lunes, 27 de enero de 2014

Nada que decir

  

Desde hace unos meses este blog se marchó de vacaciones y los posts sólo aparecen de vez en cuando a saludar.

No es porque ya no me apetezca escribir, ni porque se hayan agotado las historias. Siempre hay algo de lo que hablar.

Aunque a veces, me sorprendo delante de la pantalla en blanco sin ser capaz de escribir ni una palabra, como si ya no tuviera nada que decir.

Por un lado he sentido la necesidad de enfocar mis energías hacia mi nueva aventura laboral. Por otro lado tengo menos tiempo gracias también a mi nuevo trabajo. 

No es cuestión de quejarse de esto. Todo lo contrario, me siento muy afortunada de haber logrado este puesto en este momento crítico, especialmente cuando tenía muchas papeletas para que no fuera así. No hablo francés pero trabajo todo el tiempo con franceses. Y mi inglés, aunque se suponía avanzado en el momento de las entrevistas, me ha jugado malas pasadas en estos meses. 

Tras este tiempo de estreses, de no saber por dónde tirar, de sentirme más sola que la una currando en Madrid cuando mis compis y mi jefe están allende los Pirineos...de mis viajes a Grenoble cada mes...de las reuniones telefónicas en inglés que me sonaban a ruso, he llegado a un punto en el que me siento (más) segura, tanto por el idioma como por todo lo demás. Benditas series en inglés con subtítulos en inglés y bendita BBC.

He cambiado de trabajo muchas veces y por lo tanto, muchas veces he vivido el estrés de los 100 primeros días, donde se supone que está admitido decir tonterías y meter la pata (esto lo comentó el jefe de mi jefe en una reunión hace poco). Y me encanta ese momento en el que tu cabeza hace clic y todo tiene sentido. La jerga (diferente entre departamentos e incluso entre personas del mismo departamento), los procesos, las personas (quién es quién), los truquillos, los intrígulis. De repente un día todo parece tener sentido, y ese batiburrillo de información se conecta y encaja de forma perfecta en tu cerebro, como ese puzle de 2000 piezas que tanto trabajo te costó terminar.

Ahora, llegados a este punto donde mi cabeza tiene espacio para otras cosas, quiero aumentar la frecuencia con la que escribo. No creo que llegue a los fructíferos meses de primavera, en los que casi iba a post diario. Me conformo con dos por semana, paso a paso, poco a poco, para ir aumentando el ritmo si el cuerpo y la inspiración me lo permiten.

Estoy hablando en voz alta. Puede que no sea capaz. Que el día a día, el cansancio, las ganas de no pensar, la pereza del invierno, la del verano o la astenia primaveral, me dejen la mente y los folios vacíos.

Es posible. Vamos a intentarlo.


8 comentarios:

  1. leyendo y esperando al siguiente!!!!
    a mi me pasa igual, y eso que yo ni me lo curro, quiero decir que calidad, la justita, jajajajajajaja

    besos!

    ResponderEliminar
  2. como le dije el otro día a María, tú a tu ritmo, que gracias al feedly ya nos enteraremos cuando haya noticias XD

    :***

    ResponderEliminar
  3. No sabía eso de los 100 días, el caso es que cada uno tiene el ritmo adecuado, y cuando no se tiene tiempo para cosas "superfluas" como puede ser el blog, hay que aprovecharlo en lo importante. Y eso no es otra que la vida 1.0. Pero vamos, que espero que sigas escribiendo por aquí, aunque sea de tiempo en tiempo.

    ResponderEliminar
  4. Me alegra que la nueva posición laboral esté estable y me alegra mucho que quieras volver a escribir. Dos post a la semana es más que perfecto, si escribes mucho es más difícil sacar tiempo para seguirte la pista. ¡Enhorabuena por todo!

    ResponderEliminar
  5. ¡Lo importante es proponérselo! Seguro que puedes con esos 2 posts semanales y si no ¡con uno también nos conformaremos! Porque eso de conciliar la vida familiar con la laboral y además con la 2.0 tiene su complejidad...

    ResponderEliminar
  6. Aquí estaré deseando leerte, ya sabes que soy de tu club de fans....

    ResponderEliminar
  7. ¡No nos abandones! da mucho gusto leerte aunque sea de vez en cuando. (Y qué susto me habías dado, malvada, que pensé que querías despedirte…) A mí me ha pasado algo parecido y ahora estoy intentando que el trabajo no me devore. Pasados los seis meses de enamoramiento, yo quiero seguir siendo yo.

    ResponderEliminar
  8. Tú nunca dejas de tener algo interesante que contar, aunque "solo" sean estas breves pero intensas reflexiones. En mi opinión no hay nada mejor que dejarse llevar y fluir al compás de las pulsiones de cada uno, escucharse y hacer lo que uno sienta en cada momento, sin presiones, prisas ni premisas. A tu ritmo, Bego, pero siempre sincera, siempre tú.
    Ya estoy al día contigo!!! Y un placer leerte, como siempre.
    Tu (futura) editora, que te admira muchísimo.
    Besos!!!

    ResponderEliminar

Me encanta que leas mi blog y si encima vas y me dejas un pequeño comentario me haces la mar de feliz ¡Mil gracias!