Así vivo mi maternidad, en un continuo ir de la felicidad extrema a la más absurda desesperación.
Pasar del optimismo al pesimismo. En cuestión de segundos. De pensar en tus hijas como seres adorables que te emocionan hasta el infinito mientras les lees un cuento, a sentirte absolutamente bloqueada y a punto de estallar como una bruja malvada cuando empiezan a discutir.
De ser esa "mujer más feliz del mundo que todo madre es", a sentirme, siendo paya, una "desgraciadita gitana tú eres teniéndolo tó".
Por ser tan madre a veces queriendo ser tantas cosas más.
Soy la madre amantísima Jekyll. Y la madrastra mala de los cuentos Hyde. Y voy de una a otra sin pestañear siquiera. No tengo termino medio ni forma de avisar de mis transformaciones constantes. Doy miedo.
Tendrá algo que ver que soy Libra, por aquello de la búsqueda constante del equilibrio. Trato de buscar una justificación más allá de mi responsabilidad en el asunto. Como suele pasarnos a los humanos. Echar la culpa al otro.
O será un fenómeno que va unido al hecho de ser madre y vivir en este mundo, madres que pasamos del rol buenamadre al de malamadre sin solución de continuidad. Aunque nos cueste reconocerlo o no nos atrevamos a nombrarlo. Buenas madres somos (casi) todas. Al igual que todas hacemos mal muchas cosas, y nos sentimos culpables, y nos martirizamos y nos sentimos culpables de sentirnos culpables, y así todo un día sí y otro también.
En un vaivén de drama y desdrama que viene a sumarse al rollo hormonal, la multitarea, la tendencia a requetepensar y otras maravillas que van ligadas a nuestra persona. Al menos a la mía.
La maternidad es un ir y venir de defectos y virtudes, un oscilar desde la energía suprema al cansancio descomunal, desde el amor incondicional a la explosión de ira más tremebunda, desde la calma al frenesí, desde el pormihijamato al matamécamión.
La maternidad es un vaivén de sentimientos, de emociones, de sensaciones. Contradictorios, absurdos, misteriosos.
La maternidad además, es un ir y venir de tiempos y rutinas. Del sueño a la alimentación, de la alimentación al paseo y al juego, de ahí de nuevo a la alimentación, y luego al sueño y después la higiene y de nuevo la alimentación. Esto cuando son bebés. Luego es la guarde y el cole. Los niños van y vienen de estos lugares. Nosotros también. Son las estaciones y las fiestas que llegan y se pasan para volver un año después. El otoño y la recogida de hojas, la Navidad y sus villancicos, el invierno con la nieve, la primavera y las flores. El verano y el mar. Todo esto lo tienen también los demás, los que no son papá y o mamá, sólo que con una intensidad distinta. Yo noto más el vaivén temporal desde que soy madre.
Los hijos van y vienen. Al principio están siempre y creemos que nunca jamás se irán de nuestro lado. Conforme van sumando años se van despegando un poquito más. Y otro poquito más. Y otro más. Hasta que se marchan realmente, se van a vivir su propia vida independiente. Y vienen sí, de vez en cuando, a vernos los domingos, algunos. Esos en los que no tienen un plan mejor para pasar el fin de semana.
La maternidad es un brutal movimiento oscilatorio infinito. Empieza con la vida y no, no acaba con la muerte.
Brutal. Pendular. Así es... Me tranquiliza saber que no soy la única que se transmuta de Blancanieves en Maléfica en 5 segundos.
ResponderEliminar1 minuto para la reflexión (pero sólo 1):
¿Puede ser que seamos demasiado exigente con nosotras mismas para empezar y luego con el resto también y de repente nos demos cuenta de eso y queramos soltar cuerda de nuevo para compensar, momento en que indefectiblemente alguien va a subírsenos a las barbas y provocar en nosotras la necesidad imperiosa de tensar de nuevo?
Creo que nos comemos mucho el coco y dejamos que nuestra propia autocrítica nos coharte y nos machaque.
(fin de la reflexión)
Tuve un jefe que viendo cómo le daba yo vueltas a un tema y cómo eso me impedía avanzar me dijo: "Hazlo lo mejor que sepas. Deja de juzgar tu trabajo constantemente, así no avanzas. Ya lo juzgarán lo demás".
Bueno, no sé. Ahí lo dejo... a veces aparece esa frase en mi memoria (no sé muy bien con qué propósito, probablemente el de que me coma más la cabeza todavía aún si cabe). Como todos los comentarios fuera de contexto... hay que cogerlos con pinzas.
Que tengas un buen (y despendolado) día, Bego :-)
Menudo etradón, lo has bordado..... Coincido con nunanaru.... nos comemos mucho el coco y eso a veces hace que pasemos de un estado a otro completamente opuesto en cuestión de segundos...... creo que todas lo hacemos y así, esta palabra, tiene que estar obligatoriamente en este diccionario maternal.....y nos guste o no, seguiremos haciéndolo, yendo de un lado a otro......
ResponderEliminarBesazos!!!!!
Bego, me vi reflejada en tus palabras y eso que no soy libra. Ya lo dije en algún post, la maternidad saca lo mejor y lo peor de mí. No es broma. Pienso que Nuria tiene razón, conociéndome sé que me como el coco y me sobreexijo todo el tiempo. Si las cosas no salen como espero tiendo a frustrarme. Por eso volví a terapia, para encontrar el equilibrio que hace tiempo perdí jajaja.
ResponderEliminarLa maternidad arrasa como topadora!!!
Besazo, amiga. Placer leerte, siempre!
Aquí otra libra viviendo una nueva maternidad descompensada y en constante búsqueda del equilibrio ¡que no llega!
ResponderEliminarLeerte también sugiere un movimiento pendular, pero el mismo que provoca una mecedora: un placer.
ResponderEliminarLo que cuentas es tan brutalmente duro como real. Yo también lo experimento, perl cada vez menos porque voy aprendiendo y tengo la suerte (ahora) de poder trabajar menos fuera y más en mí...
Y te diré algo que me ha ayudado, y que como begocouch seguro que sabes ;) No hay culpa, sino RESPONSABILIDAD. Si nos centramos más en lo segundo en detrimento de lo primero, tendremos una poderosa herramienta de rectificación, mejora, compensación y avance. La culpa solo genera remordimiento y bloqueo.
Mil besos y mucho ánimo, madraza.
Lo que nos gusta ser madres, y la cantidad de emociones y pensamientos contradictorios que pasan por nuestra cabeza en instantes. Muy bien dicho!
ResponderEliminarQuerida cuánta razón por dios........ te volveré a leer.. porque de repente ha sido llegar al final y quedarme con esa frase embobada pensando a más no poder...
ResponderEliminarLa maternidad es un brutal movimiento oscilatorio infinito. Empieza con la vida y no, no acaba con la muerte.