La primera vez que vas a un trabajo nuevo da un poco más de yuyu que lo del pollo. Aunque como he pasado por múltiples empresas a lo largo de mis 18 años de carrera, casi que lo del animalico es peor. ¿Qué hago yo con esa cosa extraña con pinta de esqueleto que me apareció junto a la pechuga y los muslos? ¿Para qué sirve tal parte del cuerpo? Por si acaso permanece en mi congelador, junto a las cabezas de pescado del año pasado.
No, en serio, hay cosas que he hecho por primera vez muy tarde. Cosas que por lo general todo el mundo ha hecho ya, a mi edad, hace siglos. Y no, no pienses en sexo que no van por ahí los tiros ni voy a hablar de ello aquí. Mi madre me lee. "Hola, mamá".
Cosas como ver la Guerra de las Galaxias (a los 28 años), probar el queso de Cabrales (a los 35), montar en el Teleférico de Madrid (a los 41), actuar en un festival de baile (32), visitar el Palacio Real (40) o comprar legumbres a granel en la frutería. Y el pollo, no nos olvidemos del pollo.
Me viene a la cabeza la primera vez que hablé en inglés en una entrevista de trabajo, tenía 26 años. Fue un desastre absoluto y no me dieron el trabajo. Aunque tuve una segunda oportunidad y al final lo conseguí. Otra cosa no, pero si se trata de preparar algo a conciencia, a eso no hay quien me gane.
Si echo la vista atrás, cuanto mayor me hago parece que me quedan más cosas por hacer. Y me agobio porque el tiempo es limitado. Y yo aún no he comprado un pulpo fresco para hacer al horno. Ni he faltado al trabajo fingiendo estar enferma, quedándome en la cama hasta las mil, sola o acompañada. Ni he hecho El Camino de Santiago. Ni he montado en auto caravana. Ni he ido a un concierto de U2.
Aunque sí he sido primeriza para otras cuestiones en las que un alto porcentaje de la humanidad suele ir un poco más lenta. Como dejar la casa de mis padres a los 17, hipotecarme a los 27, ser madre a los 30 (que parece que no pero hoy día es ser madre joven) y teñirme el pelo desde los 16, para lo cual me podía haber estado quieta. Si hubiera sabido que ahora tendría que hacerlo cada tres semanas.
Las primeras veces. Momentos de emoción y de inquietud al mismo tiempo. El sabor de lo nuevo, el miedo a lo desconocido. El atractivo de vivir cosas diferentes que nos saquen de la rutina, que nos aporten puntos de vista que desconocíamos, sabores y olores que no imaginábamos, cualidades nuestras escondidas. Como la de hacer caldos con las cosas extrañas que congelamos.
La primera vez de todo da hasta vértigo..... Hasta el pollo entero...... Yo te en muchas cosas he sido primeriza tarde..... Tomar un GinTonic por ejemplo...yo,era de voz a a secas, disfrutar de una buena ensalada por ejemplo.... Si si... Hasta los 30 bien bien..... Comer una fresa, ir sola al cine, comprarme una moto y un coche sin consultar a nadie, yo,solita porque yo lo valgo, tener una cuenta corriente yo sola.... A los 30 la abrí....
ResponderEliminar(Se cortó) .... Y muchas otras........a
ResponderEliminarUn besote
Qué curioso Bea! Lo de la ensalada y la fresa, y la cuenta...me encanta conocerte un poco más, gracias por tu comentario guapa! Besos
EliminarLas primeras veces, con más o menos miedo, más o menos nervios, más o menos ganas siempre son únicas y lo que mola es disfrutarlas. ¡Besos!
ResponderEliminarA mí me encanta probar cosas nuevas, hacer algo por primera vez, aunque a veces me de un poco de miedo...gracias por leerme preciosa y comentar. Besos!
Eliminarme ha encantado!!! el pollo despiezado siempre, solo se aceptan enteros para hacer de hilo conductor! x)
ResponderEliminarJolines, lo del trayecto en coche, al trabajo y embarazada, al misma edad que yo, o dejar la casa de mis padres también con 17... coincidencias? :p
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