miércoles, 16 de septiembre de 2015

Cagarla o no cagarla con los hijos


No puedo más.

Lo confieso. Me siento abrumada por la enorme cantidad de información que existe ahora acerca de la maternidad y la paternidad.

Lo peor es que no sé cómo, siempre acabo leyendo esos artículos que pululan por la red del tipo: "lo que nunca debes decirle a tu hijo", "8 maneras de cagarla emocionalmente con tus hijos", "10 consejos para fomentar la autoestima de tu prole" o "el día que aprendí a respetar sus ritmos". Los leo y releo, pues casi siempre el concepto es el mismo, pero me quedo igual que estaba.

Desesperada, agobiada y sin respuestas sobre cómo afrontar mi propia maternidad y mis propios conflictos familiares. Como si cada cosa que hago sólo estuviera contribuyendo a una cagada monumental-maternal de libro.

Todo suena muy bien sobre el papel. Todo eso de tratarles como lo que son, no enfadarnos con ellos porque derraman la leche o se ponen perdidos de chocolate, dejar de gritarles porque se paran a mirar las hormigas mientras nosotros llegamos tarde al curro, prestarles atención de la buena, respetar sus opiniones y gustos, darles espacio, etc, etc.

Pero, a la hora de la verdad, la vida es mucho más que todo eso. El día a día está plagado de momentos críticos, instantes en los que toda calma puede convertirse en tormenta y dejarlo todo arrasado a su paso. Porque seamos francos, no todas las tensiones del hogar viene provocadas porque nuestros angelitos son angelitos y nosotros somos pobres ignorantes adultos sin compasión metidos en una burbuja de prisas, consumismo y estrés por llegar a todo.

En mi casa esto de las tormentas sucede fundamentalmente en dos situaciones: las interacciones entre las hermanas  y la hora de los deberes de la pequeña.

Teniendo en cuenta que esto sucede a diario...tiemblo de pensar en lo que se me vuelve a venir encima. Maldita rutina.

Se junta todo. El mal de genio de una y de otra, dependiendo del instante del día. Las susceptibilidades de ambas por aquello de "me ha empujado-rozado-pegado aposta". Los celos. El cansancio, el estrés por tener que hacer todo lo que hay que hacer antes de irse a la cama (pronto que al día siguiente hay que madrugar), el "quiero contar todo lo que me ha pasado hoy" y yo "quiero preguntarte un montón de por qués", todo al mismo tiempo.

Total que al final estamos siempre empantanados con alguna discusión que nos lleva a estar de mal rollo. Y esto no puede ser. Tiene que acabarse este ritmo porque si no, me acabaré yo misma, que me va a dar un jamacuco en medio de este descoloque de mes de septiembre. Porque menuda vuelta al cole que llevamos. Entre colegio de primaria sin clases por la tarde por un lado e inicio de instituto (situado en otro barrio, no digo más) por otro, cada noche siento como si me hubieran sacudido por la ventana cual alfombra. Y eso que aún no hemos entrado de lleno en el curso.

Lo que peor llevo, y ya no sé qué más trucos inventar ni qué nueva teoría maternal probar para mejorarlo, es lo del mal genio .

¿Qué más puedo hacer? Aparte del diálogo, del predicar con el ejemplo y de premiar su buen comportamiento, sin castigar el malo (a no ser que la cosa se vaya de madre) no me quedan muchas más opciones. ¿O sí?

Si alguien en la sala ha escrito o leído algún método nuevo que me pueda servir para gestionar la ira infantil, que me lo diga por favor. He intentado usar la peli de Inside Out como guía y, de nuevo, ha sido en balde.

¿Soy yo la única que se siente un poco perdida en este mar de información?


4 comentarios:

  1. Una vez le dije a alguien lo mismo que estás diciendo ahora y me dijo: "pues la cosa va a peor hasta los veinte"

    Resignación y si te sirve de consuelo (que no creo) como tú estamos muchos.

    Juanjo

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  2. yo solo puedo decir dos cosas:

    1. todos los padres la cagan, más que nada porque es nuestra misión como hijos desafiar y retar sus decisiones.

    2. yo dejé de pelear con mi hermana cuando entré a la universidad, creo. pero algo que hacía mi mamá era sentarnos frente a frente (a un metro, no sea que nos fueramos a las manos) con la obligación de mirarnos a la cara, al final siempre nos reíamos.

    suerte, ánimo y paciencia ^^u

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  3. Creo que todas estamos igual o parecido y nosotras niñas de algún modo diferentes con su problemática que muy pocos saben entender (ni siquiera lo intentan). A mi me funciona no gritar nunca, me costó mucho esfuerzo controlarme pero a día de hoy puedo decir que llevo meses sin levantar la voz y eso a mejorado sustancialmente la relación con mi hija y con la familia en general. Intento hablarlo todo, usamos el "Emocionario" o cuentos similares. Respecto a los deberes yo no se que decirte A es super responsable incluso demasiado.
    Deja de leer y usa tu instinto... solo podemos hacer lo mejor y yo intento convencerme de que lo hago bien y si tomo una decisión que luego no parece tan buena, intento pensar que la otra opción hubiese sido peor... A veces hasta me lo creo. Ánimo, son etapas

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  4. Hola, cómo me suena toooodo lo que cuentas .... y no, no tengo respuesta a lo de luchar contra la ira infantil, la tengo en casa, arriba, dormida, por que llegó de clase gritando, llorando, gritando y pegando, al final he perdido la paciencia por 5 minutos y la he castigado ... conclusión ... se ha dormido!! Ains hace un año yo era una mujer al borde de un ataque de nervios, las nenas siguen igual, la que he aprendido, por mi propia integridad mental y física, soy yo a colmarme de paciencia y contar hasta mil ... en vez de mirar artículos de crianza, que a mi me suelen enfadar bastante, mira alguno de meditación o similar y las puedes poner a ellas a meditar!!!!

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