Todo estaba listo para comenzar de nuevo el viaje hasta La Spezia, una localidad costera al Noroeste de Italia, región de Liguria. El GPS hablaba por fin nuestro idioma y nos comentó alegremente que llegaríamos a destino en unas dos horas y media (224 km). El camino se hace un poco largo si pones la radio, porque la música suele ser toda similar a las baladas de Eros Ramazzoti. Amore y amore por todas partes, que llega a perjudicarte los tímpanos y los nervios a la par, y para lo que sólo hay dos salidas dignas: apagar la radio o tener Spotify, de pago.
miércoles, 28 de diciembre de 2016
Viaje a Italia: Pisa
Todo estaba listo para comenzar de nuevo el viaje hasta La Spezia, una localidad costera al Noroeste de Italia, región de Liguria. El GPS hablaba por fin nuestro idioma y nos comentó alegremente que llegaríamos a destino en unas dos horas y media (224 km). El camino se hace un poco largo si pones la radio, porque la música suele ser toda similar a las baladas de Eros Ramazzoti. Amore y amore por todas partes, que llega a perjudicarte los tímpanos y los nervios a la par, y para lo que sólo hay dos salidas dignas: apagar la radio o tener Spotify, de pago.
jueves, 8 de diciembre de 2016
Tengo 8 años y no paro de hacer deberes
Un niño que dedica un tiempo excesivo a las tareas escolares (según la OCDE la media española es de 6,5 horas semanales en la ESO, pero hay niños que ya en primaria superan esa media) puede llegar a presentar síntomas de ansiedad y necesitar asistencia psicológica."
miércoles, 2 de noviembre de 2016
Las voces que no escucho
Que vuelvan los sonidos de antes.
Las voces al otro lado del teléfono.
El ring de una llamada de número desconocido.
Las conversaciones entre dos personas que tienen algo que decirse, o quizá nada.
Cuando marcábamos con cierta vergüenza, por si no lo cogía él o ella y nos apuñalaban con un "no está, ¿quieres dejar un recado?"
Que vuelva la luz parpadeando en el contestador y el "tiene tres mensajes nuevos", que era mejor que pusieran en la radio tu canción, o las natillas caseras con galleta maría.
Que vuelvan las tardes enteras tomando un café en el centro. Los paseos mañaneros para hablar por hablar. Las ganas de verse y los abrazos. Los besos que suenan. Las risas que suenan. Las lágrimas que se ven y se oyen.
Que vuelva todo eso que alguien se llevó en un bolsillo, donde cree que guarda toda su vida, mientras ésta, sin mirarle pasa. Y pasa.
lunes, 10 de octubre de 2016
No seré
martes, 9 de agosto de 2016
El viaje (a Italia) de nuestra vida (II): Milán
domingo, 31 de julio de 2016
El viaje (a Italia) de nuestra vida (I)
Manarola, Cinque Terre |
Sí, suena a rollazo puro, pero te ahorras un dineral y no es para tanto. El único cambio fue que, al final, decidimos ir en tren a Venecia, pues sale mucho más barato teniendo en cuenta el precio del seguro del coche a todo riesgo, gasto no previsto inicialmente.
miércoles, 20 de abril de 2016
¿De verdad hay necesidad de tantos deberes?
Mi hija ha tenido más de 30 exámenes desde que empezó el curso. Incluyendo valores éticos, educación física y arte.
Ha leído unos 8 libros obligatorios para clase, aparte de los libros de texto.
Ha hecho varios trabajos en diferentes asignaturas. Algunos en grupo.
Ha estudiado los romanos y las guerras púnicas, las ecuaciones de varias incógnitas, cientos de palabras nuevas en inglés, los ecosistemas, las células y varios procesos vitales. Le français aussi.
La miro y me veo a mi cuando estudiaba en el instituto, incluso me atrevería a decir que cuando iba a tercero de BUP.
Ella tiene doce años y estudia primero de la ESO.
A veces llora porque tiene mucho estrés. Otras veces se queja de que no puede leer los libros que en realidad le gustan por falta de tiempo. Ni hacer sus manualidades, que le encantan. O dibujar, lo que para ella es muy importante. O jugar, pues aún juega, le sigue gustando hacerlo, incluso con las cosas con las que jugaba hace varios años.
No sé qué opinas, pero a mí me duele verla así. Creo que es un sinsentido. Que les están exigiendo un nivel de trabajo muy por encima de lo aconsejable para su edad. Que si siguen por ese camino, ¿que pasará en bachillerato? Los que lleguen y sigan queriendo estudiar, porque esa es otra. Querer seguir estudiando cuando llevas un ritmo descomunal durante cuatro años, sin tiempo más que para ir al instituto y volcarse en los libros... de texto. Creo que la nueva ley LOMCE no va a conseguir reducir el fracaso escolar, más al contrario, porque aumentará la desmotivación y las renuncias de muchos niños. Ojalá me equivoque.
Y en esas andaba yo, que le comenté al jefe de estudios mi preocupación por mi hija y le comenté que quería que se quedara en casa la semana que sus compis se iban a esquiar, pues mi niña no fue por motivos que no vienen al caso. "Mire, que he pensado que mejor se queda en casa descansando (y dibujando, por ejemplo)".
Total que aproveché la ocasión para comunicarle mi opinión acerca del exceso de trabajo que llevaban los niños este curso. Que son 11 profesores, y cada uno de ellos manda multitud de tareas y que la niña estaba estresada y cansada, y todo eso que he comentado antes. Que por favor lo tuvieran en cuenta de cara al futuro.
Me pidió todo esto por escrito, para tratarlo en el consejo, con la firma de más padres y madres a ser posible. Para que no fuera una opinión personal mía, lo cual me parece muy lógico.
Allá que me fui al grupo de wasap del instituto a exponer los hechos y a pedir apoyo. Y me quedé bastante sorprendida de que muy pocos estuvieron de acuerdo conmigo. Algunos opinaban que no tenían tantos deberes, otros muchos no dijeron nada y también hubo quienes, estando de acuerdo en un principio, prefirieron no aparecer con su nombre en el escrito.
Mientras, leía en las noticias que los niños españoles se sienten presionados por los deberes según la OMS. Y que según la OCDE los niños de 15 años en España dedican una media de 6,5 horas semanales a los deberes frente a las 4,8 del resto de países industrializados. Mi hija dedica más de 10 horas por semana, si contamos como deberes también los trabajos de clase, los libros obligatorios y los ejercicios y estudios.
A pesar del escaso apoyo recibido por este grupo de padres y madres, sólo nueve personas de un total de más de 80 alumnos en tres grupos, envié la carta.
Fue antes de Semana Santa. Y justo hace una semana mi hija me comentó que todos los profes han empezado a preguntarles si sienten que tienen muchos deberes, a lo que la mayoría, siempre según la versión de mi hija, han respondido que sí. Además han empezado a escribir en la pizarra la lista de tareas del día, de manera que pueden ver qué carga de trabajo tienen y pueden equilibrar un poco las cosas. Esto fue una sugerencia incluída en mi carta, a propuesta de una madre del grupo de wasap.
Son pequeños pasos muy positivos que me hacen ser optimista ante el futuro por dos motivos: porque parece que los profesores se han dado cuenta de esta realidad y tratan de mejorarla y porque una vez más se demuestra que el decir las cosas, el expresar las opiniones de forma respetuosa, el alzar la voz, tiene resultados. Y todo ello, finalmente, va a repercutir de forma beneficiosa en los niños, que es lo que realmente todos queremos.
Sin embargo, más allá de todo esto, del tema deberes sí, deberes no, está el hecho de que el sistema educativo en sí mismo no es el mejor. El objetivo es conseguir niños con notas excelentes en ciertas materias, en perjuicio de otras, para alcanzar buenos resultados en los informes PISA. Intentando cumplir unos programas plagados de contenidos que obligan a ir a toda velocidad, dejando para casa tareas que no da tiempo a terminar en clase. Y dejando por el camino a muchos niños que no entran dentro de lo que el sistema considera "estandar", si es que un niño puede ser considerado "estandar".
Somos muchos los que creemos que las cosas pueden (y deben) hacerse mejor. Más allá del partido de turno, empeñado en salvar la educación con una nueva ley que acaba por ser peor que su predecesora.
Ayer llegó a mis ojos este vídeo de más abajo que circula por internet, en el que algunos famosos ponen voz a esa necesidad de cambio. Un cambio hecho en conjunto por profesores, padres, madres y alumnos. Un giro que tenga en cuenta todo lo que debería tenerse en cuenta para conseguir una educación de calidad, para ayudar a formar a las nuevas generaciones. Nuevas generaciones preparadas para hacer de este mundo un mundo mejor. ¿Utopía? Posiblemente. Nadie dijo que fuera fácil.
No dejéis de leer tampoco este post de mi amiga Noni Medina, donde expresa muy bien ese cambio posible y necesario.
Yo quiero ese cambio y creo en el cambio. ¿Y tú?
lunes, 21 de marzo de 2016
Hay, sin embargo, días (Día Mundial de la Poesía)
Y aunque rota, viva
Ponerme los puntos y las comas
Hay, sí, esos otros días
Disfrazada de esa que no eres
Hay, sin embargo, otros días en los que me miro a los ojos
sábado, 5 de marzo de 2016
Mira el lado positivo
¡¿Cómo que mire el lado positivo?!
lunes, 15 de febrero de 2016
¿Por qué has adoptado si podías tener hijos biológicos?
Red Thread Legend Series, Beili Liu |
Hace unos días encontré en mi muro de Facebook una pregunta lanzada al aire por una madre de dos niños que llegaron a su vida mediante la adopción.
La pregunta iba a destinada a las personas que, como es mi caso, tenemos hijos mediante la adopción y, además, mediante la biología.
¿Cuáles son las motivaciones, planteaba ella, para elegir las dos vías a la vez?
Comentaba que su motivación para adoptar, en lugar de elegir la vía biológica, era principalmente el evitar traer nuevos niños al mundo cuando ya existen otros muchos que necesitan una familia. Por ello, le parecían vías contradictorias.
Yo soy madre. Y lo soy por los dos caminos, el adoptivo y el biológico.
Mi concepto de formar una familia ha ido variando a lo largo de los años. Desde cuando jugaba a las Nancys con mis amigas y tenía una cuqui parejita de bebés blancos. Pasando por la etapa en la que renegaba de esos mocosos locos bajitos, sin olvidar cuando decía que yo iba a ser madre a toda costa, con o sin pareja. Hasta llegar a mi preciosa familia actual. Hubo un época que hasta quise ser madre de familia numerosa. Cielo santo.
Ser una madre como yo suscita muchos interrogantes en la sociedad. Y lo entiendo. Si yo misma me paso la vida cuestionándome todo, cómo no iba el resto del mundo a hacer lo mismo.
La mayoría de esta gente que se pregunta cosas sobre mi familia, no ha llegado nunca a decírmelo abiertamente. Gente que nos ve por la calle o en los restaurantes, familias del cole, amigos de amigos que nos encontramos una primera (y única) vez, familiares lejanos.
Otros, los menos, sí que lo han hecho. Gente que, como los de arriba, nos ve por la calle, amigos de amigos que no nos han visto nunca, familiares cercanos y lejanos, peluqueras, profesores, estudiantes, solteros, casados, con hijos y sin ellos, niños de cinco años y ya no recuerdo quién... La curiosidad no conoce fronteras.
Estas son más o menos las formas de plantear sus dudas:
Preguntas a bocajarro y sin mucho tacto (*):
(*) Respuestas posibles al final del post.
Preguntas prudentes y educadas
Preguntas infantiles
¿Por qué tienes una hija blanca y otra negra?
Preguntas de certificado de idoneidad
Dentro de cada una de ellas, a su vez puede haber más intrígulis por tratarse de segundos matrimonios o arrejuntamientos. O terceros. O también si la pareja, cuando la hay, es de personas del mismo sexo.
El paisaje familiar es variopinto. Y voy más allá, las motivaciones de cada uno para decidir adoptar y/o tener hijos mediante la inseminación, natural o no, también pueden ser muy distintas.
Lo que tengo claro es que la gran mayoría de estos padres y madres del mundo, los que voluntariamente decidieron serlo, dirían que quisieron entrar en este grandioso viaje de la maternidad y paternidad porque deseaban con todas sus fuerzas tener un hijo. Da igual si ese hijo salió de la tripa de su madre actual o de otra madre anterior que no pudo/supo/quiso hacerse cargo de ese hijo.
La principal motivación es tener un hijo. Criarlo, quererlo, protegerlo. Con todo lo que eso conlleva.
Y esa ha sido, desde luego, mi principal motivación para ser madre.
Después vienen los matices.
Muchas parejas llegan a la adopción como su última vía para ser padres. Cuando la vía natural no puede llevarse a cabo debido a infertilidad, esterilidad, enfermedad. Y me parece perfecto. Siempre y cuando sean capaces de comprender que la adopción no les hace padres o madres de segunda. Lo otro no sería perfecto, no porque a mí no me lo parezca, sino por lo que tiene de sufrimiento para ellos y para ese niño que será adoptado.
Otras parejas, como la que inspiró la redacción de este post, deciden ir directamente a adoptar porque consideran que es la mejor opción posible, dado que el mundo está lleno de niños desamparados. Y me parece también perfecto. Siempre que no consideren que tener hijos biológicos es un acto menos generoso que el tener hijos mediante la adopción.
Después tenemos a las personas que en soledad quieren tener un hijo, mayoría mujeres, y que adoptan porque prefieren esta vía a la de vivir un embarazo en soledad y/o sin saber nada del padre o por temas religiosos, o simplemente por los mismos motivos que en el caso anterior: mejor dar una familia a un niño que ya está en el mundo, que dar vida a otro niño más. Igual de respetable.
Luego tenemos a todos los que deciden que sólo serán madres y padres de niños biológicos, porque necesitan que el hijo tenga sus genes, porque necesitan vivir esa experiencia, porque es lo que han aprendido, porque es lo natural y lo más habitual y lo que lleva pasando toda la vida. Fenómeno. Siempre y cuando no nos miren a los que adoptamos como padres/madres de hijos que no son "propios".
¿Creerá alguien que tus hijos son "tuyos" y te son "propios" por tener tu color de pelo?
Y luego estamos los demás. Los que hacemos las dos cosas a la vez.
También era parte de la historia con mi pareja. Nos queremos, ergo tengamos un hijo resultado de ese quererse.
Por entonces necesitaba gestar un hijo y necesitaba parirlo.
Adoptar significaba dar una familia a un niño que no la tenía, un niño huérfano, creía yo al principio. Una de las muchas ideas preconcebidas sobre la adopción que en mi ignorancia de novata tenía. Una idea muy atractiva para alguien en busca de hacer algo bueno en el mundo, más allá de pagar la cuota anual de una ONG.
Sin esperar a cambio nada más y nada menos que el privilegio de ser su madre y que ella sea mi hija.
Y no, no es que no pudiera gestar más hijos. Es que ni siquiera lo intenté.
Cuando mi segunda hija llegó, sentí que mi familia estaba completa.
Hay montones de modelos de familia, todos igual de válidos, buenos, respetables.
Yo estoy encantada con la mía y muy agradecida.
Con mi hijas, nuestras hijas, que en realidad no son mías, ni nuestras, porque no nos pertenecen, ni son propiedad de nadie.
(*)Respuestas posibles a las preguntas indiscretas:
A/Pues mira verás, es que mi marido y yo dormimos en habitaciones separadas, ¿sabes? y ya no practicamos sexo.
B/Es que lo del embarazo y eso es un rollo, y no veas la lactancia, qué pereza. Mucho más fácil irse a África y traerse un nene de estos tan ricos.
C/Tengo una enfermedad mortal y muy contagiosa. Deja que te quite esa pestaña de la cara.