Por ser, simplemente, más jóvenes, y no necesariamente más guapos ni más modernos o más listos.
Juventud, divino tesoro.
Lo bueno de tener más de 40 años es que este hecho te importará cada vez menos. Éste y muchos otros asuntos pasarán a engrosar un lista (¡otra más!) de las cosas que te importan (casi) un bledo, un comino o una caca de la vaca.
"Frankly, my dear, I don't give a damn"
Que alguien se moleste porque digo que NO
Estoy harta de leer artículos que predican que para vivir menos estresados y ser más felices tenemos que aprender a decir que no. Pero nadie te dice que, cuando lo aprendes y pones en práctica, te criticarán por ello, hablarán de ti a tus espaldas en grupos de wasap alternativos o serás parte de algún meme privado.
Lo importante es que como todo lo demás, cuando llegas a los cuarenta empieza a parecerte todo ridículo, y prefieres ser criticada a tener que asistir a ese evento familiar que no soportas.
Incluso eres capaz de sacrificar ese punto de más en tu evaluación anual de la empresa (que por otra parte de poco sirve) con tal de evitar tener que hacer el curro de cinco personas a la vez o verte colapsada por trillones de mensaje de mail.
Parecer una borde ante mi falta de interacción social
Cada día que pasa me apetece socializar menos. No te lo tomes a mal, es que el tiempo es un tesoro que se evapora en un abrir y cerrar de ojos. Y hay que economizarlo, empleándolo sólo en aquello que es útil o nos gusta mucho. Así que lo primero es dejar de dedicar atención a cosas que no son ni lo uno ni lo otro.
¿Grupos de wasap del cole? ¿Grupos de wasap del gimnasio? ¿Grupos de wasap de cumpleaños? WTH?
Esto incluye las conversaciones banales de ascensor. Un buenos días es más que suficiente.
Que alguien se moleste por lo que opino
Me he pasado la mayor parte de mi vida intentando agradar a otros. Llevando extremo cuidado con las cosas que salen de mi boca, o de mis manos cuando escribo (excepto cuando conduzco, que me vuelvo Mr. Hyde).
Y ya me he hartado. No es que me vaya a dar por ir diciendo "verdades" sobre la gente. Lo que voy a hacer es no tener miedo a decir lo que pienso y siento, no temer que otros se rían de mí o piensen que soy idiota. Puede que lo sea o que diga gilipolleces. ¿Y qué? Serán mis gilipolleces y ya va siendo hora de que las suelte al mundo para que se diluyan en la giliposincrasia colectiva.
Que me "recuerden" que algo que estoy comiendo o bebiendo engorda
¿Tú no estabas haciendo dieta?, me dices mientras clavas tu pupila en mi cookie gigante con trozos de chocolate. Y mientras saboreo esta guarrería llena de grasa y azúcar, te clavo mi pupila en tu rostro con ganas de decirte "déjame en paz, guapita de cara, ¿me meto yo con tu bigote?".
Pero me callo y sigo adelante como si el sonido de tu voz fuera el de un irritante mosquito nocturno que finalmente encuentro y liquido.
Compartir espacio en el gimnasio con super cuerpazos
Me ha dado por ir al gimnasio con la edad. Y me doy cuenta de que es algo común. Soy tan normal como creía. El gym está llenito de cuarentañeras y -eros dispuesto a darlo todo por lucir palmito.
Algunos llevan allí toda la vida, ya iban cuando yo, a los veinte, pagué mi cuota anual y fui dos veces. Y siguen ahí. Por eso tienen esos cuerpazos, donde la grasa brilla por ausencia y los músculos brillan, también.
Yo, que soy de tener mi barriguita, y mi celulitis, debería ir tapada hasta las cejas por no poder competir con ellas. Sin embargo me niego. Cuando voy a entrenar lo doy todo. Y cuando se da todo, se suda mucho. Así que me importa un rábano que me cuelgue esa cosa horrible del brazo o se me vea el michelín. Bueno, confieso que algo me importa, por eso voy allí a dejarme la piel, pero como me pongo tan lejos del espejo, no me veo. Así que me visto con mi pantalón corto y mi camiseta de tirantes. Y que me miren, si quieren.
Por supuesto tampoco me escondo para ducharme. El cuerpo es bello y el michelín... realista.
No seguir los consejos de los demás
A la gente le encanta dar consejos. A mí no me va mucho e intento no darlos. Yo si fuera tú...creo que tendrías que...no se te ocurra hacer eso... ¿Quién soy yo para dar consejos a nadie?
Aunque sí escucho los que me dan a mí. He sido mucho de seguir la recomendación de mis amigos (no tanto de familiares) para cualquier cosa. Y ya se convirtió en vicio, hasta que además de los amigos, empecé a escuchar consejos de todas partes. Los blogs, las redes sociales, la señora de la sala de espera del médico... BASTA. Me estoy volviendo ya loca. Porque muchos, para más inri, son contradictorios.
Que bebas mucha agua, que no bebas tanta. Que el pelo largo te envejece. Que esa falda no te queda bien. Deberías arreglarte las uñas. Mejor si te tiñes de morena. No, casi que las mechas te favorecen más. Ponte tacones para ir a la oficina. Los tacones son malos para la espalda. Maquíllate, con efecto "cara lavada" (¿perdona?).
Que si esta peli está fenomenal o que es una bazofia. Que vayas a ver esta expo o que no se te ocurra. Si te duele la cabeza toma esto o aquello. Compra un colchón nuevo. Tira el cepillo de dientes. Jamás limpies tu cara con toallitas.
Apunta a tus hijos a robótica, no les dejes jugar con videojuegos, no les des leche, haz los deberes con ellos. No, mejor no. Internet es el diablo. Las redes sociales el demonio. Y el móvil un arma de destrucción pasiva. Los mejores juguetes son los padres.
¿Me dejáis en paz un poquito?
Estoy segura que tú, si estás en la edad, empiezas también a pasar un poco de todo, ¿a qué sí?
Que si esta peli está fenomenal o que es una bazofia. Que vayas a ver esta expo o que no se te ocurra. Si te duele la cabeza toma esto o aquello. Compra un colchón nuevo. Tira el cepillo de dientes. Jamás limpies tu cara con toallitas.
Apunta a tus hijos a robótica, no les dejes jugar con videojuegos, no les des leche, haz los deberes con ellos. No, mejor no. Internet es el diablo. Las redes sociales el demonio. Y el móvil un arma de destrucción pasiva. Los mejores juguetes son los padres.
¿Me dejáis en paz un poquito?
Estoy segura que tú, si estás en la edad, empiezas también a pasar un poco de todo, ¿a qué sí?