Cuando me preguntan mis profes de inglés, los que voy teniendo a lo largo de la vida, cuántos años llevo aprendiendo el idioma (
how long have you been studying english?) me siento como si me hubieran preguntado la edad (
how old are you?) y doy largas:
for a long time, I can't remember and something like that. Con cara de emoticón triste con la cara sonrojada.
Es más, decir que tengo 40 me da menos reparo que decir que llevo estudiando este puñetero idioma desde sexto de la EGB.
Si eres de mi quinta y nunca has pasado más de un mes es un país angloparlante (como yo que estuve allí hace la friolera de 14 años) sabes de lo que hablo. A no ser que hayas sido afortunado yendo a un cole bilingüe de esos carísimos de entonces o que alguno de tus progenitores sea nativo del idioma.
Si no, puede que tu historia se parezca a la mía. Clases mediocres en el cole y en el insti, dos horas por semana, con una pronunciación muy alejada del acento british or american. Y después, interminables academias, cursos intensivos, clases en la empresa, intercambios con estudiantes extranjeros, lecciones online, pelis y series en V.O., intentos de lecturas de libros y periódicos... Siempre con esa horrible sensación de que tu nivel se queda en un punto en el que no puedes avanzar más. Ese upper intermediate tan frustrante y que tan poco ayuda a pasar una job interview o tener una conference call con colegas en Canadá para explicarles los proyectos en los que trabajas con la esperanza de que contratan tus servicios.
Y en esas estábamos cuando empiezo con clases one-to-one, gracias a la generosidad de mi manager en aquel momento. Ahí es cuando me empiezan a dar caña de verdad y me doy cuenta de que lo que yo creía que era un alto nivel de inglés no era nada y que I had no idea about english porque me quedaba atascada la mitad del tiempo y había millones de palabras que eran un completo misterio para mí. ¿Cómo puede ser que ese idioma del demonio tenga piles and piles of words que nunca había escuchado antes? It's amazing!
De repente eché un curri en inglés para un puesto interno, en la empresa que había comprado la mía y a la que se supone yo pertenecía aunque en realidad no (la fusión no se llegó a ejecutar nunca). Con un par. Y van y me llaman. Y me entrevistan. Y me vuelven a llamar. Y me vuelven a entrevistar. Por teléfono, in english. Y me siguen llamando y me citan para verme en persona, face to face. Al final, no entiendo muy bien cómo, me dan el puesto. ¿Y ahora what the hell? No sabía dónde me está a metiendo (o sí). Yo estaba feliz de por fin poner en práctica lo que tanta tiempo y dinero me había supuesto (y a mis padres dicho sea de paso) y ser capaz de superar la barrera esa de hierro (la de cristal es otro cantar) que me impedía desenvolverme con soltura en medio de la lengua de Shakespeare.
La cosa es que, a partir del día en que decidí aceptar el puesto, he vivido un master intensivo acelerado de inglés (junto a otros sobre la empresa y el rol) que acojonarían al mismísimo Félix Baumgartner. Aquel día tuve que presentarme a pelo por teléfono ante todos mis compañeros que se encontraban en una sala de reuniones a 1.200 kilómetros y con mi jefe como maestro de ceremonias, intentando seguir una presentación sobre la compañía en inglés que me sonaba a chino, sin poder ver el power point y con un sonido amenizado con crujidos extraños procedentes del teléfono. Sudores fríos me recorrieron la frente y las manos mientras deseaba que un agujero negro me tragara y que todo eso del nuevo trabajo fuera sólo un sueño. Me sentía casi como la Bullock en Gravity, a la deriva total.
Aquello fue una broma para todo lo que me esperaba después. Montones de conference calls, varias en el mismo día, con acentos francés, americano, británico de la zona de Manchester, italiano y, el que más me gusta, indio. Menos mal que empecé a ver de nuevo The Big Bang Theory y gracias a Raj voy pillando un poquito esa forma de hablar tan peculiar. OMG.
La primera vez que viajé fue todo un show. No entendía de la misa la media. En ninguna reunión. Nothing. La primera noche que salí a cenar con unos compañeros quise hacer como una de las chicas que aparecen en TBBT, escaparme por el baño. Un horror, hablaban super rápido y en el local había una música de fondo a todo volumen, más el ruido de los comensales de al lado hablando en francés.
Al día siguiente me esperaba mi estreno, ante todos aquellos a los que hacía un mes me presenté por teléfono, más el jefe de mi jefe. Glups. Tenía que salir a la palestra a contar lo que había estado haciendo en ese mes y poco que llevaba en el puesto. Tenía mi fabulosa .ppt. Y tenía que contarla. Y allí no había traducción simultánea ni nada de eso que tienen los parlamentarios ni los presidentes de gobierno. Ni que decir tiene que me lo había preparado todo al milímetro. Aunque no me hubieran venido nada mal unos subtítulos bajo las caras de la gente sobre unas google glass.
Salí del paso. No me quedó otra. Mi truco, esperar antes de contestar por si otro se me adelantaba. En caso de que no me quedara otra, responder sin miedo, lo primero que se me venía a la cabeza, que ya luego si eso me iban reconduciendo ellos hacia el tema del que en realidad hablaban.
En todo este tiempo ha habido de todo. Conversaciones de besugos, parrafadas incomprensibles, momentos de verdadero horror, cachondeos varios a costa de mis meteduras de pata (como cuando pedí para comer lengua de buey pensando que era ternera, aunque en este caso la confusión fue en francés), desesperaciones, lágrimas, sonrojos ... Ganas de tirar la toalla no me han faltado.
Sin embargo he tirado p'alante y aquí sigo. Cinco meses después soy capaz de entender casi todo lo que dice mi jefe cuando habla inglés (antes un 40%), muchos de mis compañeros franceses, un alto porcentaje de lo que me cuentan los británicos y americanos y nada en absoluto de lo que dicen los indios. Creo que voy bien. En un año esto está casi superado.
Aunque todavía hace poco he querido que me absorba uno de esos fenómenos Fringe al malentender una frase dicha en una cena y responder con un tema completely different. Por lo bueno (esto es según mi hija pequeña "por lo menos") podré reírme de todo en breve y además es un tema estupendo que da para escribir un post o varios.
Lost in traslation. Así me siento. Cada vez menos lost, es verdad.
Quien me lea y tenga edad y/o oportunidad de poder largarse a aprender el inglés como dios manda que se vaya. Ya. Que no espere más. Yo no lo hice por diversos motivos que no vienen al caso y es una espinita que tengo ahí clavada.
Quien tenga hijos, que no descuide su formación en ese idioma. Es uno de los mejores regalos que podemos darles a nuestros peques. La oportunidad de desenvolverse en una lengua que es completamente imprescindible hoy día para optar a la gran mayoría de trabajos disponibles, que son pocos y muy solicitados.
Luego si eso que aprendan chino.