Seguro que ya has visto la campaña viral que inunda estos días los timelines del mundo entero.
Like a girl es un anuncio de larga duración de una marca de compresas, que trata, como tantas otras firmas que venden productos al segmento femenino, de extender un mensaje positivo acerca de las mujeres.
Bien, siempre es bueno extender mensajes en positivo sobre la mujer, mensajes que salten por encima de esos estereotipos absurdos y trasnochados sobre el sexo débil, la mujer en la cocina, las niñas quieren ser princesas o el fútbol y el bricolaje son cosa de hombres, por citar algunos.
Sin embargo algo me chirría en todo esto. Algo que me resulta complicado de explicar. Algo que he intentado, erróneamente, argumentar en la red social interna de mi empresa, en respuesta a alguien que comentó sobre este vídeo, y que no he conseguido transmitir. En parte porque lo he dicho en inglés y en parte porque necesitaba un blog post enterito, como éste.
Es un buen mensaje, que trata de convencer al mundo de que hacer las cosas como una chica es tan bueno o más que hacerlas como un chico. Intenta quitar la connotación peyorativa al concepto de hacer las cosas como las mujeres las hacen, como las chicas las hacen.
Es una buena campaña desde el punto de vista creativo. El mensaje es muy potente y tiene todos los ingredientes de un buen anuncio viral. Ya se acerca a los 38 millones de visualizaciones en YouTube, y ni siquiera ha pasado un mes desde su lanzamiento. No sé cuántas menciones llevará en las redes sociales. Millones también seguro. Enhorabuena a los chicos y chicas de Leo Burnett por el trabajo. Supongo que ya se imaginan recibiendo esos premios tan ansiados por todo el gremio publicitario, tanto o más que el aumento de la cifra de ventas de su cliente. Una marca, Always, que vende compresas como dije antes y que pertenece al gigante del gran consumo Procter & Gamble.
Entonces, si todo me parece tan bonito, ¿por qué hay algo que no me gusta? ¿Qué me hace sospechar de un simple anuncio que trata de "hacer el bien"?
Ayer escuchaba en la radio que según uno de esos estudios de la Universidad nosécuantitos de USA, las mujeres tendemos a sentirnos mal, bajas de ánimos, con la autoestima por los suelos, cuando vemos en nuestros muros de Facebook lo estupendas que están nuestras amigas.
Da que pensar.
Da que pensar.
Si busco en Google autoestima y mujer me encuentro miles de cursos, seminarios, talleres y consejos varios para reforzar esa cualidad en la mujer, al parecer tan poco abundante hoy día.
Da mucho que pensar.
Da mucho que pensar.
Si yo, que he empleado unos pocos minutos en "documentarme", me doy cuenta de que existe una tendencia enorme a que las mujeres nos infravaloremos, ¿qué no harán estas poderosas multinacionales con sus millones de dólares para encargar concienzudos estudios de mercado y descubrir nuestros puntos débiles? Me los imagino, a todos esos directivos en sus despachos de 100 metros cuadrados, tratando de vendernos cremas que prometen la eterna juventud o un culo de anuncio de bikinis hasta las trancas de photoshop.
He sido testigo de cómo se retocan hasta lo indecente fotos de una importante marca de moda porque a pesar de que los modelos están estupendos, la ropa no queda nunca tan perfecta en la realidad. Horas y horas para mostrar una falsa perfección.
Todo es mentira.
Tratan de mostrarnos un mundo que no existe. Para que aspiremos a ser como nunca seremos y estemos en continua insatisfacción con nosotras mismas.
Como hace también la campaña por la belleza real de Dove, perteneciente a Unilever, otro gigante del consumo que se apropió, de forma muy inteligente, del rol de defensor a ultranza de la autoestima de la mujer. Todas sus campañas posteriores han ido en esa línea y si vas a su página web puedes ver que bajo la sección Our mission dice lo siguiente: Girls Self-Esteem y Real Beauty.
O las de Pantene, como la del Not sorry que puedes ver aquí abajo.
He sido testigo de cómo se retocan hasta lo indecente fotos de una importante marca de moda porque a pesar de que los modelos están estupendos, la ropa no queda nunca tan perfecta en la realidad. Horas y horas para mostrar una falsa perfección.
Todo es mentira.
Tratan de mostrarnos un mundo que no existe. Para que aspiremos a ser como nunca seremos y estemos en continua insatisfacción con nosotras mismas.
Como hace también la campaña por la belleza real de Dove, perteneciente a Unilever, otro gigante del consumo que se apropió, de forma muy inteligente, del rol de defensor a ultranza de la autoestima de la mujer. Todas sus campañas posteriores han ido en esa línea y si vas a su página web puedes ver que bajo la sección Our mission dice lo siguiente: Girls Self-Esteem y Real Beauty.
O las de Pantene, como la del Not sorry que puedes ver aquí abajo.
De acuerdo. Los mensajes son positivos y siempre es bueno que se extienda entre la sociedad el concepto de igualdad, sea de género o de otro tipo. Los anuncios me gustan y de hecho, fui la primera en aplaudir a Dove cuando comenzó con esto. Sí, yo también caí en sus redes.
Pero hay algo en el fondo que no me convence y que me hace replantearme si realmente me gusta o no este tipo de publicidad. Si realmente es mejor que otro tipo de publicidad que no intenta asociarse a la autoestima de la mujer.
Porque imagino a un grupo de ejecutivos frotándose las manos pensando en todo lo que va a vender de esto o aquello cuando consigan llegar al corazoncito de todas nosotras. Hacen como que están de nuestro lado. Hacen como esta gente rica que viste de Zara para aparentar normalidad. Hacen todo lo posible para despertar en nosotras emociones positivas que nos hagan amar la marca y, por ende, comprar sus productos.
Y todo ¿para qué? Para que seamos las más bellas del mundo mundial. Otra vez lo de siempre. Otra vez la angustiosa rueda de la belleza que nos mantiene atontadas y con la autoestima por los suelos.
No hace falta tener cincuenta cremas en el baño, ni siquiera de Deliplus. No hace falta usar la talla 40 o 42 (ya no digo nada de la 38 hacia abajo). No pasa nada si un día nos olvidamos de maquillarnos y ese día precisamente nos encontramos a nuestra compi de oficina divina de la muerte o la vemos en Facebook más delgada. No pasa nada porque tengamos nuestra tripa de embarazadas o nuestras patas de gallo. No pasa nada porque la celulitis campe a sus anchas de cintura para abajo (a veces también para arriba).
No pasa nada.
No pasa nada.
Esto lo repito tanto a ver si me lo creo yo misma.
No pasa nada.
Esto lo repito tanto a ver si me lo creo yo misma.
Y para ello, para creerse estas cosas, nada mejor que escuchar a esta mujer, Colbie Caillat, que con este tema Try, nos anima a disfrutar de esa belleza de verdad que tenemos todas (y todos).
Gracias Nuria por descubrirmela. Me ha gustado mucho. Me la pondría en el espejo del armario.
Yo voy a intentarlo, ¿y tú, te animas?
Comparto esas sensaciones respecto a las campañas publicitarias basadas en la Mujer Real. ¿Quien esa mujer? ¿Y me lo dices tú que vendes cremas y potingues varios? Entendería más que utilizara ese eslogan una empresa de helados, a decir verdad.
ResponderEliminarEs un post genial, Bego.
Un abrazo
Yo he sido de las que ha aplaudido ese vídeo. El de Dove también. Me gusta que se hagan ese tipo de iniciativas, creo que llaman la atención sobre una brecha social. Sea cual sea.
ResponderEliminarPero también pienso que son anuncios con un doble fondo. Como los de las máquinas de depilar,que siempre muestran una pierna sin vello a la que no le hace falta ser depilada...
Es muy fácil aprovecharse de quien tiene baja la autoestima... Y nadie da duros a pesetas.
Me ha encantado el post.
¡Besotes!
¡De nada, Bego! ¡Es un post genial!
ResponderEliminarIncluso las marcas "buenas" siguen intentando vendernos la moto de la belleza física y saben muy bien que la EMOCIÓN es una magnífica forma de llegar al público... y cómo no va a emocionarnos que nos digan que estamos bellas tal cual, en un mundo en que la belleza es moneda de cambio.
¡Gracias por escribir esto!
Real y precioso. Me has hecho reflexionar......
ResponderEliminarGran reflexión Bego. Creo que estar rodeada de mujeres reales nos hace más conscientes de como somos. Yo seguiré rodeándome de ellas. Y aprendiendo..Y la canción, preciosa.
ResponderEliminar¡¡Vale!! Me ha costado, que hoy estoy espesa, y solo gracias a tus palabras he terminado de entenderte. Es el aprovechamiento empresarial el que no te gusta. Pues totalmente de acuerdo, pero ¿sabes qué? Que la publicidad conmigo se ve que no funciona porque yo sí vi el vídeo y no tenía ni idea de que era un anuncio, y mucho menos de qué anunciaba, claro. Jajajaja. Lo mío no es normal...
ResponderEliminarEfectivamente siempre hay una estrategia de marketing detrás... Quieren que creamos algo que no es real. O por lo menos, que esa realidad debe ser nuestra y no porque empresas que tienen intereses nos lo digan.
ResponderEliminarGran post Bego
Vi el otro día, un video de las mismas características, de hacer las cosas como las chicas, primero se les decia a los adultos como era, y luego aparecían los niños y niñas haciendo las cosas como chicas, y era algo muy bonito, porque no estaban las etiquetas que ya nos ponen de serie, sino que era superación, las niñas decía que correr como chicas era correr más rápido, por ejemplo.
ResponderEliminarEl problema es qeu vivimos intentando gustar a los demás, por eso las marcas aprovechan esa debilidad... deberíamos vivir intentado gustarnos a nosotras mismas.
ResponderEliminar