Pasé un mes de julio tan al límite de mis fuerzas que llegué a agosto exhausta, sobre todo mentalmente, y por eso no pude ponerme delante de la pantalla, ni siquiera de la libreta, dedicando mi tiempo, sobre todo, a disfrutar de la sensación de falsa libertad que se vive en el período vacacional.
Hoy, día 1 de septiembre, cuando el reloj me anuncia que me queda apenas un día de asueto, soy incapaz de pegar ojo.
¿Por qué los humanos, cierta clase de humanos, nos empeñamos en acortar o desvirtuar nuestros momentos de felicidad? ¿Por qué somos incapaces de disfrutar a tope del presente sin pensar en nada más? ¿Por qué tiene que venirme a la cabeza el agobio laboral cuando aún me quedan más de 24 horas antes de volver a enceder el portátil?
Este año ha habido muy poco mar, demasiado poco. Hemos echado mucho de menos nuestra casa de Mazarrón. Ya no es técnicamente nuestra, aunque seguirá siéndolo para siempre en el recuerdo y en el alma.
Nos atrevimos incluso a acercarnos a ella y no derramamos una lágrima. La procesión iba por dentro.
Visitamos nuestro querido restaurante Miramar y comimos un delicioso pulpo. Y marineras.
También, cómo no, estuvimos en el mejor sitio de Mazarrón. El Faro. Las niñas disfrutaron como enanas en su piscina mientras nosotros degustábamos unos granizados.
Otro día fue de reencuentros. La Manga. La casa de unos amigos. Mucha playa, mucho sol, mucha conversación. Buenos ratos.
Otro día fue de reencuentros. La Manga. La casa de unos amigos. Mucha playa, mucho sol, mucha conversación. Buenos ratos.
Tardes y noches en familia. Con la familia extensa. La que viene por mi parte. Padres, hermanos, cuñada y sobris. Comprobar cómo mi linda sobrina de dos años empieza a hablar con esa lengua de trapo que tanto me gusta.
Calor, mucho calor.
Kilómetros, muchos kilómetros.
De Madrid a Murcia. De Murcia a Madrid. De Madrid a Salou con el quinto miembro de la family. Mambo, nuestro perro.
En Salou más familia extensa. De la otra parte contratante. Más mar pero también lluvia. Port Aventura. Reencuentros de malasmadres blogueras (gracias Nuria).
De Salou a Zaragoza. Una boda de cuento. Mucha comida. Mucha bebida. Algún percance.
Y al fin, de vuelta en casa, una semana de vacas más. La gran sorpresa del verano. Nunca habíamos pasado días libres en casa a excepción de los findes o algún día suelto, nunca tantos días seguidos. Una maravilla.
Haciendo nada. Yendo a la pisci. Siestas. Lectura. Risas. Excursiones. Museos. Picnics. Buitrago, Navacerrada. Sentir que el tiempo se estira, que no hay prisas. Que la vida es bella. Que mi familia me encanta.
Y que no quiero volver a trabajar, no quiero la rutina, no quiero madrugar, no quiero que nos vayamos cada uno a un sitio cada mañana y volvamos a vernos cansados al final del día. No quiero no tener tiempo. No quiero.
Esta noche quiero soñar con años sabáticos, con herencias de tíos lejanos que viven en la Conchinchina, con golpes de suerte, con días de la marmota que me devuelvan al 9 de agosto cada amanecer.
La respuesta a tus preguntas no las tengo..... Te diré que ayer eran las 2.45 h y aún deambulaba por la casa sin lograr conciliar el sueño...... Tampoco tuve grandes ideas para post...... Eso si.... Cerré los ojos y recordé esos días de playa y familia no tan lejanos pero si ansiados de nuevo...... Que sepa ningún pariente lejano con un pie aquí y otro allá..... Así que seguiré currando........ Un beso cielo
ResponderEliminarYo tampoco tengo respuestas, y al final me dormí sobre las cuatro o más y no soñé con nada de eso. Voy a aprovechar todo lo que pueda el día que me queda hoy y a empezar con energía mañana. Ánimo con el lunes! Besos
EliminarMi noche pretrabajo ha sido horrible. Me ha costado dormirme, y me he despertado varias veces... Pero ya estoy en el trabajo, y no ha sido tan terrible. Aunque estoy contando las horas para salir ya.
ResponderEliminarMe canso solo de oir todo lo que hicisteis en esas vacaciones que, afortunadamente, he podido "disfrutar" en tiempo real. Qué felices éramos en agosto!!!! Ya queda menos para el próximo verano. Tengo una teoría y es que lo difícil es llegar a Navidad. Después de Navidad las semanas vuelan y ya nos plantamos de nuevo en junio esperando las vacaciones. No se consuela el que no quiere
ResponderEliminarUn resumen resumido pero intenso! Ánimo con la vuelta al cole, que todos estos recuerdos la hagan más leve! ^^
ResponderEliminarpara mí sin duda los mejores días son los libres que pasamos en casa, es como tú dices, no hay prisas y estamos relajados. ahí sí que de verdad descansamos.
ResponderEliminarun beso
Yo como tú, he desconectado como hacía tiempo, jejeje.
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