lunes, 20 de marzo de 2017

Del sinsentido de exhibirnos en las redes sociales

No sé si será la edad o qué. El caso es que llevo días, semanas, meses, en los que cada vez me importan menos ciertas cosas que antes me importaban bastante más.

Como el tema de las redes sociales por ejemplo. Antes ocurría de forma esporádica, ahora me pasa a menudo que me pongo a escribir un post en Facebook o empiezo a subir una foto a Instagram y lo dejo a medias, o lo borro directamente.

Y es que me pregunto ¿para qué voy a decir esto? ¿A quién le interesa? ¿Cuál es el sentido que hay detrás de todo esto?
¿Soy consciente de que estoy regalando a grandes empresas información muy valiosa sobre mí para que puedan venderme más cosas?

Y es que si lo pensamos con detalle, exhibir nuestra vida en las redes es bastante absurdo, a mi modo de ver. Incluso cuando nos limitamos a compartir artículos que nos llaman la atención o a comentar noticias o vídeos virales.

Que si una foto cuando tenemos buena cara, otra cuando la tenemos lavada, otra sobre el lugar donde estamos pasando las vacaciones, o el puente, o el domingo por la mañana. Que si un comentario sobre no sé qué recuerdo de Facebook, que si felicitaciones de cumpleaños a todo quisqui, aunque haga 15 años o 20 que no le has preguntado qué tal. Ahora quiero contarle al mundo que estoy super contenta por el motivo equis y mañana que estoy fatal por el motivo y griega. Mientras tanto gente que no conocemos, o que no recordamos conocer (aparte de varios algoritmos despiadados) nos miran, piensan un segundo en nosotros, nos dan un Like (casi siempre los mismos) o no, comparten nuestra información en sus muros sin pudor, comentan en público o en privado, mientras no les oímos cosas del tipo: vaya, qué gorda o qué delgada o qué rubia, o qué mayor o qué joven, o qué cuqui, o qué plasta o qué sé yo.

Hay mucho de egolatría y postureo la verdad y ya me cansa. Me aburro de ver el de otros y me aburre ver el mío propio. Llevo un tiempo dándole vueltas y hace poco, cuando fui al teatro a ver por fin a mi admirada Sara Baras, me di cuenta de lo vergonzoso del tema. Antes de que comenzara la función, tres parejas que tenía delante, hicieron fotos del teatro y las subieron a Instagram. Yo iba hacer lo mismo y de pronto pensé, ¿para qué? ¿Para presumir? ¿Para que 10 ó 20 personas me digan que les gusta? ¿Por qué tenemos esa necesidad de documentar cada movimiento que hacemos? ¿No es mejor que esto quede solo para mi y mi pareja? Lo peor fue la gente haciendo fotos con flash en mitad del espectáculo para continuar con el momento "mira como mola lo que hago".

Mentiría si dijera que yo no soy así, reconozco que he pasado por una etapa de no poder dar un paso sin pensar si lo que iba a hacer tenía sentido colgarlo por ahí. Y no, no voy a cerrar todos mis perfiles en un ataque de conciencia extrema. No creo que lo haga. Al menos no a corto plazo.

Lo que sí quiero hacer, una vez tomada conciencia de la verdadera naturaleza de las redes y del sinsentido de la exposición  constante, es racionalizar mucho su uso, limitarlo a actividades no tan personales y más relacionadas con la escritura o con los temas universales que me preocupan, y  reducirlo a la mínima expresión.

Y dedicar ese tiempo a cosas mucho más enriquecedoras como tener una charla en persona con alguien, escribir, pasear, leer, hacer deporte, cocinar o salir a tomar el sol de la primavera que hoy se estrena. En definitiva, vivir la vida.

3 comentarios:

  1. Yo no tengo Facebook, nunca le he visto el sentido para mi. Tengo instagram privado y sólo llegué a publicar dos fotos para mis tres seguidores: mis dos hijos y mi hermana.
    Me gusta escribir y por eso tengo un blog anónimo al que acudo cuando me apetece.
    Me gusta que os vayáis pasando al otro lado, aunque sea poco a poco, porque de verdad que visto desde fuera, el exhibicionismo vía redes sociales, excepto en contados casos, tiene poco sentido.
    Un beso

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  2. Te entiendo porque me ha pasado lo mismo, de repente un día pensé ¿y para qué? Y volví a mis inicios, a escribir en el blog cuando creo que puede ayudar a alguien y poco más. Lo de perseguir la gloria 2.0 me viene grande y al final documentar todo lo que vivo me parece agotador. Un saludo

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  3. Estoy pasando por una etapa parecida, pero me da miedo dar el paso y cerrar mi FB personal porque eso me aisla y ya bastante aislada estoy de todo lo que era conocido.

    Pero entrar y encontrarme con tanta intensidad entre recetas hipercalóricas me sobrepasa.

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