En aquel frío quirófano, unos médicos hablaban de fútbol y de sus cotilleos de hospital, mientras a la vez me abrían el cuerpo para traerte a la vida. No pudo ser el parto que yo quería, contigo encima de mí y tu padre a mi lado, todos llorando de emoción. Fui yo sola llorando de emoción y con mis ganas de abrazarte contenidas por una hora más.
Allí estaban todos tus abuelos esperando a conocerte y papá nerviosito perdido, como en las películas de antaño pero sin fumar.
Y llegaste tú. Con tu carita redonda y rosada y tu maraña de pelo oscuro. Con esa ropita minúscula que preparé para ti. El gorrito, los guantes. Eras un regalito envuelto en papel de colores. El mejor.
Te abracé enseguida, temiendo espachurrarte. Eras tan pequeña y frágil. Contemplaba con horror cómo te zarandeaba la matrona, queriendo ponerla contra la pared como en las películas de mafiosos. Y respirando tranquila cuando te dejaba.
Intenté alimentarte de forma natural, pero mi inexperiencia, mi desconocimiento y la falta de ayuda me impidieron hacerlo. Algún comentario poco afortunado de una enfermera, mi pequeña depre post parto. Todo se complicó. Siempre me quedaré con esa espinita hija. Si yo hubiera sabido tantas cosas que ahora sé.
En aquella habitación de hospital empezó nuestra vida juntos los tres. Los recuerdo con mucho cariño a pesar de la cesárea que me impedía andar al principio, de las noches sin pegar ojo, de la comida...había flores, bombones, muchos buenos deseos de quienes nos venían a ver, muchos besos, muchos abrazos, muchas fotos, mucho amor.
Quería escribir un post hablando de todo lo que eres, de lo maravillosa que eres, y se me está yendo por otros derroteros. El día que naciste fue muy grande y no puedo evitar hablar de ello hoy. El día que hace once años de aquello.
Tendría tanto que decir de ti, tantas cosas han pasado, hemos pasado juntas todo este tiempo.
Pero no las voy a decir, tranquila, no voy a contar por aquí tu vida.
Sólo quiero desearte un muy feliz día de cumpleaños preciosa. Rogando para que sigas siendo la niña buena que has sido siempre, con tu inteligencia tranquila, tu reconfortante empatía, tu amor por las cosas bonitas, tu creatividad a raudales, tu enorme sensibilidad.
Mi niña bonita. Siempre estaré aquí para ti, no lo olvides. Acompañándote en tu camino.
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Feliz 11 cumpleaños a las dos!! Precioso post, Bego...
ResponderEliminarMuchas gracias Ruth, besotes!
EliminarPues he llorado mucho Bego. Siemrpe que te visto leo unos post fabulosos. Feliz cumpleaños a las dos. Hermoso post, que la vida les de mucha salud y años para disfrutarse. Saludos afectusoso desde Budapest
ResponderEliminarMuchas gracias Bea, aunque tarde, llego a responderte. Normalmente tengo poco tiempo y lo empleo en escribir, sin poder responder. Hoy he releído este post y tu comentario y me he emocionado otra vez. Un saludo fuerte y besos desde Madrid.
EliminarMuchas felicidades para tu hija, y también para ti, convertirse en madre es una experiencia fabulosa. Tu post está lleno de ternura y amor.
ResponderEliminarMil gracias Marta, me encantan tus visitas. Besotes.
EliminarPrecioso post. Felicidades a las dos
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias preciosa, un beso grande.
Eliminar<3!!!!
ResponderEliminarGracias remorada ;-)
EliminarFelicidades!!! Besotes
ResponderEliminarCenquiu! Un besote!
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