Casi siempre tomo lo mismo, café cortado y tostadas con aceite de oliva virgen extra. Y el iPad claro, que no falte.
... de meterme a la ducha...
Un poco de maquillaje y peinado para no parecer un zombie. Que a partir de los 40 eso de la cara lavada va a ser que no favorece.
Partimos camino al cole las tres mujeres de la casa y esto es lo primero que vemos al salir del garaje cada día.
Llego a la ofi y aparco en mi plaza. Como no soy VIP, la plaza es al aire libre. Aunque para mí es un LUJAZO contar con ella porque me permite flexibilidad horaria y tranquilidad de espíritu para sobrevivir en ese inframundo de los polígonos industriales.
Entro a mi planta y doy un laaaaaaaargo paseo por los pasillos hasta llegar a mi sitio. Procurando no hacer mucho ruido con los tacones y dando los buenos días a la gente que me encuentro. A algunos tengo que gritárselo porque parece que no me oyen...Me gusta esa costumbre francesa de saludar a todo el mundo en el trabajo aunque no lo de los dos besos que se plantan todos diariamente.
Me siento y enciendo mi ordenador. ¡A trabajar!
En esta sala de reuniones paso la mayor parte de mi jornada, soy la eterna reunida, siempre de acá para allá transportando mi portátil. Al tener un puesto internacional y no tener contacto físico con mis colegas de trabajo o mi jefe, el teléfono es una de mis principales herramientas de trabajo, junto con la webex. La sala podría perfectamente llamarse como yo, es casi mía.
Tomo un café sobre las diez con una compañera. Un rato de charla junto con un poco de cafeína vienen fenomenal para aguantar el día... La taza de la foto no es mía aunque ilustra bastante bien lo que significan estos ratos de café en la oficina, ¿no crees?
Dos días a la semana voy al gimnasio que tenemos en la empresa (step, zumba o mantenimiento). Y dos días más voy a danza en el centro cultural del barrio (lo confieso, sólo llevo con este ritmo dos semanas, a ver lo que aguanto)
Luego como en casa, porque tengo la enorme suerte de poder hacer teletrabajo por las tardes. Eso sí, sola y monda. Aprovecho para mirar twitter y whatsapp.
Tras la comida, que suele ser bastante rápida, me pongo de nuevo a trabajar. Esta vez desde mi salón.
Salgo media hora a por las niñas al cole tres días por semana, y siempre pillo el semáforo en rojo.
Home sweet home |
Mientras se hace la cena, las niñas juegan o ven la tele.
La cena es la única comida del día que hacemos todos juntos, en la cocina. Es cuando hablamos de cómo nos ha ido el día, sobre todo las niñas, que aprovechan para dar rienda suelta a su verborrea, la cual es bastante. Creo que a su padre le tenemos algo acorralado entre todas.
Tras la cena y la correspondiente visita al baño para el lavado de dientes, las niñas van a dormir. Es el momento que más nos gusta del día porque la peque lee un rato conmigo, sin agobios ni correcciones, simplemente leyendo las dos, un rato cada una, por el placer de leer.
Y con la mayor tengo una pequeña charla donde se deja llevar y me habla de las cosas que le preocupan, de sus emociones, de sus sentimientos.
A veces nos saltamos un poco la rutina y jugamos un poco, nos hacemos cosquillas o hacemos un rato el tonto. Me encanta saltarme las normas.
Cuando ellas se duermen, llega nuestro turno. Estamos agotados pero por lo general nos gusta ver juntos algún capítulo de una serie. Otras veces él dibuja y yo escribo. Otras veces hablamos. Alguna que otra vez, todo esto a la vez.
Y para terminar, si no hemos caído rendidos antes...un poco de lectura. Últimamente leo dos páginas y me quedo KO. ¡Buenas noches!
me ha gustado la idea, me la voy a copiar! :D
ResponderEliminarMe gusta la idea de hacer un día en imágenes... Ay, qué de largo se hace uno de nuestros días! ;)
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