martes, 1 de septiembre de 2015

Soy una Madre, y punto.


Hace unas horas, mientras comía, me llegó una supuesta declaración de Sandra Bullock acerca de su maternidad a través de Facebook, ese inmenso país de más de 1.600 millones de almas.

Ella dice algo así como que está cansada de escuchar que su hijo, al que adoptó hace unos cinco años, no es su hijo por no ser de su sangre y también está harta de que la llamen siempre madre adoptiva.

Sé que el escrito de Sandra Bullock iba dirigido a conseguir otro fin distinto que el de abrir los ojos a la gente, y a conseguir firmas para que dejen de ponernos la etiqueta a las familias que nos hemos formado mediante la adopción. Iba destinado a sensibilizar sobre la adopción de perros, loable fin igualmente, aunque a mí no es lo que más me ha impactado de sus palabras.

"I'm a Mother. I need no other label or prefix".
(Soy una Madre. No necesito ninguna otra etiqueta o prefijo)

Yo también estoy cansada, hasta el infinito y más allá, de esa etiqueta. De ser para muchos una madre adoptiva. De ser una madre adoptiva que, además, es madre biológica.

Esa continua distinción que hacen los medios de comunicación. Lee si no cualquier artículo de la familia Pitt-Jolie y verás que siempre remarcan el hecho de que algunos de sus hijos son biológicos y otros adoptivos. Y no sólo los medios, sino también la gente de tu alrededor. Puede que muchas veces lo hagan en voz baja, aunque otras no tienen ningún pudor en comentarlo de viva voz. Muchas veces por desconocimento y otras por falta de sensibilidad.

"Ella tiene además otra hija suya", dijo el otro día sobre mí una persona de mi entorno. Quise decirle algo, pero me contuve. Lo dicho, estoy cansada y además, estoy en una etapa de mi vida en la que quiero "dejar ir" las cosas. Relativizarlas para que no me duelan. Tampoco es tan importante corregir a esa persona, que además es extranjera y puede que ni siquiera sepa expresarse bien en mi idioma. Respira. Hondo. Venga va, déjalo estar.

Estaba sola, sin mi hija delante, porque claro, de no haber sido así, no hubiera podido dejar pasar estas cosas, porque a la que le duelen es a ella. Y además, ella no tiene la capacidad de un adulto para comprender estos matices del habla. Ni para gestionar las emociones que le provocan.

Las palabras pueden parecer inofensivas cuando en realidad son bombas de relojería que pueden hacer más daño que pegarse con el pico de un mueble en la espinilla. Mucho, mucho más.

¿Cómo crees que puede sentirse mi hija pequeña cuando escucha cada poco frases de este tipo? Porque no sólo escucha lo que me dicen a mí o lo que yo digo cuando está delante. Escucha lo que dicen los vecinos en la piscina, los niños del parque, los padres del cole, los compañeros de clase, los profesores, los abuelos, los primos lejanos y una señora que pasea por la playa y le toca el pelo porque le encantan los rizos afro. Sin contar lo que sueltan en la tele, en las películas, anuncios, etc. Porque leer revistas o internet todavía no. Ya llegará.

Los niños como ella tienden a compararse de forma constante con sus hermanos biológicos, y sienten, en ocasiones, que no forman parte realmente de la familia porque en realidad tienen otra en algún lugar lejano, Y porque no comparten rasgos físicos contigo. Lo sienten y no lo dicen, al menos no a menudo. Lo demuestran en la forma de comportarse, en lo que dicen, en lo que callan.

"¿Por qué a ella la dejas hacer eso y a mí no? ¿Yo también estoy guapa? ¿Y yo, qué? ¿Y yo qué? ¿Y yo qué? Preguntas diarias que suceden cuando cometes el "error" de permitir que su hermana sea la primera en algo. En recibir un piropo, en servirle primero la comida, en pintarle las uñas. Cosas aparentemente sin importancia que para ella son un mundo. La comparación constante, el sentirse de menos. Por más que la alabemos, la abracemos, la besemos, le regalemos cosas, la dejemos tomar chicle, le leamos cuentos, le prestemos atención, le digamos que la queremos y la cuidemos de la forma que ella necesita. Que no es la misma que necesita su hermana y por eso no lo hacemos igual. Nunca una más que otra. Sólo distinto. Posiblemente lo estemos haciendo mal, como suele pasar en la maternidad-paternidad. Ahora bien, de nada ayuda que el ambiente se empeñe en ponernos zancadillas. Y mucho menos, etiquetas.


2 comentarios:

  1. no se pueden controlar todos los factores, pero si te sirve de consuelo (no) te diré que ni siendo "biológica" se te pasaría, porque a las personas nos encanta clasificar y diferenciar. hace unos meses, en una merienda de 20 personas, llegó una chica con su novio, mulato, y la madre de la chica soltó "ya estoy esperando que se casen para tener un nieto negrito" WTF!

    tiene otros nietos, pero no, tenía que decirlo así y delante de todo el mundo, supongo que para hacerse a la idea, no lo sé. cuando pasan estas cosas me entra una cosa en la barriga que no me deja entender nada más.

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    1. No me extraña que te entre de todo al escuchar estas cosas. A mí me dan mucha rabia y me dan ganas de saltar a la yugular, pero como no puedo, pues eso, me trago la rabia o intento explicar mi punto de vista de forma más o menos racional. Gracias por tu comentario! Bss

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