cosas para las que se supone que los padres adoptivos estamos preparados. Ja.

"Mamá, ¿por qué me dejó mi madre?"

"¿Y por qué no me cuidó mi padre?"

"¿Estaban separados?"

"Y si vosotros os ponéis malitos, ¿ya no me vais a cuidar?"

"¿Por qué no puedo hacerles un regalo del día de la madre y del padre?"

"¿Por qué no vamos a verles?"

"¿Por qué no les traemos aquí?"

"Ya no me acuerdo de mi otra familia, ¿por qué no puedo acordarme de ellos?"

"¿Por qué no eres tú negra mamá? Quiero que lo seas, quiero que seas como yo". Antes quería ella ser la blanca. Curioso. Me choca que haya cambiado el pensamiento aunque el concepto, el ser igual a los demás, sea el mismo.

Ella me hace todas estas preguntas y yo no tengo todas las respuestas. Quisiera ser como una de esas personas que parecen tener todas las respuestas. Como una de esas madres de las películas que siempre saben decir lo que hay que decir. 

No tengo todas las respuestas porque a veces no sé y otras veces no sé cuál es la mejor respuesta. Tampoco quiero inventarme nada. No quiero que crezca creyendo en un cuento de hadas.

Quisiera evitarle el sufrimiento aunque sé que tiene que pasarlo y tiene que dolerle. Pero ninguna madre, en el orden natural de las cosas, soporta bien que sus hijos sufran. 

Lo que no debo es decirle que no llore o no esté triste. No debemos. Hay que dejarla que llore y procese ese dolor, mientras la abrazamos fuerte y le repetimos una y mil veces que somos su familia, y lo seremos para siempre y que nunca jamás dejaremos de quererla. Por muy mal que se porte, por mucho que nos ponga a prueba cada día y nos lleve al límite de nuestra paciencia, por más que hay momentos en los que no sabemos qué hacer para que nos haga caso o deje de comportarse como si estuvieran clavándole chinchetas por el cuerpo.

Sí, la teoría la sabemos bien. Hemos leído libros y escuchado a expertos que saben lo que hay que hacer. Todo eso me recuerda a cuando vas a las clases preparto y te enseñan a mantener la calma y a respirar, a evitar gritar cuando llegan las contracciones. Y después, cuando sientes que te vas a partir en dos el día D y a la hora H pierdes el control y tu timbre de voz supera los decibelios permitidos por la ley.

Cuando parece que estoy respondiendo de la forma adecuada, me escucho a mí misma y me resulto poco convincente, sin decir nada que pueda de verdad tranquilizar a mi hija ni satisfacer su curiosidad.

Y entonces ahí me doy cuenta de que tenemos mucho camino por recorrer, que no va a ser fácil y que la sociedad tampoco nos facilitará la tarea. Si nosotros flaqueamos, si tenemos dudas y miedos, si nos vemos sobrepasados a veces, que no pasará con los demás, con las personas ajenas a la adopción o con sus mismos compañeros del cole, que no saben, que no entienden y que también se hacen preguntas y se responden a su manera.

"Mamá, Pepito me ha dicho que no sois mi familia"

Que la fuerza, y la paciencia, nos acompañe.


10 comentarios:

  1. Pocas madres conozco con tu capacidad para salir airosa, de esta situación y de tantas otras. Me pongo en tu lugar y se me eriza el vello. Qué duro, qué difícil... Qué grande la pequeña, qué enorme tú. Te lo digo una vez más... Te admiro. Mucho. No sé si encontrarás la respuesta que ella necesita, pero sabrás acompañarle en el proceso como nadie, de eso no tengo duda.
    Gracias por compartir, es un placer leerte

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  2. Me admira como con tan poco puedes transmitir tanto. De una forma tan simple y tan sencilla has sido capaz de que me ponga en tu piel -salvando las distancias, claro está- y ver un problema que me era totalmente ajeno. La verdad es que cuando desde fuera uno ve familias como la vuestra, en mi ignorancia, las imaginas felices y plenas, pero nunca te paras a pensar en la cara B, en el día a día, en las circunstancias, en los pequeños problemas, en las preguntas y respuestas, en la dificultad de gestionar emociones que, si para cualquiera de nosotros es complicado, para vosotros debe serlo puntualmente mucho más.
    De verdad, no se puede decir más de forma más sencilla, sincera, sin dramatismo pero directa al corazón. Me alegro un montón de haber encontrado tu blog y de leerte, porque conocer otras circunstancias me hace abrir la mente y mirar más alla de la comodidad de mi vida y mi familia. Besos de los grandes

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  3. A mi me va igual de bien (o mal) que a ti. Quizás haya una diferencia: yo no intento satisfacer su curiosidad si no provocar esa curiosidad, provocar que me pregunte. Pero nada. Debe ser que lo de preguntar es cosa suya y lo hacen cuando quieren ellos no cuando queremos nosotros.
    Juanjo

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  4. No sé si la fuerza o la paciencia, pero si te sirve de algo, yo te acompaño <3

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  5. Es una niña mágica, y además en la construcción de su vida tiene la suerte de contar con unos grandes arquitectos. Sólo se me viene a la mente una palabra: naturalidad.
    Y que sigáis como hasta ahora.
    Besos

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  6. Qué difícil. Pero se nota con sólo leerte que vas a saber llevar de la mano a tu pequeña por ese camino tan complicado. Besos.

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  7. Y es que esta niña es un ángel.... Y sabia..... Y como sabia que es sabe que te pregunta lo irrespondible a veces......

    Y es que tenemos el eterno "complejo" o idea equivocada de que como madres hemos de tener las respuestas de todo......de todo lo que nos pregunten.... Y no es así.... Como que tampoco hay muchas verdades absolutas.

    Difícil tarea pero opino como Carol..... Tiene la mejor madre del mundo,para abrazarla y acompañarla en sus duda existenciales (a esa edad lo son las dudas).

    Y desde luego la vida en rosa no existe, haces bien.... Ha de saber y aprender que llorar es bueno, que los abrazos que le deis como familia son los mejores, los únicos y verdaderos.

    Lo haces muy bien. Te dije un día charlando que te admiraba..... Y te dije mucho más...... Con 40 años yo también tengo muchas preguntas..... Y nadie me las responderá jamás.... O poruqe no sabe o porque como bien dices no sabes si es la adecuada.

    Un beso niña

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  8. Bego, qué difícil! Pero a la vez que sano que es que se haga este tipo de preguntas... duele no poder evitarle la angustia de la incertidumbre, pero como vos dijiste, es un camino que tienen que recorrer junt@s. Un aprendizaje para ella y para ustedes. Los por qué construyen nuestra identidad...
    Nunca tenemos las respuestas a todo, no te culpes por eso. Sos una GRAN mamá.

    Un abrazo fuerte, amiga!

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  9. Si la maternidad ya viene siendo complicada de serie ¡la maternidad adoptiva parece que aún más! Supongo que es inevitable que a medida que crecen y notan ciertas diferencias se planteen esta cantidad de preguntas, y más si hay gente en el entorno que les "incita" a pensar con algunos de sus comentarios. Seguro que la racha pasará pronto y en seguida volveréis a tener calma en este sentido cuando logre comprenderlo todo.

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  10. Qué complicadas son algunas preguntas, y más para esas edades en que hay que tener cuidado como contar las cosas para que las entiendan y no se entristezcan.

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Me encanta que leas mi blog y si encima vas y me dejas un pequeño comentario me haces la mar de feliz ¡Mil gracias!