La miro y no puedo evitar dos cosas. Imaginarla dentro de tres años más y echarme a temblar. Recordarla cuando era un bebé y sentir una nostalgia terrible.
Si eres madre reciente (o padre, ¿algún padre me lee?) escucharme hablar te parecerá como cuando oías a los 'señores' de treinta cuando eras adolescente. Esos 'viejos'.
Siento decirte que en menos de lo que crees estarás diciendo lo mismo que yo. Como ahora que tienes 30 y algo y te parece que fue ayer que cumpliste 18.
No descubro nada nuevo.
La oigo hablar, con esa madurez que tiene desde siempre: 'mamá, tengo tantas cosas por aprender, no sé si voy a tener tiempo, ¿crees que tendré tiempo?' Y me entra un agobio parecido a ese que sentimos al saber que volvemos al trabajo tras la baja maternal. O el de la crisis de cuando cumplimos una nueva década.
Hija mía, claro que vas a tener tiempo, aprovéchalo. Perdemos tanto el tiempo sin darnos cuenta. O peor aún, dándonos cuenta. No lo dejes ir.
'Mamá, ahora no es el momento de preocuparme del futuro, el presente es un regalo que tenemos que disfrutar con todas nuestras fuerzas o lo perdemos'. Ella es sabia y mucho más inteligente que yo, si es que yo lo he sido alguna vez. Sólo hace falta escucharla una tarde, un ratito, para darte cuenta de que lo inmensa que es.
Hoy me ha acompañado a uno de esos recados que nunca apetecen. Por estar conmigo un tiempo a solas. Para poder hablar tranquilas de nuestras cosas. De sus cosas.
Tener dos hijas es maravilloso, aunque es difícil encontrar momentos de tú a tú. Me gusta estar con las dos, lo disfruto, siempre y cuando no peleen. Y me encanta estar también un rato con cada una. Tengo la oportunidad de conocerlas mejor, de escucharlas mejor, de abrazarlas mejor.
No soy mucho de hacer manualidades. En realidad no soy nada de hacer manualidades. No sé cómo aprobaba pretecnología en la EGB. Soy mucho más de hablar, de escuchar, de leer cuentos.
También juego. Prefiero inventarme los juegos a usar muñecas u otros juguetes. A hacer como que no las veo y las busco por toda la casa. A las comiditas. A las peluqueras. A pintarnos las uñas.
Miro a mi hija mayor y la veo casi adolescente. Ya le salen sus granitos y eso. Ya calza casi mi pie. En breve intercambiaremos ropa. Y ella llora cada vez que alguien le mienta la edad del pavo. Cree que es algo horrible que no quiere que le pase. No quiere odiarme ni pasarse el día con el móvil ni quiere saber nada de chicos. Todo eso me da cierto gustirrinín, para qué negarlo. Que quiera seguir siendo una niña, mi niña pequeña, me gusta.
Sé que no va a durar todo eso que dice y que pasará la edad del pavo y todo lo demás. Lo voy a llevar muy mal si algún día noto que le caigo mal. Espero estar fuerte para aguantarlo. Y para sus silencios o su desgana.
En el fondo albergo la esperanza de que no pase, de que sea una de esas adolescentes modélicas de verdad. Por si acaso, voy a aprovechar los siguientes tres años de nuestras vidas como ese regalo del que ella habla.
Y los tres siguientes años de la pequeña. En los que pasará de los maravillosos cinco a los ocho.
La vida pasa. No quiero quedarme a mirar.
Casi recién parida no quiero ni pensar en la adolescencia...
ResponderEliminarMe recuerdo de asolescente y era lo único que me agobiaba de tener a una niña, que se pareciera a mí llegado el momento (luego vino un niño y se pasó). Ese vínculo seguro que lo hace todo más fácil. Y afortundamente la adolescencua es la única enfermedad que se pasa con el tiempo.
Un abrazo
Si te digo que la mía está a punto de cumplir 2 y medio y ya siento un poquito de eso que dices... Y te entiendo, y te comprendo a la perfección, y también espero de corazón que sean de esas adolescentes modelo, pero modelo en comportamiento. Las tuyas, la mía, y por qué no, toda una generación. A ver si nos encarrilan la humanidad, que la hemos echado a perder...
ResponderEliminarTu mayor es un amor, fijo que te derrites cuando te suelta esas cosas... Yo lo haría.
Haces bien en disfrutar cada momento. Todo llega, y todo pasa.
Un beso enorme a las dos, bueno, a las 3, que la pequeña es también puro amor y merece mención!
Tus últimas frases son lapidarias, estoy contigo en que el tiempo pasa muy deprisa, y que debemos aprovechar ese tiempo con nuestras hijas, juntas o individualmente. Aún quedan tres años, así que a disfrutar!
ResponderEliminarHay que aprovechar cada momento, incluso los malos o los complicados, o los días torcidos suyos y nuestros...tienes toda la razón....
ResponderEliminarUn achuchón para tus chicas!!
Sabia como su madre sin duda alguna. Madura hasta decir basta, realista, soñadora, con ilusión........me ha encantado leerte y leer sus palabras........ Hemos de aprender de tu hija, aprovechemos a tope, no nos quedemos quietos mirando......
ResponderEliminarTe lo digo yo, que ya tiene una de 14, con el mismo pie, que me coge ropa y.......... Con las hormonas en las alturas!!!!!!
Un beso cielo
Ay que bonito post, se me han asomado las lágrimas. En cuatro meses mi hija irá al Maternal y me da mucha angustia, así que creo entenderte, aunque sea un poco.
ResponderEliminarSaludos desde Budapest
Yo solo sé que no quiero vivir con miedo, ni con angustia, a nada. Sólo sé que todos tenemos la capacidad de extraer la belleza de cada detalle, de cada momento, de cada ETAPA. Tu hija, a quien tengo el placer de conocer, es MARAVILLOSA, como lo son sus padres y su hermana. Y eso estará siempre AHÍ, aunque pueda hacer "rachas" de vientos que parezcan llevárselo o sepultarlo en forma de indiferencia, distancia, o la tan temida rebeldía. Sólo sé que como madre tenemos el trabajo y la obligación de no olvidarnos de ese bebé que un día fue nuestro hijo, de la persona especial, única y preciosa que es. Por encima de etapas.
ResponderEliminarAcabo de decirlo, en mi morada: no quiero limitarme a vivir la vida, quiero coleccionar momentos, construir recuerdos y conservar su belleza eternamente. Y, como dice tu hija, aprovechar y exprimir cada instante.
Un abrazo muy emocionado.
La bichilla tiene sólo 5 meses y ya la amenazo de vez en cuando diciéndole de que como me amargue la existencia con la edad del pavo la voy a devolver al agujero del que salió /(así de bruta soy, con lo buenecita que me ha salido la criatura). Es cierto que es una época temible, pero si ya es tan razonable siendo aún pequeña quizás no te traiga demasiados quebraderos de cabeza. Yo creo que desde que me quedé embarazada ya conecté el chip `para aguantar todo el sufrimiento que puedan traerme los hijos, aunque de momento no ha entrado en funcionamiento (por suerte).
ResponderEliminarla percibo a través de tus descripciones poco pava para la edad del pavo, quebraderos de cabeza tendrán que haber, por supuesto, pero eso también pasará! mientras tanto aprovecha... y cómprale un buen jabón para esos granitos incipientes, lo que sea antes de tener que evitar el chocolate! :D
ResponderEliminarHay! Que estamos en las mismas! Nostalgia, pena pero también ilusión por ver la muchacha en que se convertirán. Yo también albergo la esperanza, como tú, de que mi hija será una adolescente ejemplar, que seremos amigas, que no se enfrentará a mí... pero... entonces pienso que ese enfrentamiento con los padres es lo que les prepara para el undo adulto y que quizás saltárnoslo tampoco le haría bien.
ResponderEliminarAyer, por la calle... vimos un grupito de adolescentes petardillas, caminando, mascando chicle con la boca abierta, con los labios pintados, hablando alto, con los móviles... Ella me dijo: "Mama, míralas... ¡qué tontas!"
Me dio risa y satisfacción... pero la ataje en seguida con un "tú estarás así en unos añitos" Y ella: "Nooo... yo noooo"
"Sí corazón, pero no pasa nada, que eso luego se pasa" (pero el pintalabios lo voy a esconder bajo llave)
Que precioso post! Si, hija, si, disfrútala mucho que está en una edad preciosa. Todas las edades son preciosos y de aquí 3 también estará preciosa y estarás orgullosa de ella y de lo que es.... en parte gracias a ti.
ResponderEliminarMe ha encantado leerte :-)
Ay! Te leo y me das un poco de envidia... la mía, con casi ocho, quiere hacer todo lo que la tuya, casi con once, le espanta: chicos, telefono... lo de odiarme espero que no, pero le encanta ya esas frases tipo "a mí no me quieres", "No me entiendes". Mi consuelo, que lo pase ahora con siete y que cuando llegue de verdad la preadolescencia vuelva a su estado normal. Tu hija, como dices, es sabia y muy madura. Supongo que algo le vendrá "de serie", pero también será, en buena medida, gracias a tí, así que enhorabuena a ambas.
ResponderEliminarUn millón de gracias por participar en #hayvidadespuesdelos6. Ya sabes que es una iniciativa en continua evolución, así que cualquier post que quieras enlazar, en cualquier momento, será bien recibido. Un fuerte abrazo y no dejes de contarnos cosas de tus hijas, que me encanta leerte.
Que nostalgia leerte! Mi hijo mayor tiene siete y medio y el no quiere crecer, mi hija de 6 quiere ser grande y me pone la piel de gallina pensar en todo lo que crecer conlleva.
ResponderEliminarEspero poder guiar esos pasos de la mejor manera.
Gracias a la iniciativa de Merak, voy conociendo más blogs por acá me quedo, un beso!